Bruselas.— Los ciudadanos de la Unión Europea (UE) ven con incertidumbre e inquietud la propagación a toda velocidad de las variantes británica y sudafricana del Covid-19, mientras los distintos gobiernos no son capaces de lograr un método homogéneo para frenarla y el ritmo de vacunación no es el deseado, menos con el retraso de distribución de Pfizer, que ya desató reclamos.
Los casos globales por el virus superan los 95 millones, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que se han superado las 40 millones de vacunas antiCovid administradas en medio centenar de países. Los fallecidos en la pandemia ascienden a 2 millones.
Pero mientras en el sur de Asia la situación es más estable, países europeos enfrentan con temor lo que llaman la tercera ola de contagios. Preocupa la gráfica en España, con más de 2.2 millones de casos y en algunas jornadas cifras reporta récord de positivos.
Pfizer anunció el viernes que dado que busca adaptar su planta de Puurs, Bélgica, que surte a todos los países, excepto Estados Unidos, con el objetivo de incrementar, a largo plazo, la producción de vacunas en el corto plazo se retrasaría. El sábado, ante la inquietud que generó su anuncio, Pfizer anunció un “plan” para limitar a una semana el retraso en la entrega de vacunas. “Volveremos al calendario inicial de entregas en la Unión Europea a partir de la semana del 25 de enero, con un aumento de entregas a partir de la semana del 15 de febrero”, aseguró.
Sin embargo, el retraso, en estos momentos, puede ser fatal. Así lo ve el gobierno alemán, cuyo ministro de Salud, Jens Spahn, reclamó a la farmacéutica estadounidense “cumplir los plazos y las cantidades acordadas”.
Spahn lamentó además el “muy corto plazo” del aviso.
En Austria, las autoridades advirtieron que disponen de 20% menos de vacunas de lo que se esperaba para enero por los retrasos de Pfizer. “Tenemos que adaptar nuestra estrategia”, señaló el canciller Sebastian Kurz.
"Para nosotros, cada semana cuenta", enfatizó.
Canadá también se ve afectado por el anuncio de Pfizer. La ministra de Servicios Públicos de Canadá, Anita Anand, señaló que la reducción impactará la campaña de vacunación en Canadá en el corto plazo, pero que el gobierno mantiene su compromiso de vacunar a toda la población para finales de septiembre. Además de Pfizer, Canadá aprobó la vacuna de Moderna. Pero tan sólo en la provincia de Alberta, se informó que a más tardar hoy se acabará el suministro de la primera dosis de las vacunas tras administrar cerca de 90 mil dosis desde el 15 de diciembre.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo el viernes que Pfizer ha asegurado que, pese a los retrasos anunciados, todas las dosis prometidas para el primer trimestre llegarán a la UE en ese periodo.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, apeló a la solidaridad ante la forma en que países ricos han acaparado las vacunas.
“Debo ser franco. El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de este fracaso será pagado con vidas (...) en los países más pobres del mundo”, afirmó en un discurso en la apertura de un consejo ejecutivo de este órgano de la ONU en Ginebra, en el que criticó la actitud "egoísta" de los países ricos y a los fabricantes de vacunas que buscan la aprobación reglamentaria de los países prósperos en lugar de someter sus datos a la OMS para obtener una luz verde a escala mundial para la utilización de la vacuna.
En contraste con los 40 millones de vacunas suministradas en los países ricos, insistió, “solamente 25 dosis han sido administradas en uno de los países con ingresos más bajos. No 25 millones, no 25 mil, apenas 25”.