Londres.— El nuevo líder de los conservadores británicos, Rishi Sunak, futuro primer ministro británico, prometió ayer aportar “estabilidad y unidad” al Reino Unido, en un momento de grave crisis económica.

Este martes, Sunak será designado oficialmente primer ministro después de que la líder saliente, Liz Truss, presente su dimisión al rey Carlos III.

Truss mantendrá una última reunión con su gabinete, leerá un comunicado y luego se desplazará al Palacio de Buckingham, donde será recibida por el monarca para presentarle su dimisión. Finalmente, Sunak recibirá el encargo de Carlos III de formar gobierno y ofrecerá un discurso televisado hacia las 11:35 (hora local).

Marcando un hito en la historia de Reino Unido, Sunak, exministro de Finanzas al que muchos acusan de haber desencadenado con su dimisión, en julio, la caída de Boris Johnson, será el primer jefe de gobierno surgido de una minoría étnica y el tercer primer ministro que tiene el país en apenas dos meses. Hereda una economía de rodillas, con la energía y los tipos de interés disparados, la moral de consumidores y empresas por los suelos y la desconfianza de los mercados. Habiendo sido ministro de Finanzas, del Tesoro y trabajado para fondos de inversión y Goldman Sachs, tiene un punto a su favor: “Tiene a los mercados de su lado, pues esperan que estabilice la economía y la situación política”, dijo Danni Hewson, analista de AJ Bel.

Otra ventaja es la unidad que ha mostrado en torno a Sunak el Partido Conservador, incluyendo el exprimer ministro Boris Johnson, quien optó por no contender y apoyar a su exministro. Los conservadores saben que con este cambio se juegan su futuro, ante la creciente molestia de otros partidos por lo que ha ocurrido en el país en los últimos meses.

El reto de Sunak es enorme. Desde hace meses, el país encadena las adversidades. La pandemia, el impacto del Brexit, efectivo desde enero de 2021, la guerra de Ucrania, la brutal inflación de los energéticos y sus efectos sobre el aumento de la pobreza con millones de británicos agobiados por las facturas. A ello se añaden el caos político, entre escándalos del gobierno de Johnson y la tormenta sobre los mercados generada por el breve paso de Liz Truss en Downing Street y el “minipresupuesto” de su entonces ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng. “La tarea se anuncia dantesca”, afirmó Susannah Streeter, analista de Hargreaves Lansdown.

Sunak será la primera persona no blanca en ocupar el cargo político más importante de Reino Unido. Es también el primer gobernante cuya ascendencia es de India, donde también se celebró ayer el nombramiento.

La primera pregunta que se hacen los británicos es quiénes estarán en el gabinete de Sunak. La atención se concentra especialmente en la cartera de Economía, que ocupa desde hace tan sólo 10 días Jeremy Hunt, el ministro que dio marcha atrás a gran parte del recorte de impuestos que ordenó Truss y que provocó una tormenta financiera en los mercados. Los especialistas prevén que Sunak lo mantendrá en el cargo.

Hunt trabaja en un plan presupuestario de medio plazo para el 31 de octubre, y prevé dolorosos recortes en el gasto público y posibles alzas de impuestos. Estos aumentos podrían afectar, en especial, a los sectores energético y bancario, que se han beneficiado notablemente de la subida de las cotizaciones de la energía y de los tipos de interés, tras la invasión de Ucrania por Rusia.

Sunak, multimillonario exbanquero que estudió en las escuelas de la élite británica, se convertirá además en el primer mandatario de religión hindú en el momento que comienza el Diwali, festividad hinduista muy popular entre la comunidad india-británica. Su designación “obviamente es un momento muy importante para las cuestiones raciales en este país”, dijo a la BBC Anand Menon, politólogo del King’s College London.

Ya “antes teníamos un gabinete con un buen grado de representación de minorías étnicas. Y tener a alguien en el puesto más alto es simbólicamente muy importante”, añadió.

Ortodoxia presupuestaria

Defensor de la ortodoxia presupuestaria, aparece ahora a ojos de muchos conservadores como la persona adecuada para tranquilizar a los mercados y sacar a Reino Unido de la crisis por el alto coste de la vida, agravada por los planes ultraliberales de Truss en un momento de fuerte inflación. Sunak fue, de hecho, uno de los grandes críticos de la decisión de Truss de reducir impuestos a costa de incrementar el gasto de gobierno.

Los datos económicos de Reino Unido son inquietantes: la inflación de 10% es la más elevada del G7 y está en niveles sin precedentes desde hace 40 años. El PIB retrocedió en agosto y el indicador PMI (actividad manufacturera) mostró un notable deterioro en octubre. Los analistas consideran que el país se dirige hacia la recesión. Lo que sea que haga Sunak, tiene que ser pronto. Además de la presión económica, deberá lidiar con la política, con los laboristas exigiendo la convocatoria de elecciones generales anticipadas y cuestionando la legitimidad de un premier que no salió de las urnas. Las próximas están previstas a finales de 2024.

La Unión Europea (UE) mira con atención los pasos de Sunak. “Trabajar juntos es la única manera de afrontar retos comunes”, tuiteó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Sunak, partidario del Brexit, ha dicho que quiere “arreglar” el protocolo de Irlanda del Norte y reformar las leyes de la UE, algo que preocupa al bloque.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que espera mantener una “estrecha cooperación” con Sunak, con quien hablará “en los próximos días”.

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