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Madrid.— El hecho de que Estados Unidos, China y Rusia, tres de los países más contaminantes del mundo, enviaran a la Cumbre del Clima en esta ciudad a funcionarios de segundo nivel anticipaba los magros resultados de la COP25, que no fue capaz de amarrar el consenso necesario para acelerar y robustecer las medidas contra el calentamiento global previstas en los Acuerdos de París de 2015.
El documento final, Chile-Madrid, tiempo de actuar, alienta a los países a aprovechar la oportunidad en 2020, cuando arranquen plenamente los convenios de París, para mostrar la más alta ambición, ante la urgencia de abordar esta crisis.
Las posiciones encontradas obligaron a hacer una declaración genérica, exenta de compromisos insalvables, para que pudiera ser avalada por los cerca de 200 países que participaron en la cumbre, que concluyó con día y medio de retraso por las fuertes divisiones, y en la que se aprobó un nuevo plan de acción de género para promover el papel de las mujeres como agentes del cambio en el proceso hacia un planeta libre de emisiones.
“No es suficiente, no estamos satisfechos con el resultado”, reconoció Carolina Schmidt, la ministra de Chile que presidió la reunión.
“Durante la COP25 se ha cerrado la puerta a la ciencia y a las exigencias de la sociedad que exigían acordar soluciones urgentes y ambiciosas a la emergencia climática para limitar el calentamiento global a 1. 5 grados centígrados”, subrayó Greenpeace, luego de agregar que los lobbies de los combustibles fósiles y las corporaciones socavaron los avances de la cumbre por temor a que sus lucrativos negocios se vieran afectados.
Los menos pesimistas alegan que en Madrid se lograron salvar los muebles en un escenario complicado por el inicio de la retirada de Estados Unidos de los Acuerdos de París.
Entre los temas fundamentales que quedaron aplazados se encuentra la regulación del mercado de intercambio de certificados de emisión de dióxido de carbono (CO2), sistema que permite a los países más contaminantes que no alcanzan sus objetivos climáticos comprar derechos de emisión de gases a los que tienen bonos de sobra. Una comercialización con múltiples componendas, si no hay mecanismos de control.
Tampoco aflojaron en su postura China, Estados Unidos, India, Rusia y Brasil, que en conjunto envían a la atmósfera más de 50% de los gases de efecto invernadero. Estos países se niegan a revisar los planes nacionales de acción climática que pactaron en París y que, en su versión mejorada, tendrían que presentar en la Cumbre de Glasgow (Reino Unido) el próximo año. Algo que en principio no sucederá.
“En otras cuestiones, como la de la financiación climática, o las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables, los países industrializados siguen sin reconocer sus responsabilidades”, resaltó SEO/BirdLife. Por el contrario, México se alineó con el bloque de naciones que exigieron sin éxito mayores y más rápidos compromisos a nivel internacional para que el calentamiento no se desboque.
Conseguir que la temperatura media de la Tierra no rebase los 2 grados a finales de siglo respecto a los niveles preindustriales, y garantizar la neutralidad climática en 2050, son objetivos inciertos tras esta cumbre. No obstante, la COP25 mostró que existe una ciudadanía activa y cada vez más sensibilizada ante la emergencia climática.
“Esta COP puede ser el inicio de cambios desde abajo, que obliguen a cambiar la forma en la que nos relacionamos con el planeta. Hay un colectivo de jóvenes presionando”, dijo a EL UNIVERSAL Beth- lem Boronat, profesora de EAE Business School.