anunció el miércoles las restricciones más duras impuestas en todo el Reino Unido contra el , incrementando la presión sobre Boris Johnson para que aplique un nuevo confinamiento que el primer ministro considera un "desastre" pero no quiso descartar.

"Se necesita una intervención urgente para interrumpir la propagación del virus y evitar que la situación empeore", afirmó la jefa del gobierno autónomo norirlandés, Arlene Foster, al anunciar ante el Parlamento regional de Belfast las medidas que estarán en vigor cuatro semanas.

Con 1.9 millones de habitantes, Irlanda del Norte registra diariamente casi mil nuevos casos.

En todo el Reino Unido, el número de muertos por Covid-19 supera ya los 43 mil, más que cualquier otro país de Europa, y los contagios diarios superaran los 17 mil.

En este contexto, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, urgió a Johnson a instaurar un confinamiento de dos semanas para "romper el circuito" de los contagios.

Pero el primer ministro, que intenta a todo precio evitar un nuevo confinamiento nacional de catastróficas consecuencias económicas, aseguró ante la Cámara de los Comunes que este sería un "desastre". "No queremos hacerlo, queremos un enfoque local", aseguró, aunque dijo "no descartar nada, por supuesto, en la lucha contra el virus".

En Irlanda del Norte, donde ya estaba prohibido reunirse en interiores con familiares y amigos, todos los bares y restaurantes tendrán que cerrar al público a partir del viernes aunque podrán vender comida para llevar.

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También cerrarán peluquerías, salones de belleza y masajes. Y se desaconsejan los "viajes innecesarios".

Los comercios permanecerán abiertos pero no podrán vender alcohol pasadas las 20h.

Todo el mundo deberá volver al teletrabajo, a menos que resulte imposible, y se pidió a las universidades que den sus cursos en línea. Las vacaciones escolares de octubre se ampliarán de una a dos semanas, hasta el 1 de noviembre.

Mientras tanto, en Inglaterra, solo la ciudad de Liverpool y sus alrededores, con 600 casos de Covid-19 por 100 mil habitantes, entró el miércoles en el nivel "muy alto" de alerta, con el cierre de pubs y bares.

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"Por algún lugar hay que empezar", dijo a la AFP un habitante de Liverpool, Tony King, considerando que "todas la ciudades acabarán igual".

"Es una reacción muy exagerada", criticó por su parte Lynn Curtis, una jubilada que denunció estas "drásticas medidas".

lsm

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