El primer ministro británico, Rishi Sunak, hizo este miércoles la apuesta más arriesgada de su carrera política al anunciar elecciones generales para el próximo 4 de julio, con los elementos, tanto políticos como meteorológicos, en contra.
Bajo un aguacero que empapó al jefe del Ejecutivo mientras realizaba su declaración a las puertas del número 10 de Downing Street, Sunak jugó la baza de la sorpresa para tratar de tomar a la oposición con el pie cambiado, cuando ya casi se daba por descontado que los comicios serían en otoño.
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El 'tory' Sunak, más conocido por su cautela que por los grandes golpes de efecto, decidió que quizá no haya mejor fecha para tratar de ganar las elecciones, algo que a día de hoy se antoja casi imposible.
Legalmente, habría podido estirar la legislatura hasta el próximo 28 de enero. Sin embargo, las elecciones de julio obligarán ahora a los conservadores a cerrar filas en torno a su figura, cada vez más discutida internamente.
Su presentación bajo el diluvio de Londres no pareció la más auspiciosa para un político obligado a remontar los 20 puntos de ventaja que los sondeos le conceden a su rival, el laborista Keir Starmer.
Las encuestas dan a los laboristas alrededor del 45% de las intenciones de voto, prácticamente el doble que a los conservadores (de 20% a 25%), que llevan catorce años en el poder.
En ocho minutos de discurso ante los medios, Sunak desgranó sus méritos, sobre todo como ministro de Economía cuando capitaneó la respuesta del país a la crisis de Covid, y lanzó sus primeros ataques de campaña a los laboristas.
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"Lucharé por cada voto. Me ganaré su confianza. Y les demostraré que sólo un gobierno conservador liderado por mí, que no ponga en riesgo nuestra estabilidad económica ganada con tanto esfuerzo, puede restaurar el orgullo y la confianza en nuestro país", afirmó Sunak
El primer ministro se presentó como el candidato de la estabilidad económica, que a su juicio ha devuelto a su país, aprovechando dos buenas noticias recientes: por un lado, la salida de la recesión en el primer trimestre del año y por otro el mejor dato de la inflación en casi tres años (2.3%), conocido hoy.
"Gracias a nuestro sacrificio colectivo y vuestro trabajo duro, hemos alcanzado dos hitos en esa estabilidad, mostrando que cuando cooperamos juntos cualquier cosa es posible. Nuestra economía crece más rápido que la de Alemania, Francia y Estados Unidos. Y esta mañana se confirmó que la inflación ha vuelto a la normalidad (...) Eso es prueba de que el plan y nuestras prioridades están funcionando", dijo.
Sunak también confía en que los tribunales permitan por fin el despegue de los primeros vuelos a Ruanda de deportación de los inmigrantes que hayan llegado de manera ilegal al Reino Unido.
Arguyó estar dispuesto a tomar decisiones difíciles, por impopulares que sean, frente a Stamer, a quien pintó como "alguien que ha demostrado una y otra vez que tomará la solución fácil y hará lo que sea por conseguir el poder".
A su juicio, una victoria de los laboristas significaría "volver a la casilla de salida", tras 14 años de poder ininterrumpido de los 'tories'.
Pero como un recordatorio ominoso, el primer ministro tuvo que aguantar el himno de campaña de los laboristas en 1997 -cuando Tony Blair alcanzó el poder-, 'Things can only get better', sonando a todo trapo de fondo mientras él trataba de dirigirse a la nación.
Sunak asumió las riendas del país en octubre de 2022, después del calamitoso paso de su predecesora, Liz Truss, por Downing Street, donde solo permaneció seis semanas.
Logró devolver la calma a las aguas políticas del Reino Unido, muy agitadas tras el gobierno de Truss y los escándalos de Boris Johnson, pero nunca pareció conectar del todo con la ciudadanía.
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Sus encuestas han ido progresivamente a la baja, consolidando la impresión reinante de que el país se prepara para un cambio de ciclo, algo que Sunak ve todavía reversible.
En su primera reacción a la convocatoria electoral, Starmer repitió como un mantra la palabra "cambio", que sin duda será el 'leit motiv' de su campaña.
Starmer pidió el voto para "un Partido Laborista reformado", que traerá estabilidad y un nuevo estilo de política y economía "al servicio de la gente trabajadora".
"Juntos podemos detener el caos, pasar página y comenzar a reconstruir el Reino Unido y cambiar nuestro país", declaró.
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