Los Rodríguez pensaban que sus organismos eran lo suficientemente inmunes al coronavirus como para vacunarse y, pese a que en Estados Unidos todos pueden acceder a los biológicos contra el Covid-19 , decidieron continuar con sus vidas diarias sin inmunizarse.
Hace unos meses Lydia Rodríguez, de 42, participó junto a sus hijos y otros familiares de un campamento organizado por la iglesia cristiana a la que asistían en LaMarque, Texas, en EU donde, infortunadamente, se contagiaron. Aunque su esposo, Lawrence Rodríguez, no asistió al encuentro por motivos de trabajo también contrajo el virus.
Este lunes, la mujer falleció por complicaciones derivadas del coronavirus, dos semanas después de la muerte de su esposo en la misma unidad de cuidados intensivos del hospital de Sugarland, Texas, y por las misma causa.
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Aunque una prima de la pareja, Dottie Jones, quien es enfermera neonatal, les advirtió en varias oportunidades los riesgos a los que estaban expuestos por no vacunarse, los Rodríguez no la escucharon. Aún así, Jones asegura que sí utilizaban tapabocas y eran cuidadosos, solo que se dejaron llevar por la información falsa de los antivacunas y decidieron no inmunizarse.
Semanas después, la pareja presentó varios síntomas de covid-19, pero prefirieron mantenerlo en secreto hasta que tuvieron que ser trasladados al hospital por dificultades respiratorias. Una vez allí, Lydia y Lawrence Rodríguez pidieron ser vacunados, sin embargo, era demasiado tarde.
"Lydia nunca creyó realmente en las vacunas... Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no necesitaba medicamento", explicó Jones a 'The Washington Post'.
Cuando Lawrence falleció, el 2 de agosto de 2021, Lydia estaba conectada a un ventilador y sin poder comunicarse con sus cuatro hijos, quienes la llamaban constantemente para cantarle himnos cristianos y subirle el ánimo.
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Aún así, y pese a los esfuerzos del personal médico, Lydia se complicó y antes de ser intubada pidió que vacunaran a sus hijos; los gemelos de 18 años, el niño de 16 y la pequeña de 11 años.
“Por favor, asegúrense de que mis hijos sean vacunados”, suplicó Lydia a su familia.
Tras la petición, la mujer perdió la vida el 16 de agosto.
Actualmente, sus hijos mayores ya fueron vacunados, el del medio está a la espera de la primera dosis y la niña está agendada para cuando se autorice la vacuna para menores de 12 años.
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Por su parte, Jones tuvo que utilizar sus redes sociales para desmentir que su prima había muerto por complicaciones derivadas de la vacuna, información falsa que estaban difundiendo algunos grupos antivacunas. Además, busca generar consciencia frente a la pandemia y la importancia de la inmunización.
"Mis 4 primos probablemente no serían huérfanos ahora si Lydia y Lawrence hubieran sido vacunados. Es una historia trágica y no quiero que ninguna otra familia aguante esto. No quiero que más niños sean huérfanos por la desinformación", reflexiona la enfermera en sus redes.
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