Mientras el agente de Chile ante la Haya, Claudio Grossman, esperaba este lunes en la ciudad holandesa la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la demanda boliviana para negociar una salida soberana al mar, a 12 mil kilómetros de distancia el excanciller Heraldo Muñoz era uno de los miles de chilenos que seguían el fallo en vivo desde su país.
Muñoz fue ministro de Relaciones Exteriores entre 2014 y 2018, por lo que la demanda presentada por La Paz en 2013 ante la CIJ para obligar a Chile a negociar fue una de sus prioridades mientras estuvo en el cargo.
Por su parte, Grossman —jurista, miembro de la Comisión de Derecho Internacional de la ONU y decano por dos décadas de la Washington College of Law de la Universidad Americana— fue quien lideró el equipo de abogados que representó a Chile en este caso.
Por ello, muchos analistas coinciden en señalarlos a ambos —Grossman en el ámbito jurídico y Muñoz en el político— como dos de los principales responsables de lo que consideran "una gran victoria para Chile".
Antes de regresar a Santiago, Grossman no ocultó su satisfacción por el resultado.
"El saber que nos había ido bien nos emocionó, sin ninguna duda, y cuando salimos de ahí todos nos abrazamos y no faltaron las lágrimas de felicidad del equipo", le dijo al diario chileno La Tercera.
Grossman calificó de "muy sólida" la argumentación jurídica de su país, que sostuvo que no había fundamento jurídico para la demanda boliviana porque Chile nunca asumió una obligación de negociar, ni en un tratado ni en declaraciones unilaterales.
Del mismo modo, planteó que tampoco se puede defender la idea de que por escuchar a Bolivia, pese a no llegar a un resultado, había surgido una obligación jurídica.
"Estamos satisfechos por haber ubicado la disputa en el terreno del derecho internacional sin aceptar desviaciones históricas. Es muy importante que la corte haya resuelto esta disputa aplicando el derecho internacional. Para eso fue creada", dijo.
Quien fuera presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y del Comité de Naciones Unidas contra la Tortura aseguró que siempre tuvo confianza en un fallo favorable para su país y que uno de los errores de Bolivia fue "la acumulación" de ocho elementos para justificar la obligación a negociar de Chile.
"Bolivia buscó todas las posibles fuentes de una obligación (...) Diez veces cero, es cero, no es uno. Y Bolivia buscó la acumulación. Eso ya es una confesión de debilidad. Eso no es riguroso y no es de acuerdo a derecho", afirmó.
Heraldo Muñoz, quien vio el fallo por televisión en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile, reconoce que este caso ocupó "parte significativa" de su tiempo como canciller durante el último ejecutivo de Michelle Bachelet.
"Para mi fue muy importante este caso. Fue largo, extenuante, requirió muchas horas de trabajo… por lo que este triunfo es muy significativo", reconoce en conversación con BBC Mundo.
Muñoz, actualmente al frente del opositor Partido por la Democracia (PPD), recuerda cómo el actual presidente Sebastián Piñera le pidió tras asumir su cargo que se quedara unas semanas para asesorar al equipo que fue a la Haya para el alegato final.
No obstante, y pese a su reconocimiento por parte de la población —"algunos automovilistas hacen sonar su bocina para saludarme estos días en la calle", confiesa—, comparte el mérito con todo el equipo que lideró.
"Lo tomo como una gran victoria de Chile, porque fue un grupo de juristas, historiadores, aspectos comunicacionales, autoridades…", afirma.
"Juntos conformamos un equipo que siempre tuvo como horizonte claro la defensa de los intereses nacionales desde una perspectiva de Estado con una unidad nacional, de gobierno y oposición".
Sobre la estrategia jurídica seguida, Muñoz destaca cómo Chile "desmontó" cada uno de los ocho fundamentos jurídicos basados en episodios históricos que La Paz presentó para justificar la obligación de negociar.
Respecto a este punto, destaca que Chile "alegó que una obligación de negociar tiene que nacer y terminar en algún momento" y tiene que ser explícita.
"Los países tienen que sentir que se les está obligando jurídicamente a negociar, lo que no ocurrió", asegura.
Preguntado sobre el papel de Bolivia, Muñoz califica la sentencia como una derrota "catastrófica" para La Paz y cree que sus errores principales fueron "tomar este caso como algo político y comunicacional" y "generar expectativas desmedidas" a su pueblo.
"Creo que eso fue parte de la estrategia errada de Bolivia, así como aventurarse en una estrategia jurídica que no tenía sustento ni fue consistente", asegura.
Después de asistir a la lectura del fallo en la Haya, el presidente boliviano Evo Morales destacó que "a pesar de que no hay una obligación de negociar, hay una invocación por parte de la Corte a seguir con el diálogo".
"Bolivia nunca va a renunciar a (encontrar una solución a) su enclaustramiento. El pueblo boliviano y el mundo saben que mediante una invasión hemos sido arrebatados del acceso soberano al Pacífico", agregó.
La misma idea de Muñoz es compartida por José Rodríguez Elizondo, abogado y diplomático chileno, quien asegura que "desde el primer día se sabía que no había ninguna plausibilidad jurídica" en la petición de Bolivia.
Este experto en la relación entre los dos países basa su opinión en el hecho de que la demanda estuviera basada en la "dictación unilateral de una Constitución política (la de Bolivia) que decretaba, en el fondo, que el Tratado de límites de 1904 no servía".
Basada en esa Carta Magna, se trató de convencer a la opinión pública de que "la aspiración boliviana se había convertido en derecho constitucional", le dice a BBC Mundo.
"La Corte nunca debió aceptar semejante demanda. Todos los que sabemos de derecho sabemos que no era una demanda jurídica, sino política".
Rodríguez Elizondo, quien reconoce la importancia de las actuaciones tanto de Grossman como de Muñoz en torno a este caso, defendió incluso la posibilidad de que Chile no se presentara a la demanda para evitar "comprometerse con un juicio tan descarriado como este".
"Que la corte haya demorado cuatro años en dar el fallo supuso un coste millonario, supuso expectaciones muy grandes para el pueblo boliviano, y hoy día significa un clima que deja a Bolivia y Chile más separados que antes", concluye.
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