El conflicto entre israelíes y palestinos se intensifica.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) iniciaron a primera hora del viernes una nueva ofensiva en Gaza, la mayor desde que el lunes estallara la violencia en la zona.
Fuerzas israelíes llevaron a cabo un intenso bombardeo desde buques, aviones de combate y helicópteros.
La ofensiva, no obstante, no incluyó la entrada de tropas en Gaza, una medida que supondría una escalada inédita desde la guerra de 2014.
El Ejército israelí aseguró que habían bombardeado, también con artillería, la red de túneles construida por Hamás.
Muchos habitantes de la Franja de Gaza que viven cerca de la frontera comenzaron a huir de sus casas por temor a una incursión terrestre de tropas israelíes.
Mientras, la violencia se extendió al territorio palestino de Cisjordania, en el que al menos diez personas murieron en enfrentamientos con las fuerzas israelíes, que respondieron con balas de goma y fuego real al lanzamiento de bombas de gasolina.
Los ataques en Gaza se desataron el lunes, con militantes palestinos lanzando misiles contra Israel y el Ejército israelí manteniendo un aluvión de bombardeos aéreos.
La violencia había dejado hasta este sábado al menos 133 muertos en Gaza y ocho en Israel.
Las autoridades de Gaza, un territorio controlado por el grupo militante islamista Hamás, aseguraron que entre los fallecidos hay muchos civiles, incluidos 27 niños.
Israel, por su parte, asegura que decenas de personas muertas en Gaza eran militantes de grupo islamista y que algunas de las muertes se produjeron a causa de cohetes fallidos en el territorio. También reportó que entre los fallecidos en el país se encuentra un menor.
A medida que los enfrentamientos se intensificaron, en Israel también se produjeron graves incidentes de quemas de negocios y linchamientos en ciudades de población árabe y judía, lo que llevó al presidente del país a advertir de una "guerra civil".
Este sábado un enviado estadounidense llegó a Tel Aviv para formar parte de un diálogo entre palestinos, israelíes y funcionarios de la ONU con la esperanza de conseguir un alto el fuego.
Su llegada se produjo después de que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, abogara por "un desescalamiento inmediato y una cese de hostilidades entre Gaza e Israel".
Su llamamiento se unió al que hicieron otros diplomáticos -incluyendo los de Estados Unidos- pero que no han dado frutos.
Un alto funcionario de Hamás dijo que su organización está lista para un cese al fuego "recíproco" si la comunidad internacional presiona a Israel para que "suprima sus acciones militares" en la zona de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén.
Sin embargo, un asesor del primer ministro Benjamín Netanyahu le dijo a la BBC que los llamados a la contención estaban desencaminados.
"Nosotros no queríamos este conflicto, pero ahora que empezó tiene que terminar con un periodo prolongado de tranquilidad. Eso solamente puede conseguirse si Israel le quita a Hamás su estructura militar, su (capacidad) de comando y control", dijo Mark Regev.
El miedo entre los civiles en ambos bandos está causando estragos.
Najwa Sheikh-Ahmad, una madre de Gaza, señalaba el miércoles por la noche: "No te puedes dormir… En cualquier momento tu casa se puede convertir en tu tumba".
"No puedes sentirte segura. Como madre, es aterrador, es muy agotador para mis sentimientos, mi humanidad", señaló al programa Today de la BBC.
Un edificio de apartamentos fue destruido en la ciudad israelí de Petah Tikva poco después de que los residentes se hubieran trasladado a refugios antiaéreos.
"Escuchamos una alarma y de repente hubo un estallido. Empezó a entrar humo en el refugio y mi vecino, que estaba sentado en una silla a mi lado, salió volando", explicó un residente al portal Ynet.
La violencia se desató tras un largo periodo de tensión entre israelíes y palestinos en Jerusalén Este.
Hamás había amenazado con atacar Israel, luego de que más de 300 palestinos resultaran heridos en enfrentamientos con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
A su vez, esos incidentes se produjeron tras las disputas y los choques por los planes para desalojar a algunas familias palestinas de sus casas en el barrio de Sheij Jarrah.
Un grupo de colonos judíos reclama algunas de sus tierras y propiedades en los tribunales israelíes, de ahí la amenaza de desahucio sobre las familias palestinas en Sheij Jarrah, "uno de los principales barrios palestinos de Jerusalén Este, donde los palestinos se han quejado en los últimos años del creciente número de colonos judíos que llegan", explica Mohamed Yehia, editor del servicio árabe de la BBC.
Israel considera a toda la ciudad como su capital, aunque no es reconocida como tal por la mayor parte de la comunidad internacional.
Así, en los últimos años, el gobierno israelí y los grupos de colonos han trabajado para asentar a judíos en áreas palestinas cerca de la ciudad vieja.
Por su parte, los palestinos reclaman Jerusalén Este como la futura capital de su añorado Estado independiente.
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