“Le dijimos, papá para, y nos dijo: No, yo quiero continuar. Y continuó. Dictaba clases virtuales tres veces a la semana, a tres salones. Eran un promedio de 6 horas diarias. Llegó a concluirlas, tomó el examen final y desde ahí recién se sintió mal. De necesitar cuatro litros de oxígeno, de pronto pasó a nueve litros y tuvimos que llevarlo al hospital”, cuenta Fabiola Gavelán a El Comercio. Días después, su padre, el profesor Jorge Jesús Gavelan Izaguirre, falleció por las secuelas del Covid-19 .
Gavelan Izaguirre dictó clases en la facultad de Ciencias Contables de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Perú , por más de 35 años. Su familia recuerda que era una persona muy independiente, que amaba su profesión y enseñar. De eso no ha quedado duda. Ni el Covid-19 evitó que Gavelan continuara dictando clases. Ayudado de un concentrador de oxígeno, enseñó el curso de Costos hasta terminar el ciclo. Sus alumnos lo confirman y lo recuerdan.
“Fue un excelente docente, de los pocos que vivían su vocación. Priorizó nuestra educación sobre su salud, el legado que nos entregó será motivo para generar un gran cambio en el país”, escribió Esteban Aguilar.
“He tenido el agrado de ser su delegado en dos oportunidades y he visto su gran interés por los alumnos. Se amanecía creando sus propias clases, investigaba la teoría que nos daba, y siempre daba un día extra a la semana para explicar lo que no se entendía. Estoy muy agradecido por toda la disposición del profesor, y da un gran ejemplo de empeño y persistencia”, dice Kevin Carmona.
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Los alumnos incluso difundieron una foto de él dictando las clases utilizando una máscara de oxígeno. Lo hicieron con la única intención de recordar su valentía. La familia de Gavelan aceptó que la foto sea publicada, pero quiere evitar que se utilice para otros fines políticos.
Foto: Especial
Fabiola Gavelán cuenta que su papá se contagió de Covid-19 en junio del año pasado. Debido a que sufría de cardiopatía y tenía 71 años, fue hospitalizado y le tuvieron que poner un marcapasos.
“Solo cuando le pudieron el marcapasos paralizó las clases. San Marcos colocó un profesor de reemplazo por un par de meses, pero mi papá se dio cuenta de que el profesor no había completado el sílabo ni pasado las notas de los alumnos al sistema. Entonces, regresó a dar las clases”, dice Fabiola.
Desde esa fecha, Gavelán se dedicó en exclusiva a dictar clases virtuales y a cumplir la cuarentena junto a su familia que también resultó contagiada de Covid-19 . Sin embargo, en febrero de este año empezó a sentir un malestar general.
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Debido a que era más riesgoso llevarlo a un hospital, la familia decidió atenderlo en la casa. Otra de las hijas de Gavelán es enfermera y su esposo es doctor. Por eso y porque no presentaba baja saturación ni complicaciones, decidieron tratarlo en su domicilio. Él decía que solo tenía cansancio.
Sin embargo, cuando la saturación bajó a 91 la familia lo tuvo que llevar de emergencia al hospital Almenara en donde le hicieron una prueba de antígeno que resultó positiva. El Covid-19 había vuelto. Los médicos les dijeron que Gavelan se había reinfectado.
La familia, entonces, adquirió un concentrador de oxígeno para poder ayudarlo a respirar y así pudo seguir dictando las clases hasta que, de pronto, empezó a necesitar más litros de oxígeno de los que el concentrador podía darle.
“Lo llevamos de emergencia y le hicieron la prueba de antígeno y salió negativo. Le tomaron una tomografía pulmonar y le dijeron que tenía fibrosis y derrame pleural. Dijimos, ok ya el Covid se fue y tratemos de reparar el daño que tiene. Mi papá nos pidió, por favor, que si la prueba salía positiva lo lleváramos a la casa porque él no quería volver al área Covid del hospital. Cuando estuvo en UCI el año pasado fue muy fuerte y vio morir a gente todos los días”, cuenta Fabiola.
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Debido a que la prueba salió negativa, Gavelan fue internado en el área UCI de cardiología del hospital Almenara. Sin embargo, dice la familia, un neumólogo del área decidió trasladarlo al área Covid ya que no había cumplido el tiempo necesario en cuarentena tras su primera prueba que salió positiva. Ese fue un duro golpe para la familia. El deseo de Gavelan no pudo cumplirse, lamenta su hija. Nadie lo pudo volver a ver. Pasaron tres días y falleció.
Hoy que los muertos por el coronavirus superan los 44 mil en el Perú y la crisis sanitaria recrudece, la familia del profesor lo único que desea es que Jorge Jesús Gavelan Izaguirre sea recordado como el maestro comprometido que fue. Han decidido vivir el duelo en medio de la cuarentena en una casa alejada de la ciudad. Por eso, piden que el nombre de su padre no sea utilizado de manera irresponsable
“Nosotros tenemos ahora que cuidar a mi mamá. No es posible que nos hayamos ido y que prendamos la televisión en Willax y veamos un reportaje en el programa de Beto Ortiz para el que ni tuvieron la delicadeza de llamarnos. Le cambiaron el nombre a mi papá, dijeron que murió de cáncer al estómago y lo peor de todo, dijeron que murió en completo abandono. Eso es inadmisible. Es chocante para nosotros como familia”, afirma Fabiola.
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