El cambio de administración en Estados Unidos puede o no gustarle al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador , pero México debe prepararse “para una relación más amplia, profunda y probablemente más tensa” con Joe Biden .
Así lo advierte, en un artículo de opinión en Bloomberg News, Shannon O'Neil, investigadora principal de Estudios de América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores.
En el texto, titulado “La Relación Estados Unidos-México se volverá más espinosa”, O'Neil destaca que, a diferencia del desagrado que, a decir de encuestas, existe entre los mexicanos hacia el actual mandatario estadounidense, Donald Trump, López Obrador ha sido “excepcionalmente cálido, incluso adulador, con su contraparte del norte”.
Ambos jefes de Estado, menciona la experta, “coinciden en personalidad y estilo de gobernar”. Los dos tienen “la piel delgada” tratándose de las críticas; los dos “denigran y amenazan a la prensa libre. Y ambos favorecen una política que prioriza la lealtad sobre la experiencia”.
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Pero, más allá de eso, O'Neil considera que López Obrador se siente bien con Trump por que éste “le ha pedido muy poco. En tanto AMLO detuviera a los migrantes para evitar que llegaran a la frontera sur de Estados Unidos , la Casa Blanca no se ha molestado en verificar qué más está pasando en México . Esta negligencia ha sido un regalo para un presidente con una agenda doméstica ambiciosa, enfocada en concentrar poder político aunque haya trastabillado en economía, seguridad y manejo de la pandemia”.
También le ha favorecido a AMLO , opina, en cuanto a que éste prefiere desmarcarse de la política exterior.
Con el cambio de gobierno, todo será muy distinto.
“Una administración Biden será un regreso a lazos más profundos, más en el marco institucional. Las relaciones Estados Unidos-México se definirán menos por decisiones tomadas en soledad en el Ala Oeste de la Casa Blanca y más por científicos, especialistas y burócratas en decenas de departamentos y agencias”.
Con Biden , añade, Estados Unidos se va a implicar más en el “día a día de lo que está pasando en México. En los últimos cuatro años, Estados Unidos apenas ha dicho una palabra sobre corrupción, democracia o derechos humanos. Ha habido un involucramiento limitado en seguridad. La Casa Blanca ni siquiera ha defendido al sector privado, manteniéndose en silencio mientras México restringía o cancelaba los contratos de las compañías energéticas estadounidenses, en aparente violación del nuevo T-MEC”.
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En cambio, con Biden , “los asuntos ambientales y laborales encabezarán el diálogo bilateral… Los demócratas pondrán en vigor la supervisión laboral incluida en el T-MEC. Y estimularán el apoyo a los cimientos de la democracia: elecciones libres y justas, chequeos y equilibrios gubernamentales, una prensa dinámica y una sociedad civil fuerte”.
Este renovado interés y activismo, considera, “pondrá a prueba la relación”. Difícilmente, detalla, una administración Biden dará vía libre a la “matriz energética mexicana cada vez más sucia”. Los desafíos en materia laboral, agrega, alterarán el estatus quo. Y la atención estadounidense en los procesos institucionales mexicanos se dará justo cuando México se dirige a elecciones de medio término, en junio de 2021.
Un tema clave, a decir de O'Neil, será la migración. Si bien no ve probable que el gobierno de Biden aplique “mano dura” a México, “dependerá de que México contenga los flujos migratorios: el sistema migratorio estadounidense, roto, tiene pocas herramientas para manejar un incremento de una forma humana”. Y, a la vez, los demócratas pondrán atención en lo que suceda con los migrantes del lado mexicano de la frontera.
La experta destaca que, con unidad, ambos países pueden reducir las afectaciones derivadas de la pandemia del Covid-19 . Pero para ello, “ AMLO tendrá que cambiar de dirección. Tendrá que dejar sus tendencias aislacionstas y nacionalistas y aceptar una mayor implicación externa en las acciones mexicanas”. Guiar a México con base en la ciencia frent a la amenaza sanitaria; empoderar al sector privado y una mayor pluralidad política son algunos de sus desafíos, detalla.
Aunque O'Neil reconoce en su artículo que más atención por parte de Estados Unidos puede generar “incomodidad” y “tensión, dado el historial de AMLO , ella cree que al final, una relación así es “adecuada y necesaria para dos naciones que son los socios comerciales más cercanos, comparten la misma agua, respiran el mismo aire y cuya salud, seguridad pública y futuro económico están tan profundamente interconectados”.
agv