Cuando Jeni Haynes era niña fue violada y torturada repetidamente por su padre, Richard Haynes. La policía de Australia afirmó que es uno de los peores casos de abuso infantil de ese país.
Para poder enfrentar esta terrible situación, la mente de Jeni empezó a crear nuevas identidades para soportar el dolor. La mujer generó un total de 2 mil 500 personalidades distintas para poder sobrevivir.
En el 2019, Jeni se enfrentó a su padre y frente a un tribunal dio pruebas contra él a través de sus personalidades. Según los medios internacionales, este sería el primer caso en Australia y en el mundo, en el que una víctima con trastorno de identidad disociativo ha testificado con sus otras personalidades.
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"No teníamos miedo. Habíamos esperado tanto tiempo para decirles a todos exactamente lo que nos hizo y ahora no podía callarnos", dijo Jeni en el tribunal, el 6 de septiembre de 2019, a su papá, Richard Haynes, en ese entonces de 74 años. Fue sentenciado a 45 años en la prisión por un tribunal de Sidney.
En 1974, la familia Haynes se mudó de Bexleyheath, en las afueras de Londres, a Australia. En ese entonces, Jeni tenía cuatro años y su padre ya abusaba de ella, pero cuando llegaron a Sidney los abusos fueron peor y diarios.
"El abuso de mi padre fue planeado, calculado y deliberado. Disfrutó de cada minuto", le comentó Jeni a la corte en el 2019. Asimismo, añadió: "Me escuchó rogarle que se detuviera, me escuchó llorar, vio el dolor y el terror que me estaba infligiendo, vio la sangre y el daño físico que me estaba causando. Y al día siguiente decidía hacerlo todo de nuevo".
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Jeni también comentó en el juicio que su padre le lavó el cerebro para que ella pensará que él podía 'leer su mente'. Además, la amenazaba con matar a su madre, hermano y hermana, si pensaba en los abusos o si decía algo.
"Mi vida interior fue invadida por mi papá. Ni siquiera podía sentirme segura en mi propia cabeza", aseguró Jeni. "Ya no podía analizar lo que me estaba pasando y sacar mis propias conclusiones".
Los abusos de su padre no terminaron hasta que Jeni tuvo 11 años y la familia se mudó de vuelta a Reino Unido. Poco tiempo después, en 1984, sus padres se divorciaron. Sin embargo, ella nunca habló del tema y pensaba que su madre no sabía nada. Las lesiones que le causó su padre fueron bastante graves, sin embargo, él nunca la llevó al médico. Actualmente, Jenni tiene lesiones permanentes en su vista, mandíbula, intestino, ano y coxis. Incluso, algunas de estas requirieron de cirugías extensas, como la colostomía que le hicieron en el 2011.
La primera personalidad que Jeni desarrolló fue la de Symphony, una niña de cuatro años. "Ella sufría cada minuto del abuso de papá y cuando él abusó de mí, su hija Jeni, en realidad estaba abusando de Symphony", le dijo Jeni al medio británico BBC.
Con el tiempo, ella fue creando otras personalidades que le ayudaban a afrontar su realidad. Cada una de ellas tenía un papel importante para contener el abuso.
"Un alter ego salía de la cabeza de Symphony y se encargaba de la distracción", le dijo Jeni al medio ya mencionado. "Mis personalidades fueron mis defensas contra mi padre", añadió. Algunas de sus personalidades son:
Músculos: un adolescente que tiene el estilo del músico británico Billy Idol. Es alto y usa ropa que deja ver sus fuertes brazos. Además, es tranquilo y protector.
Volcán: es un joven muy alto y fuerte que siempre está vestido de cuero negro de arriba a abajo. Él lleva decolorado el cabello de rubio.
Ricky: tiene ocho años, pero usa un viejo traje gris. Su cabello es corto y de color rojo brillante.
Judas: no es muy alto de estatura y tiene el pelo rojo. Lleva pantalones escolares grises lisos y un jersey verde brillante.
Linda: es alta y delgada, usa una falda de los años 50. Lleva el cabello recogido en una forma elegante y tiene las cejas afiladas.
Rick: usa lentes enormes, del mismo tipo que solía usar su padre, Richard Haynes.
Jeni decidió denunciar los abusos de su padre en 2009. La investigación tardó 10 años en culminar con la cadena y el encarcelamiento de Richard Hayne. Luego de esto fue extraditado de Darlington, en el noreste de Inglaterra, en 2017, donde había cumplido una condena de siete años por otro delito.
En 1984 la madre de Jeni se enteró de los abusos cometidos por su esposo contra su hija y por eso se divorció de él. Desde ese entonces se convirtió en su mayor aliada.
Por décadas, Jeni estuvo luchando para recibir ayuda por su trauma. Por mucho tiempo, los concejeros y terapeutas la rechazaron porque su historia provocó incredulidad o era tan traumática que no podía lidiar con eso.
Según reseñaron en la BBC, el 6 de septiembre, Jeni se sentó a unos cuantos metros de su padre en la corte, para ver cómo lo sentenciaban a 45 años de prisión por sus crímenes.
En ese momento, Haynes tenía una mala salud y debía cumplir 33 años antes de ser elegible para la libertad condicional. La jueza de sentencia, Sarah Huggett, comentó que probablemente moriría en la cárcel. "Sus crímenes fueron profundamente perturbadores y pervertidos y completamente abominables y atroces", aseguró.
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