Muchos en Venezuela se hacen ahora esta pregunta: ¿afectará la renuncia de Evo Morales en Bolivia a Nicolás Maduro, gran aliado suyo en América Latina?
Al poco de conocerse la renuncia del presidente boliviano, Maduro denunció como "un golpe de estado" lo que está sucediendo en Bolivia.
El mandatario venezolano también advirtió a la oposición de su país, que este mismo año intentó una insurrección para desalojarlo del poder: "Le digo a la derecha fascista venezolana: nos conocen, no se equivoquen, no se equivoquen, no saquen cálculos falsos con nosotros".
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El líder opositor, Juan Guaidó, en cambió saludó la "brisa democrática" que llega desde Bolivia y ha renovado sus llamamientos a sumarse a una gran protesta nacional contra Maduro el 16 de noviembre.
La esperanza en las filas opositoras es la de que el ejemplo de Bolivia reactive su causa.
Aunque la crisis boliviana parece lejos de haberse resuelto definitivamente, los comentarios de ambos evidencian la diferente lectura que hacen de ella y de sus potenciales efectos en la batalla que libran por el poder en Venezuela.
Las malas noticias para Evo Morales lo son también para el gobierno de Nicolás Maduro, ya que "bajo su mando, Bolivia se había convertido en una fuente importante de apoyo político para la Venezuela chavista", explica Geoff Ramsey, subdirector del centro de análisis Washington Office of Latin America (WOLA).
Phil Gunson, analista de International Crisis Group, dice que "seguro que lo ocurrido va a tener un impacto en Venezuela", especialmente en un momento en que la coyuntura internacional había girado a favor de los intereses del gobierno.
"Con la victoria de Alberto Fernández en Argentina, el gobierno de López Obrador en México y los problemas que tienen Sebastián Piñera en Chile y Lenín Moreno en Ecuador, sentían que la bajada de la marea socialista en el continente se revertía", opina Gunson.
Además, con la salida del asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos parecía ahora menos volcado en Venezuela.
Gunson subraya además que la renuncia de Morales llega en un momento que "en el gobierno venezolano percibían que el efecto Guaidó empezaba a desinflarse", algo que ya detectan algunos de los pocos sondeos de opinión que se realizan en Venezuela.
La renuncia de Morales se produce en un momento en que Guaidó intenta arrastrar de nuevo a la gente a la calle para presionar a Maduro, pero la asistencia a las movilizaciones convocadas por el líder opositor se ha ido reduciendo paulatinamente y en las últimas ha sido escasa.
Gunson señala la importancia de la protesta del próximo día 16. "Ahí veremos si la oposición recupera algo de su poder de convocatoria".
Para Ramsey, la experiencia boliviana es un ejemplo de cómo la "movilización popular, junto con el Ejército, pueden derrocar a un líder que ha cometido fraude".
Sin embargo, lo ocurrido en Bolivia también puede reabrir debates difíciles en la oposición venezolana.
Allí, los rivales de Morales parecen en disposición de acabar con su gobierno después de haber salido derrotados de una elección en la que denunciaron irregularidades por parte del oficialismo, mientras que en Venezuela la oposición mayoritaria ha optado en las últimas citas electorales por no presentarse alegando falta de garantías, una estrategia que tiene críticos incluso dentro de sus propias filas.
Gunson indica que "será clave la lectura de lo ocurrido en Bolivia que haga la dirigencia opositora", ya que pueden llegar a la conclusión de que "quizá valga la pena presentarse a una elección, aunque sea para perderla y utilizarla después como palanca para llegar al gobierno".
Un problema añadido para la oposición es que Maduro se ha negado reiteradamente a convocar las elecciones presidenciales que se le reclaman bajo el argumento de que su triunfo en las presidenciales de 2018, no reconocido por la oposición y por gran parte de la comunidad internacional, sigue vigente.
La próxima cita electoral deberían ser, ya en 2020, las legislativas, en las que se renovará la Asamblea Nacional, órgano legislativo en el que la oposición cuenta con mayoría.
Por otra parte, señala Ramsey, "será clave si la misma oposición boliviana es capaz de mantener la unidad, ya que ya estamos viendo diferencias entre Carlos Mesa (competidor de Morales las elecciones) y Luis Fernando Camacho (líder opositor que ha tomado protagonismo en las protestas previas a la renuncia de Morales).
Camacho exigió la renuncia del presidente y ha abogado por encarcelar a "los delincuentes del partido del gobierno".
"Si hay una cacería de brujas y no se permite al Movimiento al Socialismo de Morales presentar candidatos a unas nuevas elecciones, eso favorecerá las tesis del ala dura del chavismo".
Morales aguantó hasta que perdió el apoyo del alto mando del Ejército y de la Policía.
En Venezuela, Juan Guaidó llamó reiteradamente a los militares a abandonar a Maduro y abrazar su causa, pero, salvo algunas excepciones, el Ejército sigue del lado de Maduro.
Giunson dice que hay "poca información sobre lo que ocurre en el mundo militar, pero allí hay mucho descontento y muchos probablemente quieran salir del gobierno de Maduro si pueden hacerlo con seguridad".
Ramsey recuerda que en Venezuela ha habido varios alzamientos y "seguramente va a haber más".
Pero ambos expertos señalan a un factor clave para explicar la diferente suerte que han corrido hasta el momento Morales y Maduro.
"El Ejército boliviano ha conservado mayor autonomía respecto al gobierno que el venezolano", indica Gunson.
Y, según Ramsey, "Maduro construyó muchos lazos con los militares y ha mostrado mucha más habilidad para controlarlos que Morales, como prueban los intentos que han sido neutralizados por la contrainteligencia".
Mientras que la economía venezolana ha perdido más de la mitad de su valor desde que Nicolás Maduro llegó al poder en 2013, la economía de Bolivia creció durante los gobiernos de Evo Morales a una media de un 4,8% anual.
Gunson dice que "muchos están convencidos de que el desastre de la economía de Venezuela acabaría conduciendo a un cambio político y eso no tiene por qué ser necesariamente así".
Bolivia aparece ahora como un ejemplo de lo contrario.
Según Ramsey, el país andino "había sido el ejemplo que se utilizaba para mostrar que una alternativa de izquierdas podía propiciar la estabilidad económica".
Y ahora, junto con Chile, donde protestas masivas han hecho tambalearse al gobierno de Sebastián Piñera, revela a juicio del analista que "el desarrollo favorece la aparición de una clase media cuyas expectativas no se han visto satisfechas".
En Venezuela, la lucha del día a día por la subsistencia es uno de los factores que explican el descenso de la afluencia a las marchas opositoras, cree el experto.
La caída de Morales será la de un aliado incondicional del chavismo en América Latina.
En sus más de 13 años en el poder, el gobernante indígena se alineó siempre con Hugo Chávez primero y con Nicolás Maduro después.
En la época en la que los gobiernos contrarios a Maduro del Grupo de Lima redoblaron la presión diplomática, Morales siempre se mantuvo fiel.
¿Puede interpretarse su final como un presagio como del de Maduro?
Gunson alerta a quienes quieren dar por derrotado prematuramente a Morales y recuerda lo sucedido en Venezuela en abril de 2002, cuando Chávez fue momentáneamente apartado del poder por una intentona de sus rivales.
"Él también dejó de ser presidente y a los pocos días regresó".
El recuerdo de aquel episodio, cuando el presidente y algunos de sus altos cargos fueron capturados, permanece muy vivo entre Maduro y el resto del liderazgo chavista, ya que muchos de sus integrantes lo vivieron en primera persona.
Pero más importante quizá que el pasado sea el peso real de Bolivia en la escena internacional. Ramsey afirma que "hay países que tienen mucha mayor importancia para Maduro por el apoyo económico que le prestan, como Cuba o Rusia", afirma.
"Lo que suceda en Bolivia no será una amenaza existencial para él".