San José. –
Chile, Colombia, Perú y Ecuador crearon un bloque político para combatir la pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada (INDNR) frente a sus costas, y en aguas de su jurisdicción, de centenares de barcos de “pabellón extranjero”—en -su mayoría de China—que desde julio pasado arribaron al área del Océano Pacífico en América del Sur en una presunta operación de piratería marítima y de sobrepesca.
En una declaración conjunta , los cuatro gobiernos expresaron “preocupación por la presencia recurrente de flotas de embarcaciones pesqueras de pabellón extranjero, que se encuentran realizando actividades pesqueras en las áreas de alta mar adyacentes a las zonas marinas” de esos países.
Las faenas pondrían en “riesgo la conservación y uso sustentable de los recursos hidrobiológicos del medio marino más allá de sus aguas jurisdiccionales”, alertaron, al proclamar que actuarán “en conjunto” para “prevenir, desalentar y enfrentar” la pesca INDNR.
El Pacífico oriental, fuera del límite soberano de las naciones ribereñas, se convirtió desde la segunda mitad del siglo XX en santuario de la pesca pirata de flotas de China, Japón y de otros países de Asia, así como de EU y de Europa.
“En el mar persiste la edad de piedra, la de los recolectores”
, dijo el científico costarricense Freddy Pacheco, doctor en Ciencias Biológicas y catedrático jubilado de Manejo de Recursos Marinos de la (estatal) Universidad Nacional de Costa Rica.
“En el mar tenemos una rapiña muy grande de muchos países , de flotas pesqueras encargadas de la sobreexplotación (marina). Al menos el 66% de los océanos está deteriorado por sobrepesca. La sobreexplotación ha sido provocada por otros grandes países, no solo China”, explicó Pacheco a EL UNIVERSAL.
Los océanos son sobreexplotados por unos cinco millones de naves cuya identificación real se ignora porque usan “banderas de conveniencia” prohibidas por el derecho internacional del mar, describió.
“Son barcos de Estados Unidos, Noruega, Holanda, Islandia con banderas de otros países”, alegó.
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Coordinación en tiempo real
En su declaración, Santiago, Bogotá, Lima y Quito coincidieron en “optimizar” su coordinación e intercambio de información “en tiempo real” para “evidenciar presuntas prácticas de pesca INDNR y promover medidas rápidas y eficientes”.
Al instar a “asegurar la conservación y el uso sustentable de los recursos marinos existentes en la región”, destacaron su inquietud por el aumento de la pesca INDNR “de especies altamente migratorias y poblaciones transzonales en las zonas adyacentes a los espacios marinos” regidos por su jurisdicción nacional.
El lío coincidió con el acelerado agravamiento de tensiones políticas y comerciales desde 2018 entre EU y China y reconfirmó a América Latina y el Caribe como región en disputa entre ambos gigantes.
Un primer capítulo emergió en julio pasado frente a la costa de Ecuador, con impacto en Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica , por el riesgo de pesca INDNR en las islas Galápagos por unos 260 barcos mayoritariamente chinos.
Declaradas como Patrimonio de la Humanidad y consolidadas como segunda reserva marina más grande del mundo, después de la Antártida, las Galápagos están bajo soberanía ecuatoriana.
La información oficial determinó que los navíos chinos fueron desplegados a inicios de julio anterior, y por cuarto año consecutivo, en el límite del Océano Pacífico con las 188 millas de la Zona Económica Exclusiva Insular (ZEEI) de Ecuador.
Quito, que denunció el acto como amenaza de la pesca pirata a la riqueza marina , notificó a China y a los países con barcos en la región que protegerá la ZEEI y hará “respetar sus derechos marítimos sin diferencia de banderas”.
China garantizó el 23 de julio que ninguno de sus barcos incursionará a la ZEEI
y “menos” a Galápagos. En septiembre, Beijing aseguró que supervisa y controla a sus barcos “en operación ultramarina” y les exige que respeten el derecho internacional y se limiten a operar en alta mar.
Un segundo caso ocurrió frente a Perú en septiembre anterior. China y EU chocaron por una presunta piratería marítima y sobrepesca de buques chinos en aguas peruanas en el Pacífico.
El gobierno de Perú garantizó que las 300 naves chinas permanecerían fuera de las 200 millas de mar patrimonial peruano y desplegó buques y aeronaves de guerra para defender sus intereses.
El objetivo sería la riqueza marítima frente a la costa de Perú, como el calamar gigante , especie altamente migratoria, y la anchoveta peruana, un pez que vive en el área sureste del Océano Pacífico; también se le localiza en sitios adjuntos al litoral de Chile.
EU apoyó a Ecuador y a Perú y, al insistir en que son “más de 300 barcos” de China “con historial de cambiar nombres de barcos y desactivar rastreo”, recordó que “la sobrepesca puede causar enormes daños ecológicos y económicos”.
El tercer diferendo ocurrió en octubre frente a las costas de Chile, con alertas de que la flota pretendía movilizarse a Argentina y Uruguay, en el sur del Océano Atlántico.
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