En la que fuera una de las ciudades más afectadas por un virus del que -por entonces- poco se hablaba y sobre el que nada se sabía, la vida ha vuelto a la normalidad.
Y no sólo eso. Para sorpresa de muchos, Wuhan -donde surgió el coronavirus SARS-CoV-2 hace ya casi un año- se ha convertido ahora en uno de los principales focos turísticos de China.
Sólo durante la semana dorada, un período festivo en el gigante asiático que va del 1 al 7 de octubre, la provincia de Hubei atrajo más de 52 millones de turistas que generaron ingresos de aproximadamente 5.2 mil millones de dólares.
Y Wuhan, la capital regional, recibió casi 19 millones de visitantes, según cifras del departamento de cultura y turismo de la provincia.
Paralelamente, el resto del mundo sufre los embates de una segunda ola de Covid-19, que en algunos países ha incluso afectado a más gente que la primera.
En Francia, el gobierno nacional ha impuesto un toque de queda en ocho ciudades, incluyendo la capital, París; y En Reino Unido existe una situación similar: Londres y otras regiones en Inglaterra entraron en una especie de vuelta al confinamiento que les impide reunirse con personas de otros hogares en lugares cerrados.
En el continente americano la situación no es mejor.
Por primera vez desde finales de julio, Estados Unidos, que ya acumula al menos 225 mil muertos por coronavirus, superó los 83 mil casos en un solo día el viernes pasado, mientras que América Latina y el Caribe sobrepasaron los 10 millones de positivos, con Brasil, Argentina, Colombia, Perú y México encabezando la lista por número de casos.
Pero al otro lado del mundo, "la ciudad heroica", como la ha apodado el presidente chino Xi Jinping, el virus parece ser un recuerdo desagradable y sobre todo lejano, si creemos en las cifras oficiales.
El gobierno chino asegura que en Wuhan no hay ni un solo caso de coronavirus, no obstante diversos organismos y expertos creen que hay que tomar con pinzas esa afirmación.
El "renacimiento" de Wuhan
En el marco de las celebraciones del Día Nacional de la República Popular China, el gobierno de Xi Jinping organizó un flashmob en una estación de tren de Wuhan y en un video del evento publicado en las redes sociales se ve a miles de personas reunidas, cantando y ondeando la bandera china.
"Wuhan renace después de la covid-19 con más fuerza y vitalidad", tuiteó Hua Chunying, directora adjunta del Departamento de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores, al publicar un video promocional.
Para Vivian Hu, editora del servicio chino de la BBC, el gobierno de Xi Jinping, con ayuda de los medios estatales, está tratando de dar la imagen de que todo está bien en Wuhan, de que la gente lo está pasando bien y de que la prosperidad y la normalidad están de vuelta.
"Y hasta cierto punto, es cierto: la gente está viajando por toda China y sobre todo a Wuhan. Sí, la ciudad parece estar de vuelta a la normalidad, pero para mucha gente y muchos dueños de negocios, las cosas no son como antes y todavía hay mucha preocupación", afirma la periodista desde Hong Kong.
"Pero el mensaje que recibimos de la propaganda china es que el gobierno ha logrado controlar la pandemia con éxito", agrega.
Para el 26 de octubre, China había contabilizado 91 mil 151 casos de covid-19 y menos de 5 mil muertos, mientras que EU, con una población 4 veces menor, había registrado más de 8.5 millones de casos y al menos 225 mil muertes.
"Hay nuevos casos en China, pero aparentemente no en Wuhan. Y si los hay, el gobierno deja claro que está haciendo todo lo posible para frenar el nuevo brote de manera eficiente y rápida", explica Hu.
Las políticas que impulsaron el sector
La resurrección de Wuhan como el destino turístico preferido de los chinos no se debe al azar, en realidad se debe en parte a políticas estatales.
En agosto, el gobierno de Hubei anunció que cerca de 400 lugares turísticos en la provincia serían abiertos a visitantes de todo el país de forma gratuita desde el 8 de ese mes hasta finales de año.
Y aunque el número de visitantes en estos sitios está limitado al 50% de su capacidad máxima y los visitantes deben someterse a controles de temperatura, la respuesta fue inesperada.
Muchos de los turistas que optaron por Wuhan durante la semana dorada visitaron la histórica Torre de la Grulla Amarilla ubicada en el centro de la ciudad. La estructura actual, construida en 1981, fue uno de los sitios con entrada gratuita patrocinados por el gobierno chino.
Según la agencia de noticias Xinhua, al menos mil agencias de viaje y más de 350 hoteles se unieron a la campaña gubernamental ofreciendo descuentos a los visitantes.
Para algunos analistas, el resurgimiento de Wuhan como destino turístico demuestra la confianza de los chinos en el manejo de la pandemia por parte de las autoridades locales y representa una oportunidad de oro para impulsar la golpeada industria.
Una "victoria" gubernamental
Y también simboliza una victoria para el gobierno chino.
Vincent Ni, experto en China del servicio mundial de la BBC, destaca que efectivamente puede que el gobierno de ese país esté utilizando a Wuhan con fines propagandísticos, pero la campaña está "basada en hechos", que "ponen en evidencia que la situación ha mejorado".
"La gente sabe que Wuhan está mejor, nadie visitaría la ciudad si hubiera coronavirus. Lo chinos están dispuestos a viajar a Wuhan que solía ser el epicentro de covid-19 y esto, desde el punto de vista gubernamental, es una victoria", prosigue.
Si bien el sector se está recuperando luego de haberse detenido completamente al principio del brote de Covid-19, todavía se espera que los ingresos por turismo en el gigante asiático caigan un 52% en 2020 con respecto a 2019 y que el número de viajes disminuyan un 43%, según la Academia de Turismo de China (CTA, por sus siglas en inglés).
Para Ni, las cosas "gradualmente" están volviendo a la normalidad, pero quedan preguntas sobre si la situación va a perdurar.
"A medida que se aproxima el invierno, hay dudas sobre si tendremos o no una segunda ola. Creo que esta incógnita está presente en la mente de todos los chinos, pero de momento la gente está disfrutando la suspensión de las restricciones y la vuelta a la 'normalidad'", señala.
Un arma de doble filo
El experto chino destaca que la sensación de normalidad se repite en todo el país y que cada vez se ve menos gente con mascarillas en las calles de la nación asiática.
Para los más de 20 millones de habitantes de Pekín, la capital del país, ya no es obligatorio utilizar tapabocas, por poner un ejemplo.
"Esto por una parte muestra que la situación ha mejorado dramáticamente, pero por otro lado puede ser un arma de doble filo porque el virus no ha desaparecido, no tenemos una vacuna efectiva en la actualidad y si la gente baja la guardia y se viene una segunda ola puede resultar catastrófico".
De acuerdo con proyecciones del Fondo Monetario Internacional, la china será la única de las grandes economías mundiales en registrar un crecimiento positivo este año con una expansión de apenas 1.9% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Y aunque su industria turística parece estar viendo la luz al final del túnel, otros sectores de la economía y, sobre todo, los ingresos de las poblaciones más vulnerables han sufrido un duro golpe en los últimos meses.
"El gobierno central está tratando de poner de nuevo la economía en marcha, pero los jóvenes en las grandes ciudades no logran conseguir trabajo y ya ni siquiera tienen dinero para pagar sus rentas, por lo que hay una nueva tendencia de que muchos están abandonando las ciudades", explica Vivian Hu.
"Puede que mucha gente esté viajando por toda China, pero es innegable que todavía existe la sombra del coronavirus. La gente lo sabe, pero tratan de que la vida cotidiana vuelva a la normalidad. Es una buena intención, pero toma tiempo y la verdad es que es difícil obtener una narración objetiva de lo que realmente está sucediendo".
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