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Mientras que muchos países y regiones continúan anunciado restricciones de todo tipo para intentar controlar la propagación del coronavirus, Wuhan, la ciudad en China donde empezó el brote, se alista para levantar la cuarentena.
Después de más de dos meses de aislamiento total y forzado en Wuhan, capital de la provincia de Hubei, las autoridades han anunciado que relajarán parcialmente los controles a partir del 8 de abril.
Las restricciones de viaje en el resto de la provincia de Hubei se levantaron a partir de la medianoche del martes, para los residentes que estén saludables.
Con la excepción de una infección reportada en Wuhan el martes, la ciudad pasó casi toda una semana sin reportar un solo caso de contagio.
El progreso de la infección
A finales de 2019 se detectaron en Wuhan los primeros casos de una neumonía que luego la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamaría Covid-19.
La ciudad vio sus hospitales inundados de pacientes padeciendo severos síntomas respiratorios causados por un nuevo coronavirus.
El 23 de enero, se prohibió la entrada o salida de Wuhan precisamente cuando millones de personas se alistaban para viajar a través del país para las celebraciones del Año Nuevo Lunar. Se cancelaron vuelos y trenes en un intento por controlar la propagación del virus.
Para el 29 de enero, todas las ciudades en la provincia de Hubei quedaron selladas. En algunas se impusieron toques de queda y otras provincias vecinas limitaron el movimiento ciudadano permitiendo solo a un miembro de familia a salir cada dos días a comprar artículos de necesidad básica.
Las estrictas medidas parecieron dar resultados cuando, el 18 de marzo, las autoridades anunciaron que en la provincia de Hubei había cero nuevos casos positivospor primera vez desde el inicio del brote.
Un día después, se registraron 34 nuevos casos en el resto del país, pero estos se designaron “extranjeros”, o sea detectados en personas llegando del exterior.
Con la excepción de un caso positivo el 23 de marzo, el país no registró nuevas infecciones durante casi una semana.
Esto ha dado pie a las autoridades para implementar el levantamiento gradual de la cuarentena.
Código "verde" para viajar
En la provincia de Hubei, a partir de la medianoche de este martes, ya entró en efecto el relajamiento de las restricciones a los viajes para los que estén bien de salud.
Eso quiere decir, según los funcionarios chinos, que todo el que tenga un código "verde" en una ampliamente usada aplicación móvil podrá salir de la ciudad a partir de la fecha.
Ese sistema se conoce como el Código de Salud Alipay, al cual se afilian los usuarios y se les asigna un color -verde, amarillo o rojo- según cuán saludables estén.
La aplicación también puede enviar órdenes al usuario para que se aisle, así como difundir a diferentes autoridades datos de su paradero y condición de salud, permitiendo el rastreo.
A pesar de que el sistema implica una polémica vigilancia del estado, muchos lo han considerado útil para frenar la propagación del virus.
En Wuhan, a partir del 8 de abril, se permitirá a los ciudadanos entrar y salir de la ciudad, siempre y cuando no estén enfermos.
Aunque todavía les quedan dos semanas de reclusión, la ciudad reanudó el servicio de 117 rutas de autobús. Además, algunos negocios locales ya han empezado a operar de nuevo.
Dos fábricas de automóviles en la ciudad ya iniciaron la producción en línea, como lo informa el diario South China Morning Post.
Paseos, aire libre y optimismo
En Pekín, por otra parte, las personas están empezando a poder salir, después de dos meses reclusión en sus casas, para caminar en los parques y respirar aire fresco, aunque todavía deben cubrirse la boca con mascarillas.
Stephen McDonell, corresponsal de la BBC en la capital de China, se topó con varias familias que le manifestaron confianza en que las autoridades han podido controlar la emergencia.
“A pesar de los primeros traspiés, del encubrimiento inicial, hay una sensación de que una vez el gobierno nacional se involucrara, las autoridades encontrarían una salida a la crisis”, expresó McDonell.
Esa confianza en sus líderes, combinada con la llegada de una cálida primavera, ha llenado a la ciudadanía de optimismo.
“En un par de semanas o en un mes, habrá terminado en China”, dijo un ciudadano en un parque de Pekín a la BBC.