Madrid.- Por lo general, las parejas en fase de disolución tratan de alcanzar un acuerdo sobre los términos del divorcio y el antes de acudir a los tribunales; sin embargo, cuando el consenso no llega, el proceso de ruptura se vuelve extremadamente complicado.

En estos casos, la custodia de los hijos es el principal escollo.

En algunos países como España hay padres que consideran que existe un agravio comparativo ya que, según ellos, a pesar de los avances en esta materia la justicia sigue favoreciendo mayoritariamente a las mujeres a la hora de establecer las consecuencias de la ruptura.

“España ha vivido grandes cambios en materia de custodia en las últimas décadas: de un sistema en el que la custodia monoparental era la norma general, a favor casi siempre de la madre, nos encontramos con un escenario nuevo, donde la custodia compartida debe ser, según nuestro Tribunal Supremo , la opción aplicable por defecto”, señala la abogada familiar Elena Crespo Lorenzo.

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La custodia compartida permite a ambos progenitores, tras la separación matrimonial o el divorcio, ejercer la tutela legal de los hijos menores de edad en igualdad de condiciones. Para ello debe existir entre los padres una relación de mutuo respeto , que permita la adopción de actitudes y conductas que beneficien al menor en todos los aspectos. Esta figura contempla también la convivencia alternada con los hijos, dependiendo de la disponibilidad de tiempo.

Algunas Comunidades Autónomas españolas ya han introducido legalmente la corresponsabilidad en la tutela como opción preferente para equiparar derechos y evitar que uno de los progenitores, por lo general el padre, resulte perjudicado tras la separación en su relación con los hijos, aunque la custodia monoparental sigue siendo la más frecuente.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, apenas en el 30 por ciento de los divorcios que se producen en España se otorga la custodia compartida. Un porcentaje insuficiente para muchos padres que, a la hora de sentar las bases de la disolución matrimonial, se sienten en desventaja ante los jueces.

“Las leyes no son equitativas, porque al menos en España se aplican todavía de forma absolutamente diferente según los casos. Hay sobre todo una politización excesiva del tema en busca de votos, dando más privilegios a unos que a otros, en este caso más a las mujeres”, señala a EL UNIVERSAL Juan Carlos López, presidente de la Asociación de Padres de Familia Separados (APFS) de España.

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“Lo que reclamamos primero es equidad porque, además del trauma que supone la separación para la pareja, por el hecho de ser hombre tienes que luchar de forma muy diferente en los juzgados. Y también pedimos que antes de la separación se aborde a fondo el tema de la mediación familiar, ya que muchas parejas podrían resolver sus problemas matrimoniales sin necesidad de llegar a los juzgados”, agrega.

“Una cosa es romper el vínculo matrimonial y otra son los menores, que serán de por vida hijos de ambos. Eso es algo indiscutible. No puede ser que de un día para otro, seas hombre o mujer, tu vida cambie radicalmente en relación a tus hijos, casi siempre para peor”, lamenta el presidente de la APFS.

No se puede estandarizar todo, ya que no todos los progenitores tienen el mismo trabajo o los mismos horarios; cada separación es única, y la custodia se tiene que adaptar a esas circunstancias, argumenta el padre separado.

Otro de los problemas que afectan a los padres solteros, según la APFS, tiene que ver con los gastos que implica la separación y que recaen normalmente sobre el hombre.

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“En la custodia compartida no sólo las tareas, sino también los gastos, tendrían que ser compartidos por los cónyuges en función de los ingresos de cada uno, ya que hoy en día lo más normal es que ambos trabajen. Si es el hombre el que se queda en casa atendiendo a los hijos, también debería tener derecho a una pensión compensatoria para poderse sustentar. Queremos que sea todo por igual”, concluye el responsable de la APFS.

Durante la pandemia, padres separados de Salamanca (España) denunciaron la disparidad de criterios de los juzgados de familia para mantener o suspender los regímenes de visitas a los menores.

En algunas regiones ibéricas, como Salamanca, Burgos y Palencia, se suspendieron estos regímenes y los menores permanecieron exclusivamente con el progenitor custodio, por lo general la madre, lo que generó un claro agravio comparativo, según los padres.

En la Unión Europea (UE) , el denominador común es alcanzar la corresponsabilidad parental tras la separación de los cónyuges, por lo que las autoridades comunitarias buscan facilitar y normalizar la custodia compartida a nivel continental, equiparando los derechos y los deberes de padres y madres en lo que respecta a sus hijos.

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En Francia está establecida desde 2002 la custodia compartida como norma general, así como en Italia que la tiene regulada desde 2006 con el agregado de que el menor convive alternando temporadas con ambos padres separados, aunque estos no estén de acuerdo.

En el Reino Unido, que abandonó la UE en 2020, la custodia compartida no es la opción preferente, pero los jueces tienden a fomentarla para defender el interés de los menores.

Por su parte, en Alemania y Austria la normativa es más peculiar, ya que si bien la preferencia es que la custodia sea compartida entre ambos cónyuges, este principio solo se aplica a los hijos que nacen dentro del matrimonio. Cuando los progenitores no están casados, las leyes de ambos países establecen la prioridad de la custodia exclusiva para la madre, aunque si ésta lo acepta el padre puede acceder legalmente a la tutela conjunta.