Brasilia.— Asociaciones de periodistas repudiaron el tono agresivo del presidente electo brasileño Jair Bolsonaro contra medios de comunicación del país, así como ataques virtuales y físicos de simpatizantes del dirigente de ultraderecha contra reporteros.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó ayer en un comunicado su “preocupación” por las declaraciones de Bolsonaro. “Nos preocupa que el presidente electo no trace una distinción entre gobierno y Estado, al manifestar que usaría la administración pública para castigar a los medios que le resulten incómodos”, dijo la presidenta de la instancia, María Elvira Domínguez.
Bolsonaro, quien en el balotaje del domingo derrotó a Fernando Haddad, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), trabó una batalla frontal con el diario Folha de S. Paulo, que publicó un reportaje sobre el uso ilícito de WhatsApp para difusión de propaganda electoral y noticias falsas. Ya victorioso, amenazó: “Ese diario se acabó.... En lo que de mí dependa, la prensa que se comporte de forma indigna no tendrá recursos del gobierno federal”.
La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) manifestó antes su “aprehensión” ante la advertencia. En Twitter, surgió una ola de apoyo al diario y a varios de sus reporteros atacados por seguidores de Bolsonaro en las redes sociales.
La Asociación de Corresponsales Extranjeros de Sao Paulo denunció un “sinnúmero de relatos de colegas acosados física y moralmente en Brasil durante sus coberturas”. El comunicado pide a Bolsonaro que respete el compromiso constitucional con la libertad de prensa y exija lo mismo de sus seguidores y electores.
Bolsonaro inició ya el proceso para el cambio de gobierno. Se anunció que tanto él como el saliente mandatario, Michel Temer, nombrarán a sus equipos de transición, compuestos por 50 técnicos.
En tanto, el futuro ministro de Defensa, Augusto Heleno, causó polémica al respaldar la propuesta de que la policía recurra a francotiradores para matar a sospechosos que porten fusiles en las favelas de Río de Janeiro, como propuso el gobernador electo del estado.