La base aérea estadounidense de Al Asad era tan grande que, tras la invasión estadounidense en 2003, contaba con cines, piscinas, restaurantes y, no una, sino dos rutas internas de autobuses.
En la madrugada de este miércoles esta instalación militar fue blanco de una serie de ataques con misiles efectuados por el gobierno iraní como represalia por la muerte del general Qasem Suleimani, asesinado el pasado viernes en un bombardeo estadounidense.
Otro de los blancos fue una base ubicada en la provincia de Irbil, en el norte del país, que alberga casi 4 mil soldados.
Funcionaros estadounidenses indicaron que por el momento no hay constancia de que estos ataques hayan producido heridos o víctimas mortales.
Al Asad fue construida en la década de 1980 para el ejército iraquí a unos 160 kilómetros al oeste de Bagdad, la capital del país.
"Está justo en medio del desierto, y está rodeada por matorrales, desierto y rocas", según reportó Oliver Poole para la BBC en 2006.
"Al entrar en la sección estadounidense, te encuentras con calles mucho mejores... en muchos sentidos, han tratado de recrear la configuración de una ciudad suburbana moderna de los Estados Unidos".
Las instalaciones eran tan impresionantes que algunas tropas estadounidenses incluso la apodaron "Camp Cupcake".
Estados Unidos decidió retirarse de la base entre 2009 y 2010 y se la devolvieron a los iraquíes.
Cuando el autodenominado Estado Islámico (EI) invadió la provincia limítrofe de Anbar, la base fue atacada.
En 2014, el periodista de la BBC Quentin Somerville obtuvo acceso a Al Asad con la ayuda de un avión militar iraquí.
"Los recuerdos de la ocupación estadounidense están en todas partes: proyectiles de artillería utilizados y dormitorios llenos de polvo, con paquetes de comida, sin comer, esparcidos por el suelo", informó.
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Pero ese mismo año, Estados Unidos regresó a Irak para combatir al EI y la base fue reconstruida.
Sin embargo, con muchas menos tropas, un aviador aseguró en 2017 que ahora el sitio "solo ofrece una fracción de la comodidad que solía ofrecer".
El 26 de diciembre de 2018, el presidente Donald Trump realizó una visita a las tropas estadounidenses que vivían en la base.
"Los hombres y mujeres estacionados en Al Asad han desempeñado un papel vital en la derrota militar del EI en Irak y Siria", afirmó entonces.
Pero poco después admitió que temía por la seguridad de su esposa durante la visita. "Si hubieran visto por lo que tuvimos que pasar", dijo a los periodistas.
En noviembre del año pasado, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence también visitó la base en el Día de Acción de Gracias.
Se estima que hay alrededor de mil 500 soldados estadounidenses y de coalición en Al Asad, y cerca de 5 mil en el país. Esta semana, en una votación no vinculante, el Parlamento iraquí votó a favor de expulsarlos.
Como respuesta, el presidente Trump habló del costo de la base aérea de Al Asad.
"Tenemos una base aérea extraordinariamente cara", dijo.
"Su construcción costó miles de millones de dólares (...) No nos iremos a menos que nos paguen por ello".
La otra base que fue atacada estaba en Irbil, la capital de la región del Kurdistán y una provincia relativamente estable en Irak.
En septiembre, el ejército de Estados Unidos dijo que Irbil albergaba a "más de 3 mil 600 militares y civiles de 13 naciones diferentes".
Esta base se usa para entrenar a las fuerzas locales. El mes pasado, el Comando Central de los Estados Unidos informó que las primeras instructoras militares en la región se habían graduado en Irbil.
Está por ver qué consecuencias tendrá el ataque con misiles iraní contra las instalaciones militares estadounidenses.