Trabajar de manera legal en Alemania para cualquier latinoamericano está un poco más cerca.
El país, que padece desde hace años una acuciante falta de trabajadores, siempre trató de pescar en países de la Unión Europea la mano de obra que le falta.
Pero un giro en sus políticas migratorias flexibilizará ahora la llegada de ciudadanos no europeos.
A principios de septiembre, el ministro Federal de Trabajo y Asuntos Sociales de Alemania, Hubertus Heil, reveló los planes para crear una "tarjeta de oportunidades" (Chancenkarte en alemán) con un sistema basado en puntos.
Se trata de una especie de "Green Card" como la de Estados Unidos cuyo objetivo es atraer profesionales especializados.
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Una de las cosas más llamativas de la propuesta esta vez es que los extranjeros podrán llegar a buscar trabajo.
Es decir, no necesitan tener apalabrado una oferta para poder optar a la visa, tal y como sucede en muchos países.
Esto evitará que los candidatos tengan que presentar la solicitud desde el extranjero.
La nueva tarjeta, prevista para otoño de este año, permitirá mudarse a Alemania y buscar trabajo a cualquier persona que cumpla tres estos cuatro requisitos:
También deben demostrar que pueden pagar sus gastos durante el tiempo que estarán en Alemania antes de encontrar un trabajo.
El llamado "motor de Europa" es un país de inmigración.
Casi un 20% de la población nació en el extranjero y al menos un 25% tiene antecedentes familiares migratorios.
El país es bien conocido por acoger inmigrantes durante la década de los 70, a principios de la década de 1990 cuando colapsó el bloque de los países del este de Europa y más recientemente en la crisis de refugiados procedentes de Siria, por citar tres ejemplos de momentos históricos en los que país abrió sus puertas a la inmigración.
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"En parte, el auge económico de la posguerra en Alemania se debió a aquella afluencia de trabajadores", le explica a BBC Mundo Ulf Rinne, investigador senior del Instituto de Economía Laboral (IZA) de Alemania.
El principal problema que sufre el país ahora mismo es el envejecimiento, que provocará que haya muchas más personas que abandonen el mercado laboral en los próximos años de las que ingresen en él, como sucede en varios países europeos.
De no corregir el problema, las consecuencias para la economía alemana pueden ser catastróficas.
"Si los puestos de trabajo no se pueden cubrir a gran escala, esto significa que las empresas no alcanzan todo su potencial económico".
"En la industria, esto puede conducir a la reubicación de las fábricas en el extranjero y a un deterioro de la situación de los suministros en Alemania", añade Geis-Thöne.
Rinne coincide en esto.
"La escasez de trabajadores cualificados y la disminución de la población joven en Alemania, que ya obstaculizaba el desarrollo de la economía alemana antes de la crisis, se ha convertido ahora en escasez de mano de obra".
"Esta falta también ha llegado al sector de bajos salarios".
La falta de empleados afecta a muchas empresas y sectores.
Según la última encuesta económica de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria Alemanas (DIHK) un total de 56% de las empresas alemanas vio peligrar su negocio por la escasez de trabajadores calificados.
"La industria de la construcción, el transporte, la industria hotelera, los servicios sociales y de salud así como los proveedores de servicios tecnológicos son los más afectados", dice Thomas Renner, vocero de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria Alemanas (DIHK).
"La ventaja de un sistema de este tipo es que los criterios que faltan pueden ser compensados en cierta medida por otros", dice Renner.
Otros medios locales también citan a los electricistas, economistas, asistentes de producción, gerentes de ventas, arquitectos e ingenieros civiles.
Según señaló el ministro Hubertus Heil, el número de tarjetas que se otorgarán será limitado, y dependerá de las necesidades del mercado laboral.
"Aún no está claro si Alemania tendrá éxito en atraer mano de obra joven", dice Geis-Thöne.
"La ley de inmigración alemana ya es liberal en lugar de restrictiva con respecto a la migración laboral y la migración educativa. Sin embargo, los trámites administrativos son muy largos y las vías de acceso a veces resultan difíciles de entender para las personas en el extranjero", añade.
Pero en lo que muchos expertos coinciden es que el país se enfrenta a dos enormes problemas que van más allá de las intenciones de esta propuesta.
El primero es la dificultad del idioma.
El segundo son las trabas administrativas para convalidar un título universitario o el de capacitación.
"El idioma alemán es un gran obstáculo y una desventaja en la competencia internacional", cuente Rinne.
"Esto no se puede compensar por completo, pero se puede reducir, por ejemplo, a través de actividades cotidianas, culturales y de ocio en lengua extranjera y, sobre todo, en inglés", dice.
"Además, Alemania duda demasiado en reconocer las cualificaciones profesionales adquiridas en el extranjero"
"Es necesario que los procedimientos se aceleren y digitalicen, y los obstáculos formales deberían reducirse porque los estándares alemanes simplemente no pueden exigirse a todas partes del mundo", afirma el experto.
Otro de los problemas con los que se encontrará Alemania en su plan es la competencia internacional.
"El número de trabajadores calificados bien educados en terceros países es limitado y otros países también están interesados en ellos. Los países anglosajones tienen la ventaja de que la mayoría de las personas altamente calificadas en todo el mundo hablan bien inglés de todos modos", dice el economista Geis-Thöne.
"Por encima de todo, debe elaborarse un paquete global coherente de medidas de política de integración. Esto debe centrarse no solo en la entrada, sino también en la fase anterior y posterior", cree Rinne.
Alemania es especialmente fuerte en empresas que tienen unas 100 o 200 personas y que a pesar de su tamaño medio, compiten en el mercado internacional y son exportadoras.
El tejido empresarial del país se compone sobre todo de las Mittelstand (empresas pequeñas y medianas) que, según los especialistas, conforman el 95% de la economía alemana.
Suelen ser estructuras familiares con planes a largo plazo, fuerte inversión en la capacitación del personal, alto sentido de la responsabilidad social y gran presencia regional.
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