San José
Colombia decide hoy el resultado de una ruda e inclemente guerra electoral por la presidencia entre la derecha y la izquierda. La campaña política priorizó el futuro de la paz en un país que sufrió los últimos conflictos bélicos del Hemisferio Occidental y padeció las herencias del pleito global entre comunismo y capitalismo que sacudió al mundo en la segunda mitad del siglo XX.
En el final de una competencia con opciones polarizadas, 36.2 millones de colombianos acuden hoy a una segunda vuelta para elegir al presidente y al vicepresidente de Colombia que gobernarán del 7 de agosto de 2018 al 7 de agosto de 2022 en un país cuya población, según cifras oficiales, aumentó de 49.7 millones de habitantes el 27 de mayo, en primera ronda, a 50.3, al pasado 14 de junio, tras actualizarse el censo.
La batalla se decanta hoy entre el abogado derechista Iván Duque Márquez, del Centro Democrático, y el economista y ex guerrillero izquierdista Gustavo Petro Urrego, de Colombia Humana. Los dos partidos son opositores al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, quien lleva dos quinquenios consecutivos en el poder.
“Es una elección entre dos polos ideológicos muy lejanos”, dijo el colombiano Jorge Restrepo, director del (no estatal) Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, de Bogotá, al observar que es correcto exhibir “lo que se decide en esta elección” como un pleito entre derecha e izquierda.
“Por primera vez, Colombia puede, y esto es histórico, elegir un presidente de izquierda. Nunca antes un candidato de la izquierda tenía el chance de llegar a la presidencia de la república. Y aunque es el de menor probabilidad, es un signo de los cambios que se han producido con la terminación del conflicto armado interno en Colombia”, explicó Restrepo en una entrevista con EL UNIVERSAL.
“Por primera vez”, recalcó, “la izquierda es viable y es una de las alternativas en la elección presidencial. Y en términos de la otra alternativa [Duque], efectivamente esto también ha supuesto que haya desaparecido el centro [ideológico] de la escena política y se ha configurado una derecha viable ante el electorado”, afirmó.
Duque, recordó, “es quien tiene, según las encuestas, mayor probabilidad de ser elegido este domingo. Esa es una derecha que tiene una agenda combinada, no en términos de derecha moral o ideológica, sino más bien de una derecha, diría, que se distancia [de Petro] sobre todo, [en sus] políticas económicas. Es una derecha proreducción de impuestos”.
Números
De un total aproximado a los 19 millones de colombianos que acudieron a las urnas a ejercer su derecho en la primera vuelta, Duque ganó con 7.6 millones de votos, mientras que Petro recibió 4.8 millones y quedó segundo, según datos oficiales. Duque y Petro dejaron fuera a otros cuatro contendientes, aunque ninguno de los dos captó el mínimo requerido de la mitad más uno de los sufragios válidos para vencer y evitar la segunda ronda, en la que el ganador sólo requiere de mayoría simple. Duque lanzó como candidata a la vicepresidencia a la abogada y senadora Marta Lucía Ramírez Blanco y Petro a la sicóloga y legisladora Ángela María Robledo Gómez.
En un hecho sin precedentes en más de 70 años de la historia de Colombia, con un pasado de elecciones marcadas por sangrientos hechos de violencia política, la jornada del 27 de mayo se realizó en paz y con lo que distintos sectores definieron como un “récord de tranquilidad”.
Dos factores se convirtieron en elementos centrales del debate político en esta campaña electoral.
Por un lado, la vigencia del acuerdo de paz en ejecución a partir de diciembre de 2016 y rubricado en noviembre de ese año por Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una insurgencia comunista que se alzó en armas exactamente otro 27 de mayo, pero de 1964. Con el acuerdo, que puso fin a más de 52 años de conflicto bélico, el gobierno asumió compromisos políticos, judiciales, legislativos y socioeconómicos y las FARC aceptaron, entre otros aspectos, desmovilizarse, desarmarse y reintegrarse a la sociedad civil. El grupo se convirtió en el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
Por otro lado, el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización comunista alzada en armas desde 1964 y en negociaciones de paz con Santos en Cuba, decretó un cese unilateral del fuego del 25 al 29 de mayo. Para hoy, dictó un alto a las hostilidades bélicas del 15 a 19 de junio.
No obstante, la violencia criminal resurgió con intensidad en las zonas limítrofes de Colombia con Venezuela, al este, y con Ecuador, al sur. El Ministerio de Defensa anunció que desplegará a 157 mil efectivos —66 mil de las fuerzas militares y 92 mil de las policiales— para garantizar la seguridad del proceso y que, del jueves anterior a la primera hora de mañana, cerrará las fronteras con Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá.
Con una “ley seca” que empezó ayer a las 18:00 horas (mismo tiempo del centro de México) y finalizará mañana a las 06:00 horas, las urnas estarán abiertas hoy de las 08:00 horas a las 16:00 horas, en los segundos comicios presidenciales sin las FARC en armas y con 96 mil 724 mesas y 11 mil 233 puestos de votación.
Los comicios se realizarán con los colombianos atentos a un factor que entró a jugar en el panorama interno: la aguda crisis política, socioeconómica e institucional de Venezuela y la masiva migración de venezolanos que, a diario, siguen huyendo de su país.
Datos oficiales del gobierno de Colombia que fueron emitidos esta semana mostraron que 819 mil 34 venezolanos permanecen actualmente en suelo colombiano, de los cuales 376 mil 572 están en condición regular y 442 mil 462 en situación irregular.
A estos números, precisó un recuento migratorio oficial, se sumaron 250 mil colombianos que retornaron a Colombia desde Venezuela, por lo que se registró más de un millón de personas que ingresaron a territorio colombiano desde el venezolano en los últimos 16 meses por una crisis en otro país que se sigue debatiendo entre derecha e izquierda.