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Washington.— Mientras la presión aumenta y las voces de condena se multiplican contra la política de separar a los niños migrantes de sus padres, el presidente Donald Trump endureció ayer su postura.
Gobernadores, fiscales generales, legisladores republicanos y empresarios de Estados Unidos condenaron ayer la política de “Tolerancia Cero” e hicieron un llamado a las autoridades a detener una práctica que tiene como su principal víctima a niños.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció su intención de demandar a la administración Trump por la detención de niños migrantes y la separación de sus padres, lo que considera un “ataque deliberado” contra la comunidad inmigrante, cuyos derechos constitucionales, alegó, están siendo “violados”.
Una veintena de fiscales generales, la mayoría de estados demócratas, firmaron un comunicado conjunto en el que criticaron una política “inhumana”, “contraria a los valores” del país y, simplemente, “un error”, además de que consideraron ilegal la práctica de separar familias.
Al menos cuatro gobernadores, dos republicanos y dos demócratas, ordenaron la retirada de la Guardia Nacional —milicias estatales— de la frontera entre EU y México, donde fueron desplegados a petición del presidente.
Líderes empresariales, entre los que figuran directores de Google, Apple, Walmart, General Motors, Boeing y Mastercard, entre otros, hicieron llamados a poner fin a esa práctica.
El director general de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció que donará dinero a los grupos que ayudan a las familias migrantes y pidió a otros hacer lo mismo.
Sin embargo, Trump ha dejado muy claro que no está dispuesto a relajar su política de “Tolerancia Cero” ni la separación de niños y padres en la frontera. Al contrario: el presidente redobló ayer su ataque contra los inmigrantes, prometiendo que no permitirá que “infesten” el país.
Reiteró que algunos países “no [mandan] a su mejor gente” a EU y arremetió contra México porque “no hace nada por nosotros. Lo podrían parar [el problema migratorio]”.
“No tenemos muro, no tenemos seguridad fronteriza”, se quejó Trump. En su opinión, sólo hay dos opciones para la “crisis masiva”: “Fronteras totalmente abiertas o juicios criminales”. De momento, su administración apuesta por la segunda.
“Cuando procesas a los padres por entrar ilegalmente tienes que quitarles los hijos”, insistió el magnate. De acuerdo con cifras oficiales, 2 mil 342 niños han sido separados en un mes como parte de una medida que la Casa Blanca espera que “resulte en un efecto disuasorio” entre los migrantes.
Ante las críticas Trump responde como es habitual: la culpa es de todos —los demócratas, la prensa, internet— menos de su administración.
Los legisladores apuntan a la Casa Blanca para una solución, mientras Trump señala al Congreso. Una pescadilla que se muerde la cola mientras los niños migrantes pagan la factura.
Trump visitó ayer a los congresistas republicanos con un único asunto en la agenda: inmigración. Los presionó para encontrar una solución y se habló del par de leyes que esta semana se deberán votar en la Cámara de Representantes, una ultraconservadora y la otra más moderada, que a pesar de que podrían ser aprobadas es muy poco probable que pasen en el Senado.
“El presidente apoyó ambas leyes, que construyen el muro, cierran vacíos legales, cancelan la lotería de visas, frenan la migración en cadena y resuelven la crisis fronteriza y el tema de la separación de familias permitiendo la detención familiar y deportación”, dijo un portavoz presidencial.
En tanto, los demócratas se niegan a negociar para pasar la presión a la Casa Blanca a escasos cinco meses de las elecciones legislativas.