El agujero en la capa de ozono sigue existiendo, aunque en la comunidad científica hay optimismo de que su tamaño se reduzca.
El ozono es un gas incoloro que forma una tenue capa en la atmósfera y absorbe los componentes dañinos de la luz solar, conocidos como "ultravioleta B" o "UV-B", protegiendo a los humanos de los riesgos de contraer cáncer de piel o cataratas, entre otras enfermedades.
Pero en los últimos cien años, la actividad del hombre hizo que la capa de ozono comenzara a deteriorarse.
Por eso, cuando en 1985 se descubrió que tenía un agujero, y muy grande en el Polo sur, se encendieron las alarmas mundiales.
Dos años más tarde se firmó el Protocolo de Montreal para proteger la capa de ozono, reduciendo la producción y comercialización de varias sustancias que la dañaban.
En el marco del Día Mundial de la Preservación de la Capa de Ozono que se celebra este 16 de septiembre, en BBC Mundo nos preguntamos, ¿cuál es la salud de la capa de ozono?
Según la última medición de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA), el tamaño del agujero de la capa de ozono en septiembre de 2018 es de 23 millones de km2, casi la misma cantidad de superficie que América del norte (24.7 millones de Km2).
Pero pese a este hueco, la cantidad de moléculas de ozono en la atmósfera en todo el planeta es "bastante constante, con una reducción de cerca del 2% en los últimos años", dice Stephen Motzka, investigador químico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
"Aunque no hay indicios de que haya una recuperación completa de la capa de ozono, ciertamente hay una mejora en la disminución de la concentración de los gases que causan el deterioro del ozono", afirma Motzka a BBC Mundo.
En 2017, según la NASA, en su momento álgido el agujero tenía un tamaño de 12.2 millones de kilómetros cuadrados, el menor registrado desde 1988.
Los expertos esperan que el agujero se reduzca a niveles de 1980 para el año 2070.
En 1986, la investigadora estadounidense Susan Solomon mostró que el ozono estaba siendo destruido por la presencia de moléculas que contienen cloro y bromo que vienen del clorofluorocarbonos (CFC).
Estos gases se encontraban en casi todo, desde aerosoles para el cabello hasta en los refrigeradores y las unidades de aire acondicionado, y fueron prohibidos en 2006.
Cuando tratamos de ubicar en el planeta dónde está el daño a la capa de ozono miramos a la Antártida.
"Cuando hablamos del agujero de ozono nos referimos a Antártida porque es allí donde la reducción de ozono es más notoria y más grande durante un momento particular del año, cuando es primavera (septiembre-noviembre)", explica Motzka.
El frío extremo y las grandes cantidades de luz ayudan a producir lo que se denominan nubes estratosféricas polares.
En estas nubes frías se produce la química del cloro y bromo que destruye el ozono.
Con el daño en la capa de ozono, los peligrosos rayos ultravioletas del Sol tienen vía libre para caer a la superficie de la Tierra.
Es por eso que algunos países en América Latina están más perjudicados que otros por el aumento en los niveles de radiación.
"Los países con altas latitudes en el hemisferio sur pueden tener mayor exposición y verse más afectados por el daño de la capa de ozono sobre la Antártida", dice Motzka.
Y aquellos como Argentina y Chile que están más cerca del agujero, son los más vulnerables, señala el experto.
En mayo de este año, un estudio liderado por Motzka reportó que, en algún lugar de Asia, se están generando emisiones de sustancias químicas prohibidas que deterioran la capa de ozono.
Las sustancias a la que hacía referencia son los mismos clorofluorocarbonos (CFC-11), una combinación de flúor, carbono y cloro.
Unos meses después, la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), basada en Reino Unido, dijo que esos gases podían provenir de los aislantes de espuma de poliuretano para uso doméstico producidos en China a precio reducido, aunque todavía se está investigando.
Ahora quedará en manos de los países firmantes del Protocolo de Montreal tomar medidas sobre este problema en la próxima reunión que será en noviembre de este año en Ecuador.
"Para que la capa de ozono se recupere necesitamos que los controles de Protocolo de Montreal se cumplan. Es decir que las emisiones de gases que perjudican a la capa de ozono y las concentraciones sigan cayendo", asegura Motzka a BBC Mundo.
Pero el experto no pierde las esperanzas. "Soy aún optimista sobre la recuperación de la capa de ozono en el futuro", dice.
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