Bruselas

Quién lo hubiera dicho, no es Europa la que sale al rescate de los necesitados en medio de la primera pandemia por , sino China. Al menos esa es la impresión que está prevaleciendo en la narrativa del combate a la enfermedad.

En el aeropuerto español de Zaragoza un avión procedente de China aterrizó con 500 mil mascarillas; en la ciudad italiana de Milán fue desplegado el tercer contingente de médicos chinos; en el puerto aéreo de Atenas la firma Air China desembarcó ocho toneladas de equipo médico, en tanto que un chárter procedente de Xianyang llevó a la ciudad alemana de Leipzig 20 toneladas de suministros clínicos.

Otros vuelos cargados de ayuda procedente de China han sido ubicados en pistas aéreas de Francia, República Checa, Holanda, Serbia, entre otras naciones europeas. “Es un amigo, un hermano”, dijo agradecido el presidente serbio Aleksandar Vucic, al referirse a su homólogo chino Xi Jinping.

En paralelo, Francia y Austria han enviado a Italia las mismas mascarillas que China, la República Checa ha mandado 10 mil trajes de protección a España, en tanto que Alemania está recibiendo en sus unidades de cuidados intensivos a suizos, franceses y holandeses infectados con covid-19. Previamente, durante el periodo de mayor crisis en la provincia de Hubei, la Unión Europea movilizó 12 toneladas de equipo médico de protección.

Otros socios europeos, entre ellos Italia, Hungría, Francia y Reino Unido, contribuyeron al aparato clínico del gigante asiático. Por ejemplo, el 18 de febrero, Berlín envió un segundo avión, con 8.7 toneladas de equipo valuado en más de 150 mil euros.

“Alemania está firmemente del lado de China en la lucha contra la epidemia de coronavirus y está trabajando estrechamente y en un espíritu de confianza con las autoridades chinas”, sostuvo en su momento el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas.

Si la colaboración ha sido recíproca, ¿por qué ha prevalecido en la memoria la imagen de las cajas de ayuda con el sello de la bandera de las cinco estrellas amarillas sobre fondo rojo y no la formada por doce estrellas doradas sobre azul?.

“Se habla mucho de la ayuda china o rusa, pero ¿por qué no decimos que Francia y Alemania han entregado 2 millones de máscaras y decenas de miles de trajes a Italia?” cuestiona el presidente francés Emmanuel Macron.

La respuesta a la frustración del presidente galo no tiene que ver con el problema recurrente de las instituciones de la Unión Europea, su incapacidad de comunicar a la ciudadanía lo que hace por ellos, tiene de trasfondo la utilización de la crisis por parte de China para fortalecerse en el escenario mundial.

De acuerdo con diversos centros de investigación, China está explotando el desplazamiento del ojo del huracán pandémico hacia Europa y Estados Unidos, para ganar corazones y almas, ampliar su influencia y minar la credibilidad de las capitales europeas haciéndolas ver vulnerables.

“El gobierno chino está utilizando la crisis para su beneficio, aprovechando su presencia exterior cada vez mayor en las redes sociales, junto con el uso de herramientas de manipulación de información más tradicionales”, asegura en un análisis Jessica Brandt, del Alliance for Securing Democracy (ASD), un proyecto creado con el apoyo del German Marshall Fund para contrarrestar las operaciones rusas dirigidas a minar la democracia europea y estadounidense.

“Al hacerlo, está moldeando la percepción sobre el modelo de gobernabilidad chino, el papel de China en el orden internacional, la relación transatlántica y la fuerza de atracción sobre los sistemas democráticos”.

Fake News

El régimen chino trata de proyectar su influencia a través de la diseminación de noticias falsas en las redes sociales, Twitter, YouTube y portales patrocinados por el estado, “con el objetivo político de perjudicar a la UE”, según un reporte divulgado por EUvsDisinfo, el grupo de trabajo de lucha contra la desinformación del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS).

Sostiene que medios estatales y autoridades gubernamentales chinas están promoviendo teorías no probadas sobre el origen de Covid-19, también hay una campaña proactiva en torno a la entrega de ayuda humanitaria que supone “un desafío a la reputación de otros donantes”.

“La cobertura china destaca las muestras de gratitud de algunos líderes europeos en respuesta a la ayuda china”, sostiene el estudio.

“Los medios de comunicación controlados por el Estado y las redes sociales chinas, promueven enfáticamente la idea de que el modelo chino es superior en la lucha contra Covid-19, al tiempo que destacan las expresiones globales de gratitud por la entrega de ayuda china, incluso en Italia”.

En ASD existe la convicción de que la conflictiva postura mostrada por China en redes sociales respecto al coronavirus, constituye un claro distanciamiento de su comportamiento anterior y una señal preocupante hacia la adopción del estilo ruso de manipulación de la información, aunque con el objetivo de promover una imagen positiva del país y su gobierno.

“Beijing está propagando múltiples teorías conflictivas de conspiración con la finalidad de sembrar dudas en el contexto de un evento geopolítico importante, utilizando canales de medios diplomáticos y estatales, así como sitios web conspiratorios no transparentes”, sostiene Brandt.

Explica que este tipo de comportamiento podía esperarse de los rusos, pero no de los chinos, quienes hasta ahora se habían mostrado más sutiles y cuidadosos en la manipulación informativa dirigida al exterior.

Afirma que el enfoque de Beijing se había centrado en suprimir el contenido crítico mediante la cooptación, la creación de medios estatales y la censura, y no la contaminación del espacio informativo con material engañoso.

“El cambio de curso podría marcar una nueva fase en los esfuerzos de influencia de Beijing”, advierte la investigadora.

Más allá de las eventuales operaciones ocultas, hay un claro incremento del activismo del cuerpo diplomático chino, principalmente a través de Twitter, herramienta de comunicación bloqueada en China.

Según el programa de datos Hamilton 2.0 de la ASD, desde el inicio de las protestas antigubernamentales en Hong Kong, marzo de 2019, se ha registrado un aumento mayor al 250% de las cuentas de Twitter asociadas al cuerpo diplomático chino, una señal clara del interés por incrementar la presencia externa a través de las plataformas occidentales.

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