Washington.— El ejército estadounidense anunció ayer que ha completado la retirada de sus tropas de Afganistán en más de 90%, pero coincidiendo con la salida de los soldados, los combates están causando estragos en varias provincias afganas, principalmente en el norte del país, donde los talibanes se apoderaron de decenas de distritos desde que Estados Unidos y la OTAN empezaron a retirar sus tropas, en mayo.
La semana pasada, tropas estadounidenses y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) abandonaron la base aérea de Bagram, la mayor de Afganistán, ubicada a 50 kilómetros al norte de Kabul y que era el centro de sus operativos desde el comienzo de su intervención militar provocada por los atentados del 11 de septiembre de 2001. La Casa Blanca prevé que los últimos soldados abandonarán territorio afgano para “finales de agosto”.
Ante el inquietante avance talibán en el norte, alejado de sus tradicionales feudos del sur, el gobierno afgano decidió enviar tropas para organizar una contraofensiva. “Tenemos la intención de lanzar una gran ofensiva para recuperar territorios capturados por el enemigo”, indicó a la AFP Fawad Aman, portavoz del ministerio de Defensa. “Nuestras fuerzas se están preparando en el terreno para esta operación”, añadió.
Centenares de soldados regulares y milicianos adeptos al gobierno se movilizan en las provincias septentrionales de Tajar y Badajshán, donde los talibanes tomaron extensos territorios sin siquiera combatir.
Ambas provincias integraban los bastiones de las fuerzas de la Alianza del Norte, opositora en la década de 1990 al régimen talibán, que nunca logró tomarlas. Esta vez, la rapidez y la facilidad con las que los insurgentes tomaron estas provincias significa un duro golpe sicológico para el gobierno afgano.
El nuevo comandante de la base de Bagram, general Asadullah Kohistani, dijo a la cadena BBC que los soldados estadounidenses se fueron la madrugada del viernes sin notificar al ejército afgano, que no se enteró sino horas después.
El general señaló que ya recibieron reportes de que los talibanes se están moviendo en las zonas rurales, por lo que se prevé podrían atacar Bagram.
“Si nos comparamos con los estadounidenses, es una gran diferencia. Pero acorde con nuestras capacidades, estamos tratando de hacer lo mejor y lo más posible para garantizar la seguridad de la gente”.
Desde fines de junio, el talibán controla el principal puesto fronterizo con Tayikistán y otros puntos de paso, y los distritos cercanos a la gran ciudad afgana de Kunduz, capital de la provincia homónima, a unos 50 kilómetros de la frontera. El presidente tayiko Emomali Rahmon ordenó el lunes “movilizar a 20 mil reservistas para reforzar la frontera”. Rusia optó por cerrar su consulado en Mazar-i-Sharif y Alemania hizo lo mismo.