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"Era un monstruo sediento de sangre y ya no es un monstruo, ya está muerto".
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece tener todas las intenciones de convertir su confrontación con Irán y el asesinato del general iraní Qasem Soleimani en réditos políticos.
El jueves, en su primer mitin de 2020, Trump se jactó de haber "evitado una guerra", de hacer "justicia estadounidense" y de haber "parado rápido y en frío" al "terrorista más grande del mundo".
Irán respondió al atentado de Soleimani con un ataque a bases estadounidenses que no dejó muertos ni heridos, saldo que Trump también celebró.
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Tras la retaliación, la tensión bajó. Pero la crisis no está del todo cerrada y sus efectos políticos y militares aún son inciertos
La campaña para las elecciones presidenciales de noviembre, en las que Trump busca la reelección, ya está en curso y cualquier movimiento, incluso si ocurre en el exterior, puede tener efecto sobre los comicios.
Sin embargo, es difícil predecir cómo puede la crisis condicionar unas elecciones relativamente lejanas en el tiempo en las que probablemente tengan más peso el estado de la economía, la competitividad del candidato que escoja el Partido Demócrata y otras variables de carácter local.
Campaña alrededor de la bandera
En general, los presidentes estadounidenses que han enfrentado conflictos internacionales han visto aumentos en su popularidad al menos en el corto plazo.
La ciencia política incluso le tiene una denominación: "Hacer campaña alrededor de la bandera", porque genera unidad nacional y reduce las críticas al gobierno en ejercicio.
Conflictos en el exterior impulsaron entre 10 y 20 puntos la popularidad de John F. Kennedy cuando la crisis de los misiles con Cuba en 1962, de George H.W. Bush durante la Guerra del Golfo en 1991 y de George W. Bush tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Pero, como dice el Anthony Zurcher, periodista de la BBC en Washington, esos fueron conflictos militares masivos y "cuando las apuestas han sido menores, los beneficios políticos tangibles, al menos en términos de encuestas, son más difíciles de descifrar".
Un estudio de 10 países publicado en 2019 por la revista de la Universidad de Oxford Foreign Policy Analysis encontró que los conflictos con víctimas tienen un efecto positivo sobre la popularidad de un presidente al menos en el primer año, pero después de cuatro o cinco años los votantes comienzan a castigarlo.
Las encuestas que se han hecho durante estos días de escalada con Irán muestran que la mayoría de los estadounidenses están a favor del atentado contra Soleimani, pero no son significativamente más que quienes lo rechazan.
La popularidad de Trump, mientras tanto, se ha mantenido en la misma línea de estabilidad de los últimos dos años: alrededor de 53% de rechazo y 42% de aprobación.
"Variables que faltan, como si los eventos de este mes presagian un conflicto más largo y las posturas adoptadas por Trump y los principales demócratas, probablemente significan que los resultados de estas encuestas no son la última palabra de la opinión pública sobre Irán", escribió el analista electoral Nathaniel Rakich en el portal especializado FiveThirtyEight.
Para que tenga un efecto significativo sobre la posibilidad de reelección de Trump, entonces, la escalada con Irán tiene que prolongarse en el tiempo y generar "una victoria militar impresionante", dice Zurcher.
La respuesta de la oposición demócrata
Además de la crisis en sí misma, la opinión del público dependerá de la respuesta de la oposición del Partido Demócrata, que mientras impulsa en el Congreso la celebración de un juicio político al presidente.
"El Congreso y el presidente no deberían estar desperdiciando su tiempo y energía en la continuación de la farsa del impeachment cuando tenemos tantos asuntos importantes pendientes", tuiteó Trump, que es acusado de intentar desviar la atención con la crisis internacional y no haber pedido permiso ni justificado ante el Congreso la ejecución de la operación.
El jueves, la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, aprobó una resolución que busca limitar la capacidad de Trump de hacer una guerra a Irán, pero es difícil que ésta pase en el Senado, donde el Partido Republicano es mayoría.
El candidato Bernie Sanders rechazó el asesinato de Soleimani intentando exacerbar el sentimiento antiguerra, mientras que otros candidatos, como Elizabeth Warren y Michael Bloomberg, se refirieron al general iraní como un "asesino" que tenía "sangre estadounidense en sus manos".
El exvicepresidente Joe Biden, otro de los candidatos favoritos, habló de la "irresponsabilidad" de Trump, quien, en todo caso, gozará de la regla de que todo presidente en ejercicio parte con ventaja sobre sus oponentes.
Y será más la ventaja si los estadounidenses creen que se necesita de una personalidad dura ante un inminente peligro extranjero.
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