Las medidas de confinamiento impuestas en distintos países han demostrado ser una herramienta eficaz para contener la propagación del coronavirus.
Pero la cuarentena tiene un elevado costo para la población, tanto desde el punto de vista económico como para la salud física y mental.
Levantar estas medidas paulatinamente sin que suba el número de contagios es el gran desafío que enfrentan ahora las autoridades.
Está claro que la vida poscuarentena no será tal como antes. ¿Pero qué cambios se pueden hacer para que la transición resulte exitosa?
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Esta es la pregunta que se planteó un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y que respondió elaborando una lista de cerca de 300 ideas prácticas que no tienen nada que ver con la medicina.
No se trata de recomendaciones, dicen los autores, sino de una gran cantidad de opciones que cada región o contexto puede evaluar con vistas a aplicarlas, teniendo en cuenta su costo, practicidad, efectividad y cuán justas son para el total de la sociedad.
Muchas de estas ideas resultan obvias y ya están siendo implementada en diversos países.
"Se trata básicamente de cómo evitar que la gente se reúna y de escalonar actividades, comenzando por las que son más seguras", explica William Sutherland, profesor del departamento de zoología de la Universidad de Cambridge, y autor principal del estudio.
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Hay en la lista varias ideas originales y simples de ejecutar. A continuación, compartimos algunas de las más curiosas.
Como hasta donde se sabe una de las formas de transmisión del SARS-CoV-2 es por el contacto con las gotas de saliva que expulsa por la nariz o la boca alguien infectado, una de las ideas que sugiere el grupo de Cambridge es desalentar a que la gente hable cuando se encuentra muy cerca.
Y, por la misma razón, creen que sería muy útil reducir el sonido en el espacio comunitario para que la gente no tenga que elevar la voz para hablar o acercarse demasiado para decirse algo.
Valga como ejemplo las tiendas de ropa o indumentaria joven que suelen tener la música a todo volumen para promover las ventas.
La mayoría de los comercios que están ahora abiertos —como supermercados o farmacias— tiene una persona en la puerta de acceso para controlar el ingreso de los clientes, a fin de que no se produzcan aglomeraciones y para que la gente pueda mantener una distancia social prudente de al menos dos metros entre sí.La idea sería automatizar este sistema diseñando un mecanismo que no permita que la puerta del local se abra cuando el cupo de clientes está cubierto.
Simplemente instalando unas flechas que indiquen una dirección única a seguir se podría evitar el cruce de personas dentro de un edificio.
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De la misma manera, se podría dividir el uso de las escaleras, de modo que unas sirvan solo para acceder al inmueble y otras se reserven para salir.
Aunque los espacios abiertos ofrecen menos posibilidades de encuentro, si es mucha la gente que los utiliza, aumenta la posibilidad de cruce.
Si todos camináramos en el sentido de las agujas del reloj, evitaríamos esta situación.
Se trata de una idea simple para evitar tocar superficies en teléfonos, computadoras compartidas y otros dispositivos digitales que no son nuestros: que se activen por un sistema de reconocimiento de voz.
¿Cuántas veces nos ha pasado que, después de agarrar una botella, un paquete o una lata de la estantería, cambiamos rápidamente de idea y volvemos a dejar el producto donde estaba?
Para que los clientes tengan que tocar con sus manos la menor cantidad de objetos posible, las tiendas podrían poner pinzas a sus disposición, que habría que desinfectar después de cada uso.
También podríamos acostumbrarnos a llevar unas cuando vamos de compras.
En muchos baños públicos, el agua comienza a salir del grifo una vez que acercamos nuestras manos, o tras hacer hacer presión en la canilla.
En la mayoría, para no desperdiciar agua, la corriente se corta después de unos pocos segundos.
La idea sería reprogramar el tiempo que dura el chorro de agua para garantizar que nos lavemos las manos correctamente.
Llevarnos las manos a la cara es un gesto que repetimos constantemente de manera inconsciente.
Por eso, los investigadores de la Universidad de Cambridge proponen diseñar una banda que vibre para ponernos en la muñeca o una aplicación que nos alerte cada vez que nos tocamos el rostro.
El estudio, señalan sus autores, fue hecho con un método llamado Solution Scanning, que utiliza una variedad de fuentes para identificar una serie de opciones para un problema determinado.
Las sugerencias fueron hechas en base a la opinión de expertos en distintos campos y países, material tomado de las redes sociales e investigaciones.
No es un estudio cerrado, sus autores están dispuestos a recibir sugerencias, nuevas ideas o mejoras para las que ya han presentado.