Madrid.- Las demandas de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT) siguen teniendo plena vigencia a pesar de los avances registrados en la última década, debido a que la diversidad continúa incomodando a amplios sectores de la sociedad y está proscrita en muchos países, aunque no severamente castigada.
Los logros conseguidos en los últimos años son insuficientes y desiguales. El repudio, el hostigamiento y la criminalización de los integrantes del colectivo aún son prácticas habituales en buena parte del planeta, donde una mayoría de ciudadanos reprueban las conductas sexuales no convencionales.
Australia, Canadá y varios países de Europa occidental cuentan con las legislaciones más vanguardistas en la defensa de los derechos LGBT, por lo que los miembros de esta comunidad se hallan cada vez más integrados y menos expuestos a los prejuicios.
Sin embargo, la cobertura del Estado no ha podido evitar que un número considerable de gays, lesbianas y transexuales continúen enfrentando trabas en su desempeño cotidiano.
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Prueba de ello es la resistencia de muchos europeos para reconocer públicamente su orientación sexual, una actitud defensiva que responde al temor a ser rechazado por los demás o padecer algún tipo de represalia.
En este sentido, las sociedades más progresistas en el respeto a la diversidad están todavía lejos de alcanzar la normalidad, porque siguen albergando minorías homófobas.
La mayoría de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales han sido socializadas y educadas en un contexto en el que salirse de la norma heteronormativa suponía un importante estigma social y, en determinados momentos y lugares, estar expuesto a situaciones de bullying, acoso, rechazo o violencia, subraya un estudio financiado por la Unión Europea (UE) para enfatizar las pautas culturales que todavía prevalecen en numerosas regiones del planeta.
Según el informe, elaborado conjuntamente por los gobiernos de España y Portugal, 72% de las personas LGBT regresan al clóset durante su jornada laboral. Lo hacen para evitar las bromas, burlas o los insultos, pero también para impedir que su condición sexual o identidad de género pueda perjudicarles profesionalmente, frustrando ascensos o aumentos salariales, entonces prefieren ocultárselo a jefes y compañeros.
En países en los que el respeto a la diversidad sexual es aún deficitario el colectivo LGBT aún padece agresiones, ataques homófobos y muestras de discriminación en distintos ámbitos, como sucede en América Latina, a pesar de los adelantos que algunas naciones de la región han hecho en materia de igualdad, entre ellos la aprobación de los matrimonios homosexuales.
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Pero es en los países africanos y asiáticos más atrasados en la observancia de derechos humanos donde los miembros del colectivo corren verdadero peligro, debido a la represión de las autoridades sobre ellos, que se alimenta, sobre todo, del autoritarismo secular y el fundamentalismo religioso.
En más de 70 países se criminaliza y persigue a los gays y lesbianas; en la mayoría de ellos, las sentencias abarcan desde ocho años de cárcel hasta la cadena perpetua, pero en otros, como Arabia Saudita, Irán, Yemen y Sudán, las relaciones físicas entre personas del mismo sexo pueden castigarse con la pena de muerte.
Incluso en los lugares en los que esta legislación tan restrictiva no llega a aplicarse, su mera existencia refuerza los prejuicios contra la población LGBT, que se siente desprotegida ante actos de hostigamiento, chantaje y violencia, refieren los expertos.
“A veces la hostilidad contra la población LGBT es atizada por los mismos gobiernos, que deberían protegerla. En Chechenia una campaña patrocinada por el Estado dio lugar a agresiones contra hombres gays, algunos fueron secuestrados, torturados e incluso asesinados”, denuncia Amnistía Internacional (AI).
En muchos países del África subsahariana la población LGBT vive con el miedo de ser identificada y agredida por sus orientaciones sexuales.
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Ante este panorama, los desafíos son múltiples y diferenciados: seguir reforzando los derechos de la comunidad gay en aquellos países que cuentan con legislaciones más o menos avanzadas y, al mismo tiempo, incrementar la lucha para que esos mismos derechos sean reconocidos cuanto antes a nivel internacional, empezando por la abolición de la pena de muerte y las penas de cárcel para los homosexuales.
El vicepresidente de la Federación española Estatal de Gays, Lesbianas, Trans y Bisexuales (FELGTB), Mané Fernandez, señala que no se ha producido en Europa un estancamiento de las reivindicaciones del colectivo, aunque en países como España la ultraderecha mantiene posturas muy agresivas, especialmente hacia los transexuales, reviviendo etapas de confrontación que se habían superado.
“El problema está en las fuerzas que tenemos enfrente, con discursos políticos muy enconados; esa crispación se traslada a la sociedad. Tenemos una extrema derecha muy envalentonada que tiene que bajar los decibelios de sus discursos que, en ciertos casos, están siendo de odio”, indica Fernández.
“Hay que seguir blindando los derechos del colectivo y castigar las violencias, discriminaciones e incidentes de odio, así como prohibir las terapias de aversión”, agrega, al enumerar algunos de los principales retos universales, aunque reconoce que los gays en Europa viven una situación privilegiada con respecto a otros países.
Igualmente considera imprescindibles la educación y la formación en diversidad sexual y de género. En este sentido, la teoría debería complementarse con la presencia en los centros de enseñanza de personas LGBT que puedan explicar su realidad a los alumnos. “También en las aulas existe la diversidad, y muchos de los menores se sienten desamparados y viven esa situación desde la soledad y el miedo”.
“Ellos tienen que desarrollar su diversidad, sea la que sea, con la misma libertad que el resto de sus compañeros”, sentencia el portavoz de la federación estatal.
Por otro lado, la crisis sanitaria provocada por la pandemia ha incrementado la vulnerabilidad de muchos integrantes del sector a nivel internacional, pues el confinamiento y la privación temporal de libertad agrava las discriminaciones existentes, según denuncian en España diversos colectivos.
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Las personas LGBT sufren, en general, niveles más altos de violencia, exclusión y privación de derechos debido al estigma, la discriminación y la criminalización de su realidad en muchos países, lo que las sitúa en una situación de vulnerabilidad mayor.
“Ante la situación actual, las personas LGBTI y otras poblaciones vulnerables sólo tendrán las leyes como escudo, por lo que ahora es más importante que nunca que los gobiernos garanticen sus derechos a través de las legislaciones”, apunta Evelyne Paradis, directora ejecutiva de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA Europe), refiriéndose al impacto del Covid-19 en el colectivo.
Las organizaciones que defienden la diversidad sexual denuncian los abusos de poder que se estarían cometiendo en países como Turquía, Polonia, Uganda y Filipinas, los cuales aprovechan la implantación de medidas de control de la pandemia para mermar los derechos de la población LGBTI.
También destacan la proliferación de discursos de odio en Ucrania, Kenia, Ghana, Rusia o Estados Unidos, en los cuales, generalmente, líderes religiosos conservadores relacionan directamente la crisis sanitaria con las personas LGBTI.
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Celebración virtual
Más allá de los desafíos, la pandemia restará este año visibilidad al día del orgullo LGBT, que se festeja a partir del 28 de junio a nivel internacional. Las marchas y los conciertos en las calles se han cancelado por el coronavirus, por lo que ciudades como Madrid o Ciudad de México llevarán a cabo sus celebraciones en versión digital.
“Estamos haciendo un llamado a la responsabilidad sanitaria, manejando un formato online y con actividades en redes sociales. Habrá un concurso de balcones, que en la pandemia fueron importantes para homenajear con aplausos a los que luchaban contra [el coronavirus] en primera línea.
“Ahora queremos que la ciudadanía en general engalane sus balcones con banderas, reivindicaciones o frases representativas del colectivo, para que esos espacios se conviertan en nuestros altavoces en estas fechas”, explica el vicepresidente de la FELGTB.
La mejora de la percepción social sobre las diferentes opciones sexuales, la presencia cada vez más arraigada de una cultura de la tolerancia, la sensibilidad de determinados gobiernos y la movilización de la comunidad gay han contribuido a que el colectivo LGBT haya logrado importantes avances en los últimos años.
Sin embargo, siguen siendo mayoría los países que vulneran los derechos de estas personas, impulsando políticas excluyentes o represivas.