Bruselas.— Al igual que muchas líneas aéreas europeas, la alemana Lufthansa dejó de volar a China desde finales de enero, al tiempo que la Federación de Futbol de Japón pospuso los partidos de su liga al menos hasta el 15 de marzo.

Entre tanto, en el sur de Tenerife, el hotel H10 ha dejado de prestar servicio al alojar a 890 huéspedes en condición de cuarentena, mientras que en Venecia el confeti que caracteriza a esta época del año ha sido reemplazado por tapabocas. Más allá de Europa y Asia, en la Ciudad de México, el comerciante Oliver Coronel lleva tres semanas esperando mercancía parada en puertos de Asia.

En síntesis, no sólo la economía de China se ha contagiado del Covid-19, sino el planeta. Los efectos dependerán del tiempo que tarden las autoridades sanitarias en desactivar la amenaza.

Economistas, inversores, directivos y políticos han comenzado a estimar las repercusiones. Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo describe como el “riesgo más apremiante para la economía global”.

El brote provocó un enfriamiento en el crecimiento de la máquina propulsora de la economía mundial. Los pronósticos del PIB chino bajaron de 6% a 5.4% para este año. También ya le está pasando factura a Italia, víctima de la primera gran ola de infección fuera de Asia.

A pesar de que han transcurrido unos días desde la identificación del primer caso, los impactos son notorios en el turismo, fuente de 12% del PIB. Las cancelaciones en Venecia ascienden a 40%.

La situación puede empeorar. La firma Oxford Economics maneja dos escenarios con base en la advertencia del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, de que el Covid-19 tiene características de protagonizar la próxima pandemia.

Uno de ellos está basado en el estallido de una pandemia limitada a la región Asia-Pacífico. Bajo esta situación, la región se vería fuertemente golpeada, crecería 1.5%, el nivel más bajo desde la crisis financiera global, en tanto que China 2.6%, el peor resultado en tres décadas. Las secuelas para el mundo serían de un decrecimiento global equivalente a 0.5% en 2020. Ante una pandemia global, el costo de la crisis sanitaria a escala planetaria sería de 1.1 billones de dólares, es decir, el crecimiento del PIB mundial sería prácticamente cero.

“La pandemia infligiría un impacto breve, pero muy agudo en la economía mundial”, sostiene el análisis elaborado por los economistas Adam Slater y Neil Walker. El banco holandés Rabobank maneja cuatro escenarios, que van del malo al inimaginable. El más moderado parte de una rápida estabilización de la situación en China y de una propagación internacional limitada. Como epicentro, China concentraría la mayor parte de los daños, viendo reducir el crecimiento del PIB para este año por debajo de 5%, pero al ser la locomotora que tira de la economía del planeta, el crecimiento colectivo se vería reducido en 0.2 puntos para este año, inicialmente estimado en 2.9%.

En el otro extremo está el escenario “inconcebible”, basado en la expansión planetaria del Covid-19 y su mutación. “Los números de infectados se dispararían y las bajas. Podríamos estar presenciando una pandemia global y escenarios más parecidos a películas distópicas de Hollywood que de análisis económico. Recemos para que no suceda y sea sólo un escenario de alto riesgo”, sostiene el análisis del jefe de la Unidad de Mercados Financieros Asia-Pacífico, Michael Every.

El economista de la firma ING, Timme Spakman, sostiene que el comercio mundial, en declive 0.4% en 2019 por la guerra comercial declarada por la Casa Blanca, sufrirá más este año. Los daños ya se sienten en diversas partes del mundo por el cierre temporal de fábricas surcoreanas y chinas en un esfuerzo por contener la expansión de la infección. Citando a la firma Alphaliner, tan sólo se han cancelado 46% de los envíos programados entre Asia y el norte de Europa.

Advierte que la interrupción de los flujos de bienes esenciales puede “causar un shock” en las cadenas de suministro europeas y estadounidenses. “El impacto general para 2020 dependerá de la recuperación una vez que el virus esté bajo control”, subraya.

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