Madrid

En sociedades cada vez más compartimentadas, los sitios de citas en línea han proliferado en los últimos años para gestionar afinidades y facilitar el contacto entre personas que por diferentes circunstancias difícilmente coincidirían más allá de los circuitos de internet.

La mayoría de estas webs, como Happn, Tinder, PlentyOfFish o Match, actúan dentro de la legalidad y satisfacen los menesteres de los usuarios con discreción, además de estar lo suficientemente blindadas como para salvaguardar los datos más confidenciales de quienes las usan para conocer a terceros.

Sin embargo, la expansión de estos espacios de acercamiento virtual también ha servido para que los delincuentes se multipliquen y se infiltren en ellos para llevar a cabo todo tipo de ilícitos, aprovechándose particularmente de personas vulnerables.

En 2018 se reportaron en Australia 3 mil 981 casos de estafas relacionadas con citas online a través de redes sociales, aplicaciones o sitios web, que representaron pérdidas por más de 24 millones de dólares australianos, según la Australian Competition and Consumer Commision. En Reino Unido, la Oficina Nacional de Inteligencia de Fraude reveló en 2017 que cada tres horas se reportaba un caso de estafa vinculado a las citas online, mientras Action Fraud documentó que durante 2018 se presentaron en ese país más de 4 mil 500 denuncias por fraudes de romances en línea de los que 63% eran mujeres, según puntualiza la cadena BBC.

“Hay delitos directos entre delincuente y extorsionado, entre un delincuente y muchos extorsionados y los que se llevan a cabo por bandas criminales organizadas, incluido el espionaje masivo que incluye el robo de la base de datos y sus claves. Pero hay que tener en cuenta que la extorsionabilidad de un individuo es toda una fenomenología”, señala a EL UNIVERSAL Miguel Gallardo, criminólogo experto en extorsiones.

“Las organizaciones criminales suelen ser inteligentes y con geometría variable adaptándose a las circunstancias, a las tecnologías y al extorsionable, en cada caso ad hoc. Las más peligrosas son las que saben de antemano cómo pueden ser investigadas y actúan en consecuencia. Los delincuentes aislados responden más al perfil del oportunista”, agrega el presidente de la asociación APEDANICA.

La mayoría de las vidas son imperfectas y por lo tanto también la mayoría de las personas son vulnerables, concluye el especialista, luego de subrayar que muchos de los extorsionadores que actúan en estas plataformas de citas fueron alguna vez extorsionados antes de empezar a hacerlo ellos.

Una de las modalidades delictivas más comunes es la del fraude económico por distintas vías, entre ellas la manipulación emocional de la víctima que ha sido seducida previamente. El estafador utiliza diferentes artimañas para consumar su engaño, ya sea que se encuentra en serios apuros económicos o que carece de recursos para afrontar un grave problema familiar, por lo que necesita que su interlocutor le envíe dinero con urgencia. Otro tipo de engaño generalizado es la sextorsión, que suele comenzar como una relación aparentemente normal entre dos personas que se empiezan a conocer hasta que, en un momento dado, el embaucador reconduce la conversación hacia una red social como WhatsApp. Es entonces cuando el criminal intentará que la víctima acceda al envío de fotos o videos íntimos para luego chantajearla, alerta la plataforma de seguridad informática Welivesecurity.

El catfishing es también una trampa muy común. Esta actividad se basa en el engaño realizado por un individuo que crea un perfil falso en redes sociales, apps o páginas para conocer a terceros, y que normalmente va dirigido a víctimas específicas. Este fraude puede tener distintos fines, como obtener dinero, comprometer al coaccionado de alguna manera o simplemente con afán de incordiar, indican los expertos.

En marzo, la Guardia Civil desmanteló en España una organización criminal que extorsionó a más de 40 víctimas a través de una web de contactos con unas ganancias de más de 700 mil dólares. Los delincuentes habían establecido contacto con mujeres que ofrecían servicios sexuales a través de una conocida página web para chantajearlas después, exigiendo grandes cantidades de dinero bajo amenaza de difundir estos encuentros a sus parejas o familiares.

El progresivo incremento de los usuarios que por distintos motivos optan por flirtear con otra persona a través de internet antes de acordar la primera cita, amplía el campo de acción de los estafadores que buscan embaucar sobre todo a los más vulnerables, aunque cualquier internauta es objetivo potencial de la ciberdelincuencia.

Los sitios de citas online y las aplicaciones que prestan este tipo de servicio gozan de una considerable aceptación social. Según datos de GlobalWebindex, en América Latina y la región Asia-Pacífico, estas plataformas tienen una aprobación de 46%, mientras que en Estados Unidos y Europa se sitúa alrededor de 29%. No en balde, los sitios de citas más populares como Tinder o Happn cuentan con más de 60 millones de perfiles activos. En países como Estados Unidos, 30% de los usuarios de internet de entre 18 y 29 años utiliza una app o sitio web de citas.

Los pronósticos señalan que para 2023 el número de usuarios de servicios de citas online a nivel mundial ascenderá a más de 328 millones, de los cuales 48.1 millones serán de Europa, y 37.5 de Estados Unidos.

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