Managua.— El cardenal emérito de Nicaragua Miguel Obando y Bravo, fallecido el domingo a los 92 años y caracterizado por influir en la vida política del país como mediador, fue despedido ayer en una misa de cuerpo presente.
Desde Roma, el papa Francisco lamentó la muerte del cardenal, de quien destacó su "generosa fidelidad" y su entrega "al servicio de Dios y de la Iglesia".
A la homilía, que se efectuó en la Catedral Metropolitana de Managua, asistió al menos medio centenar de personas, el cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, y otros religiosos.
El cardenal Obando, que presidía la Comisión de Verificación, Reconciliación, Paz y Justicia del Gobierno de Nicaragua, fue condecorado hace seis años por el presidente Daniel Ortega con la orden de la independencia cultural Rubén Darío.
Obando y Bravo, declarado Prócer de la Paz y la Reconciliación de Nicaragua por la Asamblea Nacional en 2016, fue como una figura controvertida durante la dictadura de Anastasio Somoza y en el primer régimen sandinista, de 1979 a 1990. Recibió sepultura ayer en la Universidad Católica Redemptoris Máter, de la que fue presidente fundador.