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Joe Biden llevaba varias semanas de confinamiento en Estados Unidos por la pandemia de coronavirus cuando decidió ir a un evento público en persona. ¿El lugar? Una iglesia negra en su ciudad de Wilmington (Delaware).
"La fe ve mejor en la oscuridad", dijo Biden en ese encuentro con líderes comunitarios afroestadounidenses el 1º de junio, citando al filósofo danés Soren Kierkegaard. "Y ha estado bastante en la oscuridad", agregó.
El candidato presidencial demócrata tenía dos razones de peso para romper su aislamiento social de esa forma.
La primera es que entonces el país estaba en plena ebullición por las protestas contra el racismo y la brutalidad policial tras la muerte del afroestadounidense George Floyd bajo custodia de la policía en Minneapolis.
La segunda es que las iglesias negras pueden ser cruciales para el triunfo o la derrota de Biden ante el presidente Donald Trump en las elecciones del 3 de noviembre.
Estas instituciones protestantes enfocadas hacia comunidades negras son vistas como un potencial motor para movilizar votantes en estados donde el resultado electoral es incierto y se inclinará la balanza electoral de todo el país.
"En cualquier estado péndulo que tenga una población negra significativa, la iglesia negra será crítica", dice Eric McDaniel, un experto de la Universidad de Texas en Austin y autor de un libro sobre la movilización política de las iglesias negras, a BBC Mundo.
Pero los pastores negros hoy enfrentan retos enormes como el covid-19 y dudas sobre su protagonismo, comparado con los años en que figuras como el reverendo Martin Luther King lideraron el movimiento por los derechos civiles.
Los temas
La comunidad afroestadounidense apoya de forma casi monolítica a Biden en su disputa electoral con Trump, quien a menudo es acusado de fomentar el racismo contra minorías de color.
Las encuestas indican que más de 80% de los votantes afroestadounidenses prefieren a Biden sobre Trump y el porcentaje es aún mayor entre los protestantes negros registrados para sufragar.
De hecho, el electorado afroestadounidense fue decisivo para que Biden ganara las primarias demócratas a comienzos de año, sobre todo en estados sureños como Texas, Virginia, Carolina del Sur, Carolina del Norte o Alabama.
Esto se explica en parte por el pasado de Biden como vicepresidente de Barack Obama, el primer mandatario negro de EE.UU. y quien está haciendo campaña por él, así como por sus estrechos lazos con líderes afroestadounidenses.
Para destacar esos vínculos, Biden suele decir que "políticamente" creció en la iglesia negra.
Pero también existe una inclinación tradicional de la comunidad protestante afroestadounidense hacia el Partido Demócrata, asociada a la lucha contra la desigualdad racial, señalan expertos.
"Debido a su larga historia de lidiar con la opresión racial en EE.UU., los evangélicos afroestadounidenses han tendido a hacer de la cuestión de la justicia racial una parte importante de su fe cristiana", dice John Fea, un profesor de historia en la Universidad Messiah de Pennsylvania, a BBC Mundo.
"Entonces, desde la Segunda Guerra Mundial o la Gran Depresión de 1930 la mayoría de ellos siempre se volcó hacia candidatos demócratas", agrega.
A su juicio, esto marca una diferencia importante con los evangélicos blancos que priorizan la lucha contra el aborto, tienen posturas más conservadoras en temas raciales y darán más de 80% de sus votos a Trump, según encuestas.
El reverendo Silvester Beaman, pastor de la Iglesia episcopal metodista africana Bethel en Wilmington que Biden visitó en junio, señala "la división racial, socioeconómica" como tema primordial del momento.
Y cita varias inquietudes: las disparidades en salud pública, la reforma policial, la educación pública, la creación de empleos con salarios dignos y beneficios de salud, la reincidencia carcelaria y "candidatos que buscarán unir a la nación".
"Necesitamos reconciliación nacional", dice Beaman a BBC Mundo.
Cuestión de relevancia
Claro que hay matices y excepciones al apoyo de los religiosos afroestadounidenses a Biden.
El obispo Harry Jackson, un pastor pentecostal de una iglesia mayoritariamente negra en Maryland, integra un grupo de asesores evangélicos conservadores de la Casa Blanca.
En un reciente encuentro de evangélicos a favor de la campaña de Trump en Las Vegas, Jackson sugirió a los asistentes que busquen el apoyo de personas de color para el presidente.
"Trump no es racista; es un solucionador de problemas", sostuvo según medios locales.
Pero las encuestas muestran que Trump tiene dificultades para recoger mucho más del 8% de los votos afroestadounidenses que recibió en 2016.
Una clave de esa elección fue que la tasa de participación de los votantes negros disminuyó por primera vez en 20 años, de acuerdo al Centro Pew de Investigación.
Trump ganó entonces varios estados péndulo por un puñado de votos.
Ahora la participación de votantes afroestadounidense quizás sea decisiva en algunos de esos estados, sobre todo donde tienen un peso mayor que la media nacional como Carolina del Norte o Georgia.
Y aquí es donde la iglesia afroestadounidense podría hacer la diferencia, incentivando el voto de sus fieles.
"La iglesia negra ha sido históricamente vista como una institución auténtica, relativamente libre de la influencia blanca. Y cuando la iglesia dice 'tienes que salir a votar', es más probable que escuches y participes", señala McDaniel.
Pero advierte que, sin una acción activa, esa misma institución corre el riesgo de volverse "irrelevante" en particular ante los ojos de afreoestadounidenses jóvenes, que asisten menos a la iglesia que sus padres o abuelos.
Movimientos como Black Lives Matter (BLM) son vistos por muchos jóvenes activistas como más atractivos que la iglesia, al abordar a nivel de base no sólo temas de raza sino también de clase o género, señala McDaniel.
"El tren BLM ya salió de la estación y la iglesia necesita subirse", sostiene. "Quizás la iglesia negra no pueda asumir el papel de liderazgo que tenía hace 60 años, pero aún puede tener un papel destacado. Y al hacerlo, podrá establecer que sigue siendo relevante".
"Un problema y una oportunidad"
El pastor Beaman advierte que su iglesia es una institución independiente de partidos políticos y está impedida de respaldar oficialmente a algún candidato.
Pero admite la idea de que, por la tradición del voto afroestadounidense y las actuales encuestas, los esfuerzos que hará su iglesia para movilizar al electorado en noviembre beneficiarán al Partido Demócrata.
"El papel de la Iglesia Afroamericana es registrar, educar y hacer que los votantes vayan a las urnas", define. "Parte del proceso educativo es examinar candidatos que están preocupados por los problemas importantes para nuestra comunidad".
También afirma que su institución está comprometida con esos temas y rechaza la noción de irrelevancia para los jóvenes.
"Muchos de los líderes hoy tienen fuertes conexiones y raíces en la iglesia. Yo personalmente he participado en numerosos eventos de protesta y he asesorado a jóvenes activistas", señala.
El mes pasado, Beaman y otros líderes de la iglesia negra alzaron su voz contra un video publicitario de Trump que mezcla imágenes de incidentes en protestas callejeras con otras de Biden arrodillado frente al altar de Bethel durante su visita de junio.
"El anuncio es abiertamente racista y ofensivo en numerosos niveles", declaró Beaman en Religion News Service.
Algunos sondeos sugieren que la elección de la senadora Kamala Harris como compañera de fórmula de Biden puede atraer al campo demócrata votos de jóvenes afroestadounidenses.
Mientras que Biden es blanco y católico, Harris es la primera mujer negra candidata a la vicepresidencia de EE.UU. y religiosamente se identifica como baptista.
El coronavirus, que golpeó con especial dureza a los afroestadounidenses, plantea otro desafío para la iglesia negra, cuyos fieles durante la pandemia son más propensos que otros a asistir a servicios religiosos online o por TV en vez de hacerlo en persona, según una encuesta de Pew.
El pastor Beaman explica que su iglesia ahora promueve la participación de votantes mayormente por internet y redes sociales.
"La pandemia presenta un problema y una oportunidad", reflexiona. "Nos hace exigirnos de formas en las que no lo hacíamos. Sin embargo, hay mucho en juego y somos más fuertes que el covid-19".
"No nos desanimará ningún obstáculo", sostiene.
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