Bruselas

Sustancias ilícitas más caras, mayor delincuencia por parte de los consumidores problemáticos, oportunidades emergentes de lavado de dinero y nuevas tácticas para hacer más elusivo el desmantelamiento de las redes criminales, son algunos de los legados de la crisis del coronavirus en el mercado ilícito de drogas en Europa.

Esa es la conclusión a la que llega Europol y el Observatorio Europeo de las Drogas (OEDT) en un informe conjunto sobre los impactos del Covid-19 en el panorama general de drogas de la comunidad europea y los riesgos en la era postconfinamiento.

“El efecto económico de la crisis puede que haga a nuestras comunidades más vulnerables (…) En el periodo posterior a la pandemia es probable que veamos mayor volatilidad, competitividad y violencia asociada al tráfico de drogas”, alerta Alexis Goosdeel, titular del OEDT.

De acuerdo con el reporte, basado en información de inteligencia, la pandemia ha infligido diversos impactos, dependiendo del sector. La producción de marihuana, hachís y heroína ha continuado sin interrupción. Todo indica que los puntos de cultivo se estabilizaron antes de la introducción de las restricciones de movimiento. Si bien, las fronteras europeas no cerraron ante el comercio, sólo a la libre circulación de personas, algunas rutas se distribución se han visto distorsionadas, traduciéndose en un incremento de la disponibilidad y los precios.

Bulgaria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Lituania, Noruega y España registran las mayores alteraciones, por ejemplo, el precio del cannabis y de la heroína se disparó en más de 20% en Francia, de acuerdo con una encuesta elaborada etre el 7 y el 27 de abril.

En cuanto a la cocaína, el tráfico vía aérea colapsó, pero florece el marítimo. Los contenedores cargados de la droga continúan llegando a puertos europeos, incluso a niveles superiores que en 2019.

Datos aportados por autoridades europeas y colombianas exhiben un incremento en los decomisos realizados durante el presente año, pese a las restricciones introducidas para frenar la expansión del virus.

Por ejemplo, a finales de marzo, en el puerto de Róterdam, la justicia holandesa decomisó 2 mil kilogramos de cocaína, mientras que a principios de mayo, en el puerto de Hamburgo, un navío con bandera de Montenegro que transitaba la ruta Brasil-Reino Unido, fue descubierto con 500 kilos.

De enero a mediados de mayo, los puertos colombianos intervinieron 10 navíos con mil 138 kilogramos de cocaína destinada a Bélgica, pero al igual que ocurre con otras sustancias, hay problemas de distribución de cocaína al interior de Europa, lo que está generando un aumento de precios y una erosión en la pureza.

“Estos mercados ilegales continúan generando enormes ganancias, incluso durante la pandemia. Las incautaciones de drogas ilegales en algunos países de la UE durante el primer semestre de 2020 han sido mayores que en los mismos meses de años anteriores”, asegura Catherine De Bolle, directora de Europol.

El sector que más distorsiones ha experimentado es el de éxtasis y anfetaminas. La demanda ha disminuido sustancialmente por el cierre de clubes nocturnos y la cancelación de festivales, al tiempo que los mayores centros de producción, Bélgica y Holanda, padecen escasez de precursores químicos, la mayoría vienen de China.

En las plazas productoras, como Holanda, el precio se ha hundido por la acumulación de droga, mientras que en las latitudes más lejanas, su valor ha aumentado debido a las perturbaciones en las rutas de suministro. En Croacia, Finlandia, España y Finlandia, el precio de metanfetamina aumentó más de 20%.

“La escasez de algunas drogas ha provocado un aumento de la tensión entre los grupos delictivos que la suministran. En algunos casos, ha resultado en un aumento en el número de confrontaciones violentas”, particularmente en Dinamarca, Fin- landia, Francia y Suecia.

La era del confinamiento también ha dado paso a la innovación y elaboración de nuevas tácticas para hacer posible que la droga llegue al consumidor incluso en pleno encierro. El informe sostiene que algunas de estas normas, de reducción de los encuentros cara a cara, prevalecerán más allá de la pandemia, lo que reducirá la posibilidad de desmantelar unas redes de tráfico cada vez más fragmentadas y elusivas.

Uno de los métodos más usados en la época de encierro es el dead drops, que consiste en que el comprador pague con criptomodenas o canales de comunicación encriptados, como Telegram, Wickr y Signal, mientras que el vendedor deja la droga oculta en un punto escondido cuya ubicación es transferida vía digital. Esta práctica ya era común en Moldavia y Ucrania, pero ha sido importada recientemente por Estonia, Bélgica, Reino Unido, España y Finlandia.

“Si bien las restricciones se levantarán gradualmente es muy probable que algunas de las nuevas prácticas persistan, puesto que pueden ser una forma más conveniente de hacer negocios. Se espera un aumento en el uso de tecnologías digitales, de comunicación y cibernéticas por parte de las organizaciones de narcotráfico”, indica.

“Es probable que las proyecciones a largo plazo de las consecuencias económicas negativas tengan un efecto exagerado en los consumidores dependientes de drogas”, agrega. La pandemia dejará herencia en el rubro del lavado. Además, anticipa que la recesión económica reduzca los mecanismos contra la corrupción y el blanqueo de capitales.

Las organizaciones criminales aprovecharían para tomar el control de negocios legítimos con problemas financieros para promover sus actividades criminales.

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