Bruselas.— El primer año de la pandemia de coronavirus corroboró la posición de liderazgo de Italia en el tráfico de cocaína al resto del Viejo Continente, así como la participación cada vez mayor de los cárteles mexicanos en ese rubro delictivo.

Esa es una de las conclusiones que se desprenden del informe anual de la Dirección Central de Servicios Antidrogas de Italia (DCSA), un documento basado en datos de 2020 y que analiza la información aportada por investigaciones policiacas.

“En 2020 los grupos criminales extranjeros demostraron una creciente capacidad y autonomía operativa en la gestión del tráfico de drogas y en la actividad de narcomenudeo en muchas regiones italianas. Los más activos y peligrosos siguen siendo los cárteles balcánicos, albanokosovares, sudamericanos en particular, colombianos, mexicanos, dominicanos y nigerianos”. Estos grupos, detalla el documento, explotan las comunidades étnicas asentadas en Italia y otros Estados miembros de la UE, y cuentan con el apoyo de una estructura logística compleja y eficaz.

Las investigaciones además muestran que la modalidad delictiva de los grupos criminales extranjeros en suelo italiano varía de una región a otra.

La actuación de estos grupos en la zona sur está subordinada a las organizaciones criminales locales, mientras que en las regiones del centro y norte “estos grupos han ido adquiriendo progresivamente un nivel de autonomía que les ha permitido conquistar, en determinados centros urbanos, una posición de liderazgo, sobre todo en las actividades de narcomenudeo”. La creciente presencia de grupos delictivos no italianos es resultado de la globalización, la cual ha facilitado una mayor interacción entre organizaciones de distintas culturas y activos en varios puntos del planeta, señala el informe.

Las asociaciones delictivas tradicionales, continúa, se han fusionado en empresas transnacionales capaces de asegurar el suministro y abastecimiento de los mercados de consumo.

Igualmente es resultado de la “estabilidad de las conexiones de la Ndrangheta, funcionales a la gestión de las actividades del narcotráfico, con miembros de la Cosa Nostra, la Camorra y las organizaciones criminales de Apulia, así como con las redes criminales extranjeras. La Camorra ha sabido negociar y colaborar mejor con otros grupos criminales extranjeros, ampliando su radio de acción a nivel internacional”.

El Informe Anual 2021 sostiene que el tráfico de drogas se vio afectado por la emergencia de Covid-19, pero los efectos fueron transitorios, limitados. Las agrupaciones demostraron gran capacidad de adaptación y flexibilidad. Por ejemplo, emergieron nuevas formas de negociación y distribución. Las redes sociales tomaron fuerza como puntos de venta y las sustancias llegan al cliente a través de camellos, algunos simulan ser repartidores de comida, corredores deportivos o paseadores de perros.

Pese a las restricciones de movimiento, 2020 marcó un récord absoluto de incautaciones de cocaína, alcanzando las 13.4 toneladas, 62.69% más que en 2019, que a su vez había registrado un incremento de 127% con relación al año anterior.

Las autoridades no saben si se trata de una tendencia temporal. Piensan que puede ser resultado de la reanudación de las actividades comerciales a gran escala tras el desconfinamiento, consecuencia del fenómeno stop and go. También manejan la tesis del rediseño de los itinerarios de tráfico, con Italia como nodo de distribución y tránsito a otros mercados de consumo. La droga llega a Italia principalmente a través de tres rutas: sudamericana, africana y balcánica.

La sudamericana sigue cinco itinerarios principales: uno de ellos va de Colombia a México, Estados Unidos y Canadá, y otro de Perú a Brasil, Bolivia, Colombia, Venezuela y México.

“De los principales puntos de acopio, la droga llega a cuatro nodos principales de tránsito, almacenamiento y distribución situados en Centroamérica, el Caribe, África Occidental y Europa Centro Occidental. Los países clave en esta dinámica son Costa Rica, México, Jamaica, República Dominicana, España y Holanda”.

Pone como ejemplo la operación Halcón, concluida el 4 de febrero de 2020 y realizada por la Guardia de Finanzas de Catania, en coordinación con la DCSA. Estuvo dirigida contra individuos ligados al tráfico de estupefacientes entre Italia, España, México y Colombia. Resultó en la incautación de 386 kilos de cocaína.

El Puerto de Gioia Tauro, en Calabria, es el punto por excelencia de la entrada de la droga a Italia, 45% del volumen total incautado tuvo lugar allí. El informe destaca el aumento de los decomisos de drogas sintéticas, casi 14% más que el año anterior.

“La producción de metanfetamina sigue concentrada en México, así como en el sudeste asiático, en particular China, Filipinas y Myanmar”, apunta. La cifra de extranjeros involucrados en el tráfico de drogas y narcomenudeo bajó en 26%. Un total de 370 extranjeros fueron acusados del delito de asociación ilícita.

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