Bogotá.— El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció ayer la reactivación de las órdenes de captura contra los miembros del equipo negociador de paz de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) por el atentado del jueves en Bogotá y pidió a Cuba que las haga efectivas.
El mandatario dijo: “He ordenado el levantamiento de la suspensión de las órdenes de captura a los 10 miembros del ELN que integraban la delegación de este grupo en Cuba y he revocado la resolución que creaba las condiciones que permitan su permanencia en ese país”. Además, afirmó: “El ELN no tiene ninguna genuina voluntad de paz”.
El gobierno de Colombia culpó ayer al ELN del ataque con coche-bomba que el jueves mató a 20 estudiantes en una academia de policía y al agresor. “Un acto terrorista cometido por el ELN segó esas vidas”, dijo el ministro de Defensa, Guillermo Botero, en una conferencia de prensa desde la sede de la Presidencia.
Simultáneamente, la fiscalía reiteró las denuncias de que líderes del ELN se refugian en Venezuela.
La Dirección General de la Policía informó que el vehículo cargado con 80 kilos de pentolita ingresó de forma violenta a la Escuela General Santander, el centro de formación de oficiales, y explotó después de estrellarse contra un muro.
Uno de los fallecidos fue José Aldemar Rojas El Mocho Kiko, quien conducía el vehículo cargado con los explosivos. “El autor material de este acto terrorista es miembro del Ejército de Liberación Nacional”, sostuvo el fiscal general, Néstor Humberto Martínez. Rojas era experto en explosivos, había perdido su mano derecha en un accidente y tenía su centro de operaciones en el departamento de Arauca, según las autoridades. Los peritos aseguraron que el hombre viajó a territorio venezolano en varias ocasiones a entrenar a personas en manejo de bombas.
Diosdado Cabello, dirigente oficialista en Venezuela, negó cualquier implicación de su país en el atentado. “Los lacayos del imperialismo señalan a Venezuela, no tenemos nada que ver en esa guerra, condenamos cualquier hecho de terrorismo y levantamos las banderas de la paz”, sostuvo en un mitin en Cumaná.
La mano izquierda de Rojas fue encontrada cerca del lugar donde ocurrió el hecho, lo que permitió identificarlo a través de sus huellas dactilares, dijo el fiscal, al revelar que luego de interceptar audios telefónicos fue capturado en Bogotá Ricardo Carvajal, un hombre que reconoció haber participado en el ataque.
El ministro Botero dijo que, de acuerdo con las investigaciones, el ataque se planeó desde hace más de 10 meses. Informó que en 2015 Rojas “buscó ser incluido en la lista de integrantes de las FARC” que formaron parte del proceso de paz, “para tratar de obtener unos beneficios, pero fue rechazado tajantemente tres veces”.
Además del conductor del coche-bomba, murieron 20 cadetes, incluida una alumna ecuatoriana.
El vicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, se reunió en Bogotá con Duque y con los cadetes de su país que sobrevivieron al atentado. A la reunión también asistió la ministra del Interior de Ecuador, María Paula Romo, quien junto con Sonnenholzner se trasladó a Bogotá por orden del presidente de su país, Lenín Moreno.
Pese a las características del ataque, el ministro Botero descartó que se hubiera tratado de un acto suicida.
Miguel Ceballos, comisionado de paz, advirtió que el gobierno sólo dialogará con el ELN cuando renuncie a los secuestros y suspenda los ataques a las Fuerzas Armadas y a la infraestructura económica del país.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, pidió a Venezuela que no “dé guarida” en su territorio a “esos terroristas” del ELN. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, aseguró que el ELN es “hoy un grupo de acciones terroristas, de actividades ilegales y de narcotráfico”. El secretario general de la ONU, António Guterres, también exigió llevar ante la justicia a los responsables del hecho y el papa Francisco condenó “la violencia ciega”.