El 15 de septiembre de 1959, el entonces secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Khrushchev, llegó a Washington en una histórica visita a Estados Unidos.
Durante una visita a la Casa Blanca, Khrushchev le entregó a su homólogo, Dwight Eisenhower, un objeto esférico con una insignia soviética grabada.
Era un objeto icónico pero también gracioso: la esfera era una copia de la que viajó a bordo de la sonda Luna 2 que, justo un día antes, se había convertido en la primera nave en llegar a la superficie de la Luna.
Los soviéticos le sacarían ventaja a Estados Unidos sobre la Luna otras dos veces más, antes de que la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) lograra llegar a destino con su misión Apolo 11 en 1969 y poner a los primeros humanos en la Luna.
Una carrera espacial naciente
Al llegar a la Luna primero, los soviéticos dieron un paso significativo en la carrera espacial que habían iniciado en 1957 con el lanzamiento del primer satélite artificial, Sputnik.
Más tarde, Moscú logró el primer alunizaje controlado con "Luna 9" en febrero de 1966 y también tomó la primera fotografía en la historia de la superficie lunar.
Dos meses más tarde, Luna 10 se convirtió en la primera nave en orbitar la Luna. Esto permitió estudiar la topografía del satélite.
Muy a comienzos de la carrera espacial, científicos de ambos lados concluyeron que un "vuelo indirecto" incluyendo un módulo lunar sería mucho más fácil que posarse directamente sobre la Luna.
En 1961, un ingeniero de la NASA, John Houbolt, propuso un acercamiento llamado cita orbital lunar (LOR, por sus siglas en inglés), en el que una nave madre orbitaría alrededor de la Luna mientras que una nave más pequeña se desprendería de ella para llegar al satélite.
Houboult decía que de esta manera se podría ahorrar tiempo y combustible, y se simplificarían muchos pasos de la misión (desarrollo, prueba, fabricación, construcción y operaciones de vuelo).
Así es como los estadounidense llegaron a la Luna. Pero en 1966 eran los soviéticos los parecían estar acercándose más y más a conquistar el satélite natural de la Tierra.
"Antes de poner un hombre en la Luna, tienes que haber puesto una sonda robótica, y nosotros tendemos a olvidar todos los éxitos del lado soviético", le dice a la BBC Doug Millard, curador espacial de Museo de Ciencia de Londres.
Luna 2
La nave espacial esférica fue lanzada el 12 de septiembre de 1959.
Las autoridades soviéticas dieron un paso inusual en medio del secretismo que caracterizaba su programa espacial: le entregaron al reconocido astrónomo británico Bernard Lovell información crucial sobre el vuelo, incluyendo su trayectoria.
Fue Lovell quien confirmó el éxito de la misión a los observadores externos entre los que se encontraban estadounidenses, quienes inicialmente disputaron el logro.
Luna 2 hizo impacto en la superficie lunar a una velocidad de cerca de 12.000 Km/h justo pasada la medianoche (hora de Moscú) el 14 de septiembre de 1959. Lo más probable es que ni la sonda ni lo que llevaba dentro hayan sobrevivido el impacto.
Pero la misión fue mucho más que un ejercicio de fanfarronería de la Guerra Fría.
Luna 2 llevaba experimentos científicos: confirmó que la Luna no tenía un campo magnético apreciable y no halló evidencia de cinturones de radiación.
"Esto les dio a los científicos claves importantes sobre la geología de la Luna, por ejemplo", le dijo a la BBC Libby Jackson, física y directora del Programa de Exploración Humana de la Agencia Espacial de Reino Unido.
Luna 9
Siete años más tarde, Luna 9 contribuyó al programa Apolo.
Antes de aterrizar en la Luna, tanto los científicos soviéticos como los estadounidense pensaban que su superficie podría ser demasiado blanda para una nave.
Temían que estuviese cubierta por una suerte de "pantano" profundo de polvo, y que esto hiciera que la sonda se hundiese.
La sonda soviética demostró que el suelo era sólido, y esto fue un dato importantísimo.
"Esto fue un verdadero hito científico y de hecho contribuyó a futuras misiones", asegura Jackson.
Luna 10
También fue una victoria propagandística de los soviéticos sobre los estadounidenses.
"Debemos recordar que fue la geopolítica la que impulsó la carrera espacial", agrega la física.
En cuanto a Luna 10, hizo descubrimientos importantes sobre la composición del suelo del satélite e incluso sobre los micrometeroides, las pequeñas partículas de roca que viajan a gran velocidad por el espacio y que son un peligro para la exploración espacial y para los astronautas en la superficie de la Luna, donde la falta de atmósfera hace que estas partículas puedan caer al suelo sin que nada se los impida.
"Los soviéticos pensaban que iban a ganar la carrera espacial gracias a esta serie de hitos que incluían el envío del primer hombre al espacio en 1961 y la primera caminata espacial en 1965", señaló el historiador espacial Asif Siddiqui, durante una entrevista con la ONG estadounidense Sociedad Planetaria, que hace investigación y divulgación sobre temas de exploración espacial.
"Nunca pensaron realmente que los estadounidenses podían lograr el aterrizaje en la Luna".
En 1968, sin embargo, los estadounidenses dieron un golpe decisivo: con la misión Apolo 8 lograron enviar la primera nave tripulada a la Luna que orbitó alrededor de ella, y regresó sin problemas.
Menos de un año después, el Apolo 11 aterrizó en la superficie lunar.
Los soviéticos nunca tuvieron una respuesta para el Apolo 8 a pesar haber superado a los estadounidenses en varios "primeros pasos" relacionados con vuelos tripulados. ¿Por qué?
"¿Por dónde empezar? Tenían una base científica y tecnológica insuficiente y una estructura organizativa pobre", le dice a la BBC el exhistoriador de la NASA Roger Launius.
En resumen, el programa soviético se destacó en el envío de sondas a la Luna, pero nunca se desarrolló lo suficiente como para hacer lo mismo con seres humanos.
Pero sobre todo, Moscú no tenía un cohete lo suficientemente poderoso como para enviar una nave tripulada hasta la Luna.
Estados Unidos tenía al poderoso Saturno V, que fue utilizado con éxito en todos sus vuelos tripulados a la Luna. El equivalente soviético era el N1: que falló en todas sus cuatro pruebas de vuelo.
Es más, el programa espacial soviético estaba empañado por lo que los expertos han llamado un sistema de gestión caótico. La burocracia y las luchas de poder internas contrastaban con la estructura centralizada de arriba hacia abajo implementada por los estadounidenses.
Competencia por los recursos
Tanto los estadounidenses como los soviéticos se habían dado cuenta desde muy temprano en la carrera espacial que, para completar con éxito una cita orbita lunar (el procedimiento para enviar una nave tripulada en vuelo a la Luna que hace un encuentro en órbita lunar antes de efectuar el alunizaje), había que realizar maniobras de acoplamiento en el espacio complejas.
Mientras que los estadounidenses lograron completar con éxito estas maniobras en 1966, los rusos no lo lograron antes de enero de 1969.
Además, el programa espacial soviético estaba enconflicto constante con los líderes comunistas y competía con los militares por los recursos, que priorizaban el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales como parte del programa nacional de disuasión nuclear.
Problemas
En su libro "Challenge to Apollo: The Soviet Union and the Space Race, 1945-1974", Siddiqui explica que los soviéticos solo empezaron a planificar seriamente el envío de seres humanos a la Luna en 1964, un par de años después que los estadounidenses.
"Había mucho secretismo alrededor del programa soviético y por eso cosas como la primera caminata espacial se vieron como algo tan increíble".
"En la realidad, lo que estábamos viendo era un programa ad-hoc que tenía una dificultad tras otra".
Esta visión es compartida por la gente que alguna vez estuvo dentro de las antiguas filas soviéticas.
"Cuando se habla del programa espacial soviético, Occidente tiene la idea equivocada de que estaba centralizado. En realidad, estaba mucho más descentralizado que el de Estados Unidos, que tenía el foco en el programa Apolo", explicó a la revista Scientific American Sergei Khrushchev, hijo del expremier soviético e ingeniero aeroespacial durante la carrera espacial.
"En la Unión Soviética había diferentes diseñadores que competían entre sí".
Para complicar las cosas aún más, la fuerza principal detrás del programa espacial de Moscú, el ingeniero Sergei Korolev, murió repentinamente en enero de 1966.
Último intento
Aún así, cuando se dieron cuenta de que la carrera por poner un hombre en la Luna estaba perdida, los soviéticos hicieron un último intento por llevarse algún mérito: lanzaron una sonda para recoger muestras de suelo lunar y regresar antes de que partiera la misión Apolo 11.
El 13 de julio de 1969, tres días antes de que partiera el Apolo 11, Luna 15 fue enviada al espacio.
Ingresó en la órbita de la Luna cuatro días más tarde, 72 horas antes del Apolo 11, pero acabó estrellándose contra su superficie, a pocos cientos de kilómetros del sitio donde Armstrong y Aldrin se estaban preparando para regresar a la Tierra.
"Creíamos que estábamos 'por delante de todo el planeta' y que le ganaríamos a Estados Unidos en el envío de seres humanos a la Luna también. Pero los deseos son una cosa, y las oportunidades otra", dijo filosóficamente en 1999 en un programa de televisión estadounidense Vassily Mishin, el hombre que remplazó a Sergei Korolev en el programa espacial soviético.
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