¿Qué se puede esperar del nuevo gobierno en materia de política exterior?

El señalamiento en campaña en el sentido de que la mejor política exterior es una buena política interior tendría que dar paso a una política internacional que ensanche el horizonte de la política interior.

Hoy domingo 2 de diciembre, el primer día después de la toma de posesión del nuevo gobierno, el canciller Marcelo Ebrard estará en Washington. El viaje por sí mismo pone en relieve la altísima prioridad de nuestros vínculos con Estados Unidos. Al respecto, veo una decena de desafíos para el nuevo gobierno:

1. Tenemos nuevo gobierno en México, pero también hay una nueva correlación de fuerzas políticas en EU. En el Congreso 116 cuyas sesiones dan inicio en enero de 2019, los demócratas controlan la Cámara de Representantes y tendrán los votos para aprobar o detener el T-MEC. Como reflejo del presidencialismo mexicano, hemos cometido el error de ‘engancharnos’ con el mandatario en turno o su partido. Ese error no debe repetirse.

2. La firma del entendimiento México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) en Buenos Aires el 30 de noviembre es un avance importante, pero aún debe recorrer el camino hacia su ratificación en 2019 y su eventual entrada en vigor en 2020. La relación bilateral, sin embargo, no debe ‘tratadizarse’, sino atender el conjunto de los asuntos de la agenda.

3. No hay una crisis migratoria entre México y EU. Sí hay una crisis humanitaria. El sistema migratorio estadounidense no funciona y el mexicano tampoco. El eslabón más débil del sistema estadounidense es el asilo; allá crece el clamor: envíen jueces y funcionarios que procesen solicitudes de refugio, no tropas, que Trump ha movilizado con propósitos mediáticos o electorales.

4. Hoy podemos negociar con EU con base en el enorme apoyo popular que recibió AMLO en las urnas. No tenemos por qué complacer a Trump en lo que exija. La prisa en agradar a nuestro interlocutor será leída como una muestra de debilidad. Estamos destinados a cooperar en materia migratoria, pero la pregunta es: ¿cómo? México no tiene por qué aceptar ser designado ‘tercer país seguro’ por la vía de los hechos. Hay espacio para una salida en migración conforme con los intereses nacionales de México.

5. La frontera: intervienen en la franja limítrofe compartida numerosas secretarías y agencias del gobierno mexicano, pero, ¿quién coordina? ¿Quién da coherencia a nuestras políticas públicas? ¿Quién lleva la interlocución con Washington y con California, Arizona, Nuevo México y Texas? La pregunta se aplica también a la frontera México-Guatemala, dado que en los hechos EU externalizó su frontera sur al río Suchiate.

6. Lo mismo ocurre con el entramado institucional Segob/INAMI–SRE. En el pasado ha existido tensión entre Segob, que aplicó la contención migratoria, en contraste con el discurso de cooperación al desarrollo de la SRE. ¿Cómo van hoy a coordinarse entre sí en una visión que combine los intereses nacionales y las preocupaciones humanitarias?

7. AMLO va a legalizar la marihuana en México, de manera similar a como ya lo hizo Canadá. Washington está rezagado respecto de una docena de estados de la Unión que han liberalizado su uso con fines lúdicos y médicos y que abandonan paulatinamente el paradigma fracasado de la prohibición.

8. Es crucial detenernos en la definición de desarrollo para Trump y para AMLO en Centroamérica. Trump piensa como desarrollador inmobiliario: otorgar contratos a las grandes constructoras de su país. AMLO piensa en dar visas de trabajo para que centroamericanos puedan laborar en México.

Parece muy cuesta arriba que haya un Plan Marshall en Centroamérica: ni Wa-shington está dispuesto, ni México cuenta con recursos para este propósito. Luce más factible una agenda con base en cooperación educativa, científica y tecnológica para el desarrollo.

9. Estados Unidos es mucho más que su gobierno. Será también muy importante que cancillería y sociedad emprendamos iniciativas de diplomacia multinivel, entendida como la suma de varias estrategias diplomáticas: la ejecutiva, la parlamentaria, la local, la regional, la social, la cultural y un componente crucial, los vínculos con nuestra diáspora. Esta estrategia debe dirigirse a la sociedad estadounidense en su conjunto.

10. Necesitamos recuperar una visión de futuro compartido entre ambos países, e idealmente articular esta visión también con Canadá, Centroamérica y el Caribe.

Ya transitamos del libre comercio a la producción compartida, ahora nos toca movernos hacia la movilidad humana y el desarrollo regional, aun si ello parece imposible en la coyuntura actual.

PD: Mi agradecimiento al profesor Jorge Schiavon, del @CIDE_MX, así como a los editores y coordinadores del libro http://cidemig.cide.edu/documents/3512396/2596b146-fe9a-
4018-b3b7-0589b322de03 que consulté ampliamente para este artículo.

*Profesor asociado en el CIDE

@Carlos_Tampico

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