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La exdueña de una funeraria y su madre fueron condenadas en el estado de Colorado, Estados Unidos, por vender partes de cadáveres sin consentimiento.
Megan Hess, de 46 años, y Shirly Koch, de 69, diseccionaron unos 560 cadáveres entre 2010 y 2018. De esos restos vendieron partes y órganos a empresas de enseñanza médica que desconocían que habían sido adquiridos de forma fraudulenta.
Hess fue condenada a 20 años de cárcel y Koch a 15.
En algunos casos ambas mujeres vendieron cuerpos enteros, señalaron los fiscales. En Estados Unidos es legal donar órganos, pero no venderlos.
Hess dirigía la funeraria Sunset Mesa en la ciudad de Montrose. La exempresaria cobró a las familias hasta mil dólares por cremaciones que nunca se llevaron a cabo y, en algunos casos, las ofreció sin cargo a cambio de donaciones de partes corporales, agregaron los fiscales.
Utilizando formularios falsificados de donantes, Hess vendió partes de cadáveres, incluyendo brazos, piernas y cabezas, a través de Donor Services, su otro negocio en la misma sede de la funeraria.
Varios familiares que utilizaron la empresa de Hess para cremaciones de sus seres queridos se enteraron luego de que recibieron cenizas mezcladas con restos de otras personas.
"Estas dos mujeres se aprovecharon de víctimas vulnerables que recurrieron a ellas en un momento de dolor y tristeza", dijo Leonard Carollo, agente especial del FBI en Denver, en un comunicado.
"Pero en lugar de ofrecerles orientación, estas mujeres codiciosas traicionaron la confianza de cientos de víctimas y mutilaron a sus seres queridos", agregó el agente.
El caso salió a la luz por una investigación de Reuters que llevó a una redada del FBI en la funeraria en 2018.
Las declaraciones emotivas de las víctimas dominaron la audiencia judicial en que se dictó la sentencia el martes.
"Cuando Megan robó el corazón de mi madre, rompió el mío", afirmó Nancy Overhoff, según el diario Denver Post.
La jueza Christine Arguello describió el caso como "el más agotador emocionalmente que he experimentado".
La magistrada ordenó que las dos mujeres fueran enviadas a prisión de inmediato.
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