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Washington.— El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tuvo que lidiar por segundo día consecutivo con el escándalo de imágenes en las que aparece con la cara pintada de negro, una actitud racista que ha hecho tambalear su campaña de reelección. En menos de 24 horas, Trudeau salió dos veces ante la opinión pública para pedir perdón por los hechos, y parece que la minigira de disculpas no terminará pronto.
Ayer apareció una imagen más y un video, hasta ahora no reconocido ni recordado por el premier, en el que aparece con la cara pintada.
“Me arrepiento muy profundamente, muy profundamente”, dijo desde Winnipeg. “Oscurecer tu cara, sea cual sea el contexto y las circunstancias, siempre es inaceptable por la historia racista del blackface”, subrayó, asumiendo que por entonces “debería haberlo entendido”.
El escándalo destapado la noche del miércoles por la revista Time cambió el tono de la campaña electoral canadiense de cara a los comicios del próximo 21 de octubre. En ese momento, Trudeau, en su primera y expedita aparición ante la opinión pública, reconoció dos episodios en los que se pintó la cara de negro.
Ayer le esperaba otra bomba, con un video publicado por Global News, presumiblemente grabado hace un par de décadas, en el que se le ve maquillado y haciendo caras burlonas en una fiesta de juventud. La cinta la filtró el principal rival del premier, el Partido Conservador.
“Debo reconocer que estaba ciego del dolor que pude haber causado en esos tiempos y que ahora estoy causando a la gente que cuenta conmigo para defenderlos”, expresó el premier, quien otra vez aguantó estoicamente y con pesadumbre las duras preguntas de los periodistas.
Según dijo, todo este suceso le ha llevado a un periodo de reflexión personal y de lo que realmente significa el privilegio del que se ha beneficiado por el color de su piel y su estatus social, hijo de un exprimer ministro canadiense. “Cuando reconocemos o reflexionamos sobre errores del pasado siempre nos preguntamos por qué pensamos que estaba bien, por qué pensamos que era una buena idea en ese momento. No fue una buena idea, fue una idea terrible. Fue algo que minimiza y se aprovecha de una realidad que no tuve que vivir, la de ser discriminado, marginado, juzgado por el color de mi piel, por mi lengua, mi historia”, dijo. Continuó: “Vengo de una posición privilegiada y he intentado en mi vida poner las ventajas y oportunidades que he tenido para servir este país, luchar por los derechos de la gente. Y tengo que reconocer que he decepcionado a mucha gente con esa decisión, y aquí estoy hoy para reflexionar sobre eso y pedir perdón”, resumió.
La mayoría de los candidatos locales del Partido Liberal de Trudeau apoyaron a su líder, asegurando que sus disculpas son “sinceras”. Sin embargo, reconocieron que la elección “va a ser dura”. El partido modificó el calendario de campaña.
El líder de los conservadores, Andrew Scheer, está aprovechando esta nueva crisis para reforzar la imagen de desconfianza que quieren imponer sobre Trudeau. “Es un acto de burla y abiertamente racista”, dijo al enterarse del suceso, añadiendo que “los canadienses han visto una completa falta de juicio e integridad de alguien que no está capacitado para gobernar este país”.