Bogotá.— Raúl Gutiérrez Sánchez, ciudadano cubano que entró de manera ilegal hace poco a Colombia, fue capturado por la fiscalía bajo cargos de planear un atentado contra funcionarios de la embajada estadounidense en la Zona Rosa de Bogotá, un área de bares y restaurantes muy frecuentada por extranjeros.
Según el ente acusador, el ataque estaba pensado para el pasado martes 13 de marzo, por lo cual se adelantó el operativo de captura. Según la fiscalía, tenían planeado utilizar una maleta con explosivos en un restaurante frecuentado por estadounidenses.
Las autoridades tienen registro de que Gutiérrez fue deportado en 2015 y expulsado del país en 2017, oportunidades en las que también había ingresado de forma ilegal. La investigación reveló que el detenido se comunicaba vía Telegram con grupos extremistas islámicos. “Su objetivo era dar muerte a ciudadanos norteamericanos para dar fuerza a grupos extremistas religiosos”, dijo la fiscal al pedir que el cubano sea enviado a prisión mientras se realiza el proceso en su contra.
Con aviso de agencias extranjeras de seguridad, Gutiérrez Sánchez empezó a ser seguido por autoridades nacionales. La alerta, según se conoció en la audiencia, resultó de las conexiones de Gutiérrez a través de internet con organizaciones extremistas y contenidos de terrorismo.
La fiscalía interceptó sus teléfonos y grabó conversaciones en las que se habla de la elaboración de explosivos. En conversaciones del 2 de marzo de 2018 habló con alguien en el exterior que le dijo que Alá “lo iba a recibir en el paraíso”. “Nos encontramos frente a una organización terrorista de orden internacional de la que formaba parte también un ciudadano español”, dijo la fiscalía.
A Gutiérrez Sánchez, de 46 años, le imputaron cargos por los delitos de terrorismo y concierto para delinquir, que no aceptó. Las autoridades barajan ahora dos hipótesis: que se trata de una persona con problemas mentales o un lobo solitario que tenía ciertos nexos con organizaciones extremistas.
Hondureño quería detonar bomba. En Miami, el hondureño Vicente Adolfo Solano se declaró culpable ayer en una corte federal de planear detonar una bomba en un centro comercial en Florida, en respaldo del grupo Estado Islámico.
El cargo de intentar proveer respaldo material a una organización terrorista extranjera conlleva un máximo de 20 años en prisión. Solano será sentenciado el 30 de mayo. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) dijo que Solano, de 53 años, quiso detonar una bomba en octubre en el Dolphin Mall, cerca de Miami, pero sin saberlo hizo tratos con agentes encubiertos del FBI, quienes le dieron explosivos falsos antes de su arresto. No se hallaron lazos directos de Solano con grupos terroristas.