Madrid.— El Covid-19 se ha convertido en un gran fabricante de viudas, sobre todo en los países en vías de desarrollo donde ha contribuido a agravar aún más la situación de muchas mujeres que han perdido a sus parejas, destaca el informe de la fundación Global Fund for Widows.

“El brote de coronavirus está a punto de crear un número sin precedentes de viudas en todo el mundo en desarrollo; y la comunidad internacional no está preparada para sus repercusiones devastadoras”, alerta el estudio de la organización humanitaria que sostiene que el virus expondrá y exacerbará la difícil situación de las viudas en los países más atrasados.

“A medida que se analizan los datos del brote de Covid, existe un consenso científico emergente de que los hombres están muriendo a un ritmo dramáticamente más rápido que las mujeres”, señala Global Fund for Widows para explicar el notable incremento del número de viudas durante la pandemia, sobre todo en las zonas más atrasadas del planeta.

La mayor fortaleza del sistema inmunológico de las mujeres y la tendencia de los hombres a participar en comportamientos más riesgosos, son dos de las causas que se manejan para explicar el desequilibrio de muertes entre los dos géneros.

En muchos países africanos y asiáticos la situación de las viudas es crítica, ya que a su vulnerabilidad como mujeres, hay que sumar la desprotección económica, lo que las convierte en uno de los grupos sociales más desamparados y marginales. En la India la situación es particularmente crítica.

“En el conjunto de Asia, es en la India donde las viudas han sufrido más. En la primera ola porque perdieron sus trabajos y no tenían a quién recurrir, y en esta segunda ola, porque el impacto sanitario ha sido dramático y se han visto mucho más desprotegidas, no solamente porque ya no tienen a la cabeza de familia, sino porque se han convertido en la cabeza de familia de la noche a la mañana para intentar sacar adelante a sus hijos”, señala a EL UNIVERSAL Ramón Álvarez Basterrechea, coordinador de Asia en la organización Manos Unidas que trabaja sobre el terreno.

“En la India son un colectivo particularmente vulnerable. Cuando una mujer se queda viuda, normalmente pasa a formar parte de su familia política, pero no siempre es aceptada del todo y en algunos casos la rechazan o se desentienden de ella, sobre todo si no ha tenido hijos, lo que hace a las viudas especialmente vulnerables”, agrega el portavoz de la agrupación humanitaria, luego de subrayar que el principal problema de las viudas es la falta de ingresos más o menos estables.

“En algunos países ser mujer y viuda es casi lo peor que te puede pasar”, asegura el activista.

Según las estadísticas, en el mundo existen unos 285 millones de viudas, de las cuales algo más de 115 millones viven en la pobreza extrema. No se trata sólo de las viudas, cuyo número se ha incrementado por la pandemia, sino también de los hijos huérfanos menores de edad, que en la mayoría de los casos no cuentan con ningún apoyo socio-económico y familiar.

“La experiencia de pandemias pasadas, por ejemplo, el VIH / SIDA y el ébola, muestra que a las viudas a menudo se les niegan los derechos de herencia, se les arrebatan sus propiedades después de la muerte de su pareja y pueden ser objeto de estigma y discriminación como `portadoras’ de enfermedades”, indica por su parte la Organización de las Naciones Unidas al reseñar los perniciosos efectos del Covid-19 en este sector de la población.

“Los niveles sin precedentes de aislamiento y penuria económica provocados por la crisis de Covid-19 pueden comprometer aún más la capacidad de las viudas para mantenerse a sí mismas y a sus familias, privándolas del contacto social en un momento de profundo dolor”, agregan los especialistas de este organismo internacional.

La discriminación por razones de género, religión, edad o discapacidad, la pobreza e indigencia, el sometimiento a rituales de duelo vejatorios, la violencia y el abuso físico o sicológico, el desalojo de sus hogares, la negación de sus derechos a herencias, pensiones, propiedades y recursos productivos y la escasa posibilidad de obtener ingresos económicos regulares para la manutención de su familia, son los problemas más acuciantes de las mujeres viudas en buena parte del planeta.

Obligadas a realizar trabajos de alto riesgo en el sector informal, con bajos salarios, las viudas y sus hijos también se han vuelto mucho más vulnerables a la trata de personas con la aparición de la pandemia de Covid-19.

Para ilustrar la extrema precariedad de este colectivo, Global Fund for Widows relata la traumática experiencia de una joven viuda que en Kenia (África), lavaba ropa en casas cercanas para alimentar a sus ocho hijos, incluido su bebé de un mes. El bloqueo provocado por el Covid-19 le impidió ir a trabajar. A los pocos días, se quedó sin dinero para alimentar a sus hijos. Una noche, los vecinos ya no pudieron soportar los gritos persistentes y angustiantes de los niños, y se acercaron a la casa de la viuda. Encontraron a la mujer hirviendo una olla de piedras. Desesperada por calmar a sus hijos, la joven viuda había comenzado a hervir un puñado de piedras para engañarlos y que los niños hambrientos creyeran que la comida estaba de camino, con el deseo de que a los pequeños les venciera finalmente el cansancio.

Esta es apenas una estampa de las muchas que reflejan las tremendas carencias y las dificultades por las que atraviesan las viudas del Covid-19 en aquellos países en los que la población está más desasistida.

En Europa, la situación es distinta, ya que en la mayoría de los países las viudas tienen derecho a una pensión, aunque sea mínima, y las mujeres están más incorporadas al mercado laboral, lo que las hace menos vulnerables. Sin embargo, en ciertos casos, sobre todo cuando se trata de viudas de edad avanzada, éstas necesitan el apoyo económico de la familia para poder sobrevivir debido a la insuficiencia de la pensión estatal.

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