San José. – Sin importar ideologías ni si los clientes que compran o venden son dictaduras de izquierda o derecha con un voluminoso expediente de violaciones a los derechos humanos, la hipocresía política predominó en el comercio mundial de armas. 

Registros de 1949 a 2021 del (no estatal) Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés), centro de monitoreo de operaciones globales castrenses, evidenciaron que, más allá de ser rivales ideológicos o tener líos territoriales, comunistas, anticomunistas, socialistas, neoliberales o de cualquier tendencia se vendieron y compraron armamentos en negocios con millonarias utilidades y superaron fronteras o ideales. 

En sus informes públicos, de los que EL UNIVERSAL tiene copia, y con estadísticas oficiales y propias, SIPRI exhibió, entre otras, las siguientes realidades: 
El principal proveedor de armas de Rusia en sus 31 años de existencia tras la desaparición de la Unión Soviética en 1991 fue… Ucrania, con ventas a Moscú por 850 millones de dólares en misiles, aeronaves de guerra y otros pertrechos en 2007, 2009, 2010, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018. Ucrania y Rusia están en guerra desde febrero de este año. 
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Vietnam, escenario de la primera gran derrota bélica de Estados Unidos en el siglo XX y de uno de los más hondos traumas de la sociedad estadounidense por la victoria del régimen marxista-leninista de Hanoi sobre la principal potencia occidental, pagó 108 millones de dólares en 2017 y 2021 por armas… a Washington. 

La dictadura militar derechista de Argentina, que gobernó de 1976 a 1983, le compró armas a Reino Unido de 1976 a 1981 por 656 millones de dólares y por 45 millones de dólares en 1983, menos de un año después de que las tropas británicas derrotaron a las argentinas en la guerra de 1982 en el Atlántico Sur por la soberanía de las islas Malvinas o Falkland. 

Como presidente de Venezuela de 1999 a 2013, y pese a su reiterado discurso contra dos enemigos declarados —EU, al que acusó de imperio, e Israel, al que tildó de genocida—, Hugo Chávez acudió a Washington en 1999, 2001, 2002 y 2003 y a Tel Aviv en 2002, 2004, 2005 y 2006 a pedirles que le vendieran armamento. En esos periodos, Chávez (1954-2013) compró 51 millones de dólares en armas a EU y 44 millones de dólares a Israel. 

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Chávez protagonizó fuertes choques con la Unión Europea (UE), que le cuestionó por el rumbo totalitario de su régimen. No obstante, Chávez pagó 820 millones de dólares en armas a Austria, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, España, Suecia y Suiza en su mandato para afianzar su gobierno. 
Las negociaciones de armamentos de Venezuela con Austria, Alemania, Italia, Países Bajos, España y Suiza siguieron con Nicolás Maduro, sucesor de Chávez, y sumaron 256 millones de dólares de 2014 a 2021. 

En esa fase, coincidentemente, se agravó el enfrentamiento de la UE con Venezuela por las denuncias europeas contra Caracas por atrocidades en derechos humanos y alteración del orden democrático. 

Yugoslavia, líder del movimiento de los no alineados y de la izquierda mundial en la segunda mitad del siglo XX y que se desintegró en 1992, vendió armas a las dictaduras militares derechistas de El Salvador en 1977, 1978, 1979, 1983 y 1984 por 13 millones de dólares, de Honduras en 1976 por 8 millones de dólares y de Guatemala en 1985 por 25 millones de dólares. 

Con ventas por 11 millones de dólares, la dictadura militar derechista de Chile, de 1973 a 1990 y comandada por el general Augusto Pinochet (1915-2006), surtió de armas a España de 1986 a 1989, en el primer gobierno socialista español, presidido por Felipe González y de 1982 a 1996. 

España vendió 152 millones de dólares en armas a Chile de 1978 a 1990. Las ventas con González sumaron 114 millones de dólares. 
España, EU, Canadá, Brasil, Israel, Alemania, Francia, Reino Unido, Dinamarca, Kuwait y Suiza suministraron armas por 3 mil 446 millones de dólares de 1973 a 1990 a la dictadura chilena, acusada de usar a las fuerzas armadas, policiales y parapoliciales para una mortal, sangrienta e incesante represión política de opositores.

Miles de millones

El comercio global de armas, con más ganancias que el narcotráfico y la trata de personas, reportó transacciones oficiales que subieron de 23 mil 677 millones de dólares en 2020 a 25 mil 638 millones de dólares en 2021, según SIPRI. 

“El comercio de armas parece estar por encima del bien y del mal para los países productores”, aseguró la socióloga guatemalteca Carmen Rosa de León, analista política y consultora independiente internacional en seguridad y defensa. 

“Hay un doble rasero para este comercio. Mientras que dos terceras partes de las armas decomisadas en Centroamérica provienen de EU, no hay por parte de ese país una política para restringir su comercio ilícito en la zona”, dijo De León a este diario, al advertir que un “punto álgido” del mercado es el de los intermediarios. 

“Si bien existe un Código de Conducta de Venta de Armas en la UE, se siguen vendiendo armas a nuestros países a través de países (intermediarios) que no son miembros u observadores” del bloque europeo, agregó. 

“Es uno de los negocios más lucrativos, sobre todo para los países desarrollados que son los que tienen capacidad de producción, comercio e intermediación a gran escala”, explicó, por su parte, la socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, directora del (no estatal) Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM), de Costa Rica. 

“Son los principales proveedores a países menos desarrollados y, en muchos casos, en situaciones de conflicto”, declaró Cuadra a este periódico. 

“Las potencias han alimentado principalmente la venta de armas pequeñas y ligeras en países con altos niveles de violencia o situaciones de conflicto abierto sin considerar criterios vinculados con las ideologías y, menos, los derechos humanos”, recordó. 

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