Mientras en China el número de nuevos infectados por coronavirus empieza a ralentizarse poco a poco, otros países como Italia o Irán viven una explosión de casos.
La enfermedad ya infectó a casi 91 mil personas en más de 60 países, incluyendo Brasil, México, Argentina, Chile, Ecuador y República Dominicana.
Pero mientras la narrativa de China o Italia ha sido contundente al tratar de contener la propagación del virus, incluso poniendo en cuarentena varias ciudades, algunos temen que el mensaje que el gobierno iraní está lanzando a su población sea insuficiente.
Lo que más preocupa es que Irán es, junto a Italia, de los países fuera de China con más muertes por coronavirus, lo que hace pensar que el número de infectados podría ser mayor al ofrecido por las autoridades.
La viceministra de Salud de la República Islámica, Alireza Raisi, anunció el martes que el número total de muertes en el país ascendía a 77 (el miércoles pasaron a 92) mientras que los casos de infectados habían experimentado un repunte hasta los 2 mil 336, después de que solo el domingo se registraran 523 nuevos casos.
Sin embargo, según diversas fuentes propias citadas por BBC Persia, el número real de víctimas por coronavirus estaría ya en torno a 300, una cifra que el Ministerio de Salud iraní desmintió.
"Las autoridades quieren rebajar el pánico y mantienen una narrativa en la que le está diciendo a las personas que sigan con su vida normal. Los médicos del principal hospital de Teherán aparecen en televisión sin máscaras afirmando que todo está bien", explica el periodista Soroush Pakzad, de BBC Persia.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, afirmó que no hay planes para poner en cuarentena ciudades enteras, pero en un discurso en la televisión pública dijo que el gobierno está comprometido en combatir el coronavirus.
Y en una medida sin precedentes, Irán liberó temporalmente a más de 54 mil presos en un intento de combatir el avance del virus en las atestadas cárceles del país.
Los presos liberados, todos con sentencias de hasta cinco años, dieron negativo por coronavirus, dijo la portavoz judicial Gholamhossein Esmaili.
Pero para Rana Rahimpour, periodista del servicio persa de la BBC, esa afirmación es "algo sospechosa".
"Antes habían reconocido que no tenían el equipamiento. Que de repente tengan la capacidad para hacer los tests de 54 mil presos, es muy poco probable".
En la calle, el brote de coronavirus sí se ve con más temor y en las farmacias escasean los guantes y otros materiales para combatir el contagio.
"La gente tiene mucho miedo. No sale a la calle ni siquiera en Teherán", dice Pakzad.
Hay muchas dudas sobre las cifras que ofrece el gobierno y la población teme que el gobierno no cuente con los kits necesarios para identificar la enfermedad.
Para Ghanbar Naderi, comentarista del medio estatal Press TV, la cifra de muertos que ofrecen las autoridades sanitarias llevan al menos una semana de retraso.
"A nuestros médicos y enfermeras les lleva tiempo examinar cada caso y determinar si alguien padece la gripe común o coronavirus, así que me temo que el número va a ser mucho más alto", le contó al Today Progamme de Radio 4 de la BBC.
"Sobre todo si tenemos en cuenta que hay provincias que no se han tomado el asunto en serio, especialmente ciudades sagradas como Qom que reciben miles de peregrinos que pueden portar la infección", añade.
El ayatola Alí Jamenei, el líder supremo de Irán, dijo que desde el principio que las autoridades iraníes ejercieron "sinceridad, honestidad y transparencia" al proporcionar al público la información sobre el virus, pero en algunos países, "donde la enfermedad es más aguda y generalizada", se ocultan los hechos.
Hasta la fecha, las autoridades eclesiásticas se han negado a cerrar las mezquitas o los lugares sagrados aunque el gobierno ordenó, por primera vez en la historia de la República, que no se lleve a cabo el rezo del viernes.
"Este es un país fanático y religioso y aun así nadie se va a atrever a ir en contra de la medida", dice Naderi.
Por su parte, Pakzad aclara que todas las medidas contrastan con el mensaje general del gobierno: "Cierran lugares, pero dicen que solo lo hacen por precaución y aseguran a la población que esto es solo una gripe".
El virus se ha extendido por casi todas las provincias iraníes, pero las dos localidades más afectadas por la medida son Qom y Mashhad, las dos de mayor relevancia religiosa para la comunidad chiita
En esta ciudad se han puesto en marcha algunas restricciones de acceso a los sitios sagrados.
Las visitas solo se permiten una vez que las personas desinfectan sus manos con gel y reciben información y máscaras faciales.
Se ha aconsejado a las personas que eviten reuniones innecesarias y se les ha pedido que no viajen a Qom, pero no hay un cierre absoluto de los sitios religiosos en la ciudad.
"Cerrar estos lugares sería grave a los ojos de los clérigos y es un paso que probablemente no darían a menos que se vean presionados internacionalmente", dice Rana Rahimpour, del Servicio Persa de la BBC.
Algunos medios locales citaron a un importador iraní de equipos médicos que afirmaba que no podía comprar kits de prueba debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos.
"Muchas compañías internacionales están listas para suministrar a Irán kits de prueba de coronavirus, pero no podemos enviarles dinero", dijo Ramin Fallah, miembro de la Asociación de Importadores de Equipos Médicos de Irán, según la agencia de noticias Ilna.
Estados Unidos ha negado que sus sanciones restrinjan la capacidad de Irán para importar suministros médicos, ya que señalan que existe una exención para bienes humanitarios.
Para paliar la falta de acceso a medios, una misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó el lunes al país para apoyar la respuesta iraní al brote. Llevaban consigo "equipos de protección para más de 15 mil trabajadores de la salud".
El equipo que aterrizó en Irán lleva también "suficientes kits de laboratorio para realizar test y diagnosticar la enfermedad a 100 mil personas", dijo la OMS.
Francia, Alemania y Reino Unido han ofrecido a Irán un paquete de ayudas por valor de 5.6 millones de dólares para luchar contra la epidemia.
"Cuando llegaba a casa solía dejar que mis hijos me prepararan un té o algo de comida. Ahora cada vez que llego solo me siento culpable porque pienso, de forma paranoica, si seré portador del virus, si voy a infectar a mi familia", afirma el comentarista de televisión Ghanbar Naderi.
"Así es como ha cambiado la mentalidad en Irán. Nadie está mandando a sus hijos al colegio estos días. Yo tampoco. El gobierno ha ordenado cerrar provisionalmente las escuelas, las universidades y lugares públicos", dice Naderi.
Otro de los debates más fuertes entre la población estos días es el de cómo enterrar los cadáveres.
Las leyes del islam mandan que el cuerpo de una persona fallecida sea lavado antes de enterrarse.
Pero los riesgos sanitarios que conlleva esta práctica en el caso del coronavirus ha hecho que en algunas localidades se les de sepultura sin ese paso.
Como consecuencia de la alerta social, "mucha gente que trabaja fuera de casa, que tiene contacto con el exterior, ha decido alquilar espacios separados para poner distancia con sus familias", cuenta Naderi.
"No quieren volver a casa porque no saben qué va a pasar. Y dado que no estamos realmente preparados para una epidemia del virus, hay mucha gente que no quiere correr ese riesgo", añade.
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