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Washington.— El presidente estadounidense, Joe Biden, será hoy y mañana el anfitrión de la Cumbre por la Democracia virtual a la que ha invitado a más de 100 gobiernos—el de México incluido—, así como a destacados activistas, periodistas, líderes del sector privado y otros miembros de la sociedad civil.
Sin embargo, expertos cuestionan tanto la lista de invitados como de los que no lo fueron y algunos incluso se preguntan si EU está en posición de convocar a un esfuerzo así. La Unidad de Inteligencia de la revista The Economist degradó al país a la categoría de “democracia fallida” antes de que fuera electo el presidente Donald Trump y, de acuerdo con la revista Foreign Policy, la situación, lejos de mejorar, ha empeorado, siendo un claro ejemplo la toma del Capitolio, este año, y las medidas adoptadas con el apoyo republicano para dificultar el voto.
“Es difícilmente como debería verse si estás tratando de encabezar un renacimiento democrático”, señaló Stephen M. Walt, columnista de Foreign Policy, en un artículo titulado La Cumbre por la Democracia de Biden podría volverse en su contra. También cuestiona la lista de invitados. Está claro, dice, por qué no fue invitado el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, quien constantemente está atacando los principios democráticos. Pero entonces, se cuestiona, ¿por qué incluir a la República Democrática del Congo, a la que Freedom House le da una calificación menor que la de Hungría (La RDC es calificada como “no libre”).
En América Latina, la situación no es diferente. Ocho países del subcontinente fueron excluidos: Nicaragua, Cuba, Bolivia, El Salvador, Honduras, Guatemala y Haití. “Es muy probable que su ausencia de la cumbre sea contraproducente tanto para los intereses de Estados Unidos como para la democracia en la región”, dijo a la AFP Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano. Los excluidos pueden interpretar que Estados Unidos aplica la política del “si no estás conmigo estás contra mí” y desembocar en dos clubes, “el de las democracias y los demás”, afirmó Christopher Sabatini, investigador de Chatham House.
Otras dos invitaciones que levantaron dudas son las de Brasil y Filipinas, cuyos líderes, si bien elegidos democráticamente, han desdeñado las reglas de la democracia.
El objetivo de la cumbre es servir de plataforma para que los líderes “anuncien nuevos compromisos, reformas e iniciativas”, de acuerdo con tres pilares: la defensa de la democracia contra el autoritarismo, la lucha contra la corrupción y el respeto de los derechos humanos.
Pero en los países excluidos puede generar resentimiento y hacer, dijo Shifter, “que se restistan aún más a llevar a cabo reformas políticas y aumente su interés, ya bastante alto, en fortalecer alianzas con China y otros actores”.