Ucrania acusa a Rusia de cometer crímenes de guerra en su invasión y ha presentado como pruebas casos como el ataque contra una maternidad en Mariupol, o la masacre de Bucha. El gobierno de Vladimir Putin asegura que son fake news y “propaganda ucraniana” para hacer fracasar las negociaciones de un cese el fuego.
Si en una guerra suele haber confusión, en la que inició Rusia en Ucrania hay una cantidad tal de versiones y acusaciones sin confirmar que quienes buscan información sobre el conflicto suelen terminar más confundidos de como empezaron.
No se trata sólo de las redes sociales, donde no sólo en el caso de Ucrania, sino en cualquier evento importante, desde un terremoto hasta un golpe de Estado suelen subirse videos e información falsa, sino de grupos ligados a los gobiernos ruso y ucraniano en Telegram, donde se han difundido datos de por lo menos dudosa procedencia. Es la guerra de propaganda que se suma a la guerra en el terreno.
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Después de iniciada la invasión, el 24 de febrero, se difundió un video que supuestamente mostraba el derribo de un avión de combate ruso por parte de Ucrania. Sin embargo, sitios que se dedican a comprobar la veracidad de las noticias demostraron que se trató del derribo de una aeronave en Libia, en 2011.
En Facebook y TikTok, usuarios sin verificar, o en algunos casos ligados a cuentas del gobierno ruso, difundieron extractos de una grabación de actores ucranianos realizada en 2020, pero que ellos aseguraban era una prueba de que los ataques que Ucrania afirmaba se estaban cometiendo no eran sino un “montaje”.
Uno de los momentos más dramáticos y simbólicos de la guerra fue el ataque a una maternidad en Mariupol, ocurrida el pasado 9 de marzo. Las imágenes de mujeres embarazadas saliendo heridas del lugar desató indignación internacional. El gobierno ruso rechazó primero haber atacado el lugar, y al viralizarse la foto de una de las embarazadas, la bloguera Mariana Vishegirskaya, aseguró que se trataba de una actriz que simplemente había representado un ataque. Luego dijo que la maternidad no era tal, sino una base de operaciones de nacionalistas ucranianos.
Videos de periodistas de Associated Press que llegaron al lugar demostraron que sí funcionaba como maternidad. Incluso hablaron con Mariana y le dieron seguimiento al caso, hasta que su bebé nació. Recientemente, Mariana reapareció para expresar sus dudas sobre si se trató de un ataque con misiles, para abonar más a la confusión sobre el asunto, aunque los corresponsales de AP, así como testimonios de otras personas, dan cuenta de haber visto pasar los aviones y escuchado el estruendo de los misiles lanzados.
Ucrania acusa a soldados rusos de torturar civiles y de querer desaparecer los cuerpos incinerándolos. Rusia acusa a soldados ucranianos de tortura y violencia contra los efectivos rusos detenidos. La información resulta difícil de demostrar, pero no es la meta: con sembrar la duda basta.
El más reciente evento que se ha prestado para dimes y diretes es la masacre en Bucha, de la que Ucrania acusa a Rusia. Los rusos insisten en que no atacan a civiles. El Kremlin asegura que las imágenes presentadas por el gobierno de Volodimir Zelensky son un montaje y dice tener videos que muestran que durante la permanencia de las tropas rusas en esa localidad y demás alrededores de Kiev no había cadáveres en las calles, como muestran las fotos. “Fueron sembrados”, asegura.
Canales de televisión rusos han mostrado supuestos videos donde se ve cadáveres moverse, y aseguran que se trata de imágenes captadas en Bucha. “Los muertos se levantan de nuevo”, se burlan. De nueva cuenta, han sido sitios dedicados a verificar la información, como Maldito Bulo, New- tral, Fact Check Explorer, AFP Factual, los que han demostrado que dichos videos son falsos.
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Imágenes satelitales de Maxar Technology mostraron que los cuerpos quedaron abandonados en las calles de Bucha durante semanas, coincidiendo con la presencia de los efectivos rusos.
Corresponsales de agencias como AP verificaron en el lugar las condiciones en que quedó, pero eso no ha impedido que los medios rusos difundan sus propias versiones y culpen a los ucranianos de los asesinatos masivos, asegurando que nacionalistas están asesinando a todos aquellos que considera “traidores”. El bloqueo ruso de medios extranjeros y las cada vez más restrictivas leyes contra la “desinformación” facilitan la difusión de propaganda.