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Congresistas desafían al “racista” Trump

Mandatario las exhorta a “irse” de Estados Unidos; ellas afirman que aman a la nación; reclaman “destitución”

Las congresistas demócratas Rashida Tlaib, Ayanna Pressley, Ilhan Omar y Alexandria Ocasio-Cortez, conocidas como El escuadrón , durante una conferencia en la que respondieron a los comentarios del presidente Donald Trump. Foto: AFP
16/07/2019 |02:40
Redacción
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Washington.— “No nos callarán”. Esa fue la respuesta de las cuatro legisladoras contra las que el presidente Donald Trump lanzó un ataque racista y a las que dijo que si no están felices en Estados Unidos, “pueden irse”.

Ayanna Pressley, congresista afroestadounidense por Massachusetts; Alexandria Ocasio-Cortez, representante de Nueva York y desdenciente de puertorriqueños; Ilhan Omar, nacida en Somalia y nacionalizada estadounidense, y Rashida Tlaib, de ascendencia palestina, participaron en una rueda de prensa para responder a Trump.

“No nos callarán”, dijo Pressley, quien acusó al mandatario de carecer de “la gracia, la empatía, la compasión y la integridad que requiere la oficina presidencia”, y llamó a los ciudadanos a “no morder el anzuelo” ni dejar que el republicano desvíe la atención de “los problemas que afectan a los ciudadanos estadounidenses”.

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Omar denunció lo que llamó un “ataque abiertamente racista contra cuatro legisladoras de color” y que la “agenda de los nacionalistas blancos ha llegado a los jardines de la Casa Blanca”. Al mismo tiempo, indicó que no respondería a las “ridículas” afirmaciones de Trump de que ella defiende a la red terrorista Al-Qaeda.

Ocasio-Cortez señaló que no le sorprenden los dichos del presidente, al que acusó de “operar de completa mala fe”, pero frente al reclamo de Trump de que se vayan del país, advirtió que “no dejamos las cosas que amamos, y amamos a todas las personas en este país”.

“Líderes y mentes débiles cuestionan la lealtad a nuestro país para evitar que se les cuestione y debatir de política”, indicó Ocasio-Cortez.

Tanto Tlaib como Omar hicieron un llamado a iniciar un proceso de destitución contra Trump, al que acusaron de querer dividir al país.

El domingo, Trump dijo que a las cuatro legisladoras, conocidas como “el escuadrón”, deberían regresar “a los lugares de donde vinieron, infestados por el crimen”, con gobiernos “corruptos, horribles, catastróficos e ineptos”. Una analogía clara al pensamiento implícito de que, por no ser blancas, provienen de países inferiores a unos Estados Unidos que quiere hacer grandes de nuevo.

Los comentarios desataron una ola de críticas y llevaron ayer a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, a anunciar que votarán una resolución para condenar el “racismo” del presidente.

El mandatario se reviró ante las críticas, acusando a las congresistas de “odiar EU con pasión”.

La actuación de Trump recordó a la que hizo después de que un neonazi matara a una mujer en un enfrentamiento en Charlottesville. Ayer, al ser cuestionado respecto de si estaba preocupado que sus tuits legitimaran al supremacismo blanco, dijo que es algo que “no le preocupa porque mucha gente está de acuerdo conmigo”.

El nuevo ataque y la incapacidad de Trump de aceptar su error y su supremacismo blanco hizo renacer el pasado racista del presidente, quien empezó su andadura hacia la Casa Blanca diciendo que los mexicanos eran criminales y violadores, y acusando a un juez de origen mexicano de ser parcial en su contra por su ascendencia. Después vendrían sus políticas antiinmigrantes, casi todas para atacar a centroamericanos, y el veto a viajeros de países de mayoría musulmana.

“La intención del presidente no fue ser racista de ninguna manera”, dijo Marc Short, jefe de gabinete del vicepresidente Mike Pence. “No los encuentro racistas [los comentarios]”, se unió el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin.

Cuando los sucesos de Charlottesville, la mayoría de líderes del partido republicano condenaron la ambigua y ambivalente respuesta del presidente, quien dijo que había “gente buena” en los dos bandos que se enfrentaron. Ayer, los conservadores quedaron prácticamente en silencio, convirtiéndose en cómplices de los ataques. Fueron pocos los republicanos que se atrevieron a usar la palabra “racismo” en sus declaraciones sobre los tuits. Uno de ellos fue Tim Scott, único senador republicano negro. El resto de legisladores hicieron comentarios superficiales, como la senadora Susan Collins, quien hizo malabares para evitar decir que los tuits son racistas y sólo lo exhortó a “eliminarlo” porque “se pasó de la raya”.

***Con información de agencias

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