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El 21 de octubre de 2008, cuando al fin el Congreso de Bolivia aprobó las modificaciones finales de la futura nueva Constitución, Evo Morales derramó lágrimas frente a cientos de miles de sus seguidores.
Lograba así el paso decisivo para cumplir su promesa de "refundar el país" (que gobernaba desde enero de 2006) y solo le faltaba que los bolivianos aprobaran en las urnas el flamante texto constitucional; algo que sucedió pocos meses después.
La actual Carta Magna boliviana tropezó con múltiples escollos desde antes de que la empezaran a redactar y la última de sus controversias afectaba de manera directa a Evo: sus posibilidades de buscar ser reelecto.
Después de múltiples episodios de violencia, muertes en los enfrentamientos entre oficialistas y opositores e incluso una comisión que redactó los últimos y más discutidos ajustes casi en la clandestinidad, se acordó incluir en la Constitución que solo puede ser posible buscar la reelección presidencial una vez y que el mandato de Morales de ese entonces (2006-2010) contaba como su primer periodo.
Eso significaba que el presidente de Bolivia podía postular en las elecciones de 2009 y, en caso de vencer, gobernar hasta 2014 y nada más.
Y más de una vez Morales aseguró que desde ese momento se iría feliz a su casa a cuidar de su plantación de coca.
Solo con ese compromiso, la oposición en el Congreso aceptó viabilizar el referéndum para poner en vigencia el texto constitucional.
Sin embargo, el actual mandatario de Bolivia no solo logró seguir en el poder después de 2014, sino que este domingo intentará asegurarse un cuarto mandato que lo mantenga en la primera magistratura del país hasta 2025.
A continuación te contamos cómo fue que logró esto.
El mandato que "no cuenta"
La Constitución boliviana especifica en sus consideraciones finales que el periodo 2006-2009 de Morales contaba como su primer mandato y así lo reconoció el oficialismo al principio.
Sin embargo, con el presidente ya en medio de su segunda gestión, las autoridades bolivianas comenzaron a señalar que el primer gobierno de Evo no contaba porque se dio bajo otro régimen constitucional.
También argumentaron que el presidente no había llegado a concluir su primer mandato por el cambio de Constitución y que por ello podía volver a postular.
"Se ha realizado la refundación del Estado como un Estado Plurinacional y esa refundación ha generado una nueva Constitución Política del Estado que contempla un nuevo orden", sentenció el Tribunal Constitucional en aquella oportunidad dando vía libre a Morales.
Pese a las críticas de la oposición ante aquella controversial decisión, el dirigente cocalero ganó aquellos comicios, celebrados en 2014, con más del 63% de los votos y se aseguró un tercer periodo.
Cuando Evo no ganó
Morales parecía imbatible en las urnas.
En 2005 sorprendió al país al llegar al 54% cuando ninguna encuesta señalaba que vencería con un margen así de elevado.
Arrasó en el referéndum revocatorio al que se sometió en 2008: pese a la intensa ofensiva opositora de aquel entonces: el 67% de los votantes decidieron que permaneciera en el poder.
Un año después, su nueva Constitución recibió el 60% del respaldo de los bolivianos y, en 2009, con la Carta Magna ya aprobada, venció con el 64%.
Con esos antecedentes auspiciosos y las anteriores holgadas victorias electorales, el presidente decidió preguntarle al país si le permitiría buscar el cuarto mandato.
Así fue como en febrero de 2016, Morales sufrió su primer revés electoral en más de una década al perder esa consulta por un margen muy estrecho (51%-49%).
La derrota fue celebrada por la oposición como el principio del fin del evismo, mientras el gobierno ensayaba justificaciones señalando que el presidente había sido víctima de guerra sucia y noticias falsas.
Semanas antes del referéndum, Morales volvió a asegurar en varias oportunidades que sí perdía en ese referéndum dejaría el poder al final de su mandato en enero de 2020.
Otra vez el Tribunal Constitucional
Casi desde el momento en el que se confirmó la derrota, autoridades y seguidores del presidente mostraron su descontento a ponerle fecha definitiva a la presidencia de Evo Morales.
Es más, en multitudinarios cabildos (asambleas populares), las organizaciones sindicales y campesinas que apoyan al partido de gobierno propusieron varias fórmulas para que el referéndum de 2016 no tenga efectos.
Al final, el oficialismo optó por acudir de nuevo al Tribunal Constitucional e interponer un recurso con el argumento de que poner un candado a una nueva reelección de Morales atenta contra sus derechos políticos.
Los magistrados aceptaron el argumento y fallaron a favor de Evo Morales en 2017.
Gracias a esa cuestionada decisión, el presidente de Bolivia ahora puede volver a postularse en elecciones presidenciales las veces que quiera.
Entre los varios reclamos hechos por la oposición está el señalamiento de que los miembros del Tribunal Constitucional que habilitaron las postulaciones de Morales en 2014 y la actual fueron elegidos por el partido de gobierno gracias a que controla el Legislativo de ese país.
¿20 años?
Morales ya es el boliviano que más tiempo ha gobernado en toda la historia del país, incluso superando a los caudillos o militares que llegaron al poder en varias oportunidades en los siglos XIX y XX.
Si este domingo triunfa en primera vuelta, su largo mandato rozará los 20 años y se mantendrá en el poder al menos hasta enero de 2025, el año del bicentenario de Bolivia.
Durante toda la campaña, Morales apeló a los éxitos económicos y sociales de sus gobiernos, y resaltó que es necesaria la continuidad de su liderazgo al frente de su país.
Se mostró mucho más moderado y el principal lema de su campaña fue "Futuro seguro", algo muy lejano al agresivo "Vamos a refundar Bolivia" con el que llegó al Palacio de Gobierno de La Paz por primera vez.
Lo que se mantiene invariable es que, como en anteriores oportunidades, aseguró que este sí será su último mandato y al finalizar volverá a su casa.
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