Agua Caliente, Honduras.— Cientos de hondureños salieron el miércoles por la noche caminando de San Pedro Sula, en el norte del país y una de las zonas más devastadas por los últimos huracanes, con la intención de llegar en caravana a Estados Unidos. Sin embargo, menos de 24 horas después, antes de arribar a la frontera con Guatemala, el grupo se disolvió: un reten los frenó y comenzó a devolver a muchos que no tenían documentos.

“¿A qué vamos a regresar allá atrás?”, preguntaba el jueves por la tarde a los agentes Angela Castellano, una hondureña que viajaba con su bebé y su marido, recién despedido de la finca bananera de donde trabajaba.

“Perdí todo, pasaporte de mi niño, su ropa, todo, no es justo lo que nos hacen”, agregó llorando la mujer, una de las muchas afectadas por las recientes tormentas. “¿Cómo le digo a mi hijo: no tengo casa, no tengo comida para darte’? El niño sólo llora por leche”.

En torno a medio millar de personas salieron el mismo día, muchas tras haberlo perdido todo con los últimos huracanes.

El grupo se formó justo una semana después de que el gobierno hondureño visitara Washington para pedir ayuda ante las graves inundaciones. Menos de 24 horas después de empezar a caminar, muchos fueron retornados hacia San Pedro. Las fuerzas de seguridad hondureñas, apostadas en la carretera pocos kilómetros antes de Agua Caliente, frontera con Guatemala, pedían a los migrantes su pasaporte o célula de identidad y una prueba de Covid-19. Si no tenían los documentos, no les dejaban avanzar.

De acuerdo con el Instituto Guatemalteco de Migración, se trataba de un grupo de entre 250 y 350 migrantes, que habían salido de San Pedro Sula y se dirigían al puesto fronterizo de Agua Caliente. Sin embargo, se desintegró en el camino. El instituto señaló en Twitter que se mantiene el monitoreo en Agua Caliente, Chiquimula, y en Corinto, Izabal. Sólo entre 150 y 200 personas esperaban sentados el jueves por la tarde en la carretera con la intención de seguir camino hacia el norte.

Endurecen medidas

En EU, el gobierno del presidente Donald Trump continuó su política antiinmigración con nuevas regulaciones que hacen casi imposible que los extranjeros obtengan asilo y que entrarían en vigor nueve días antes de la inauguración del presidente electo Joe Biden el 20 de enero próximo.

La nueva reglamentación ordena a los funcionarios y jueces de inmigración que rechacen las solicitudes de asilo de las personas que hayan ingresado ilegalmente a EU, que hayan usado documentos falsos, o que hayan pasado por otros países sin pedir primero asilo en otras partes.

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