Un fuerte viento de verano propaga este miércoles el olor a quemado en Quito, asfixiado por cinco incendios forestales desatados de manera simultánea, que dejan seis heridos y siete viviendas afectadas por las llamas.
"Quito se encuentra bajo ataque. No es normal que tengamos cerca de 33 quemas durante una jornada, que se generen puntos de activación de manera concurrente", declaró a la prensa Carolina Andrade, secretaria de Seguridad del municipio.
Los estragos de la quema que inició el martes persisten. En la mañana, una bruma cubría el cielo y la fetidez impregnaba el interior de algunos edificios. Los afectados inspeccionaban los restos de sus viviendas.
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"Quise salvar algo, pero no encontramos nada. Encontramos tal cual como está ahorita, hecho cenizas. Perdimos todo, ropa. Quedamos solo con esta parada (de vestimenta)", expresó a la AFP Alexis Condolo, un mecánico de 23 años que se quedó sin casa.
El fuego empezó a arder la tarde del martes en el cerro Auqui, en la periferia oriental, donde sigue activo. Las llamas también afectaron el Parque Metropolitano Guangüiltagua (uno de los más grandes de la ciudad) y bosques que rodean las zonas residenciales de Guápulo, Bellavista y González Suárez.
Hay "cuatro personas heridas, dos adultos y dos menores de edad", entre ellos un bebé de un año que sufrió quemaduras, informó Andrade.
La víspera, el alcalde Pabel Muñoz registró dos bomberos heridos cuando realizaban tareas de evacuación.
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La emergencia llevó al presidente Daniel Noboa a cancelar su intervención en la asamblea de la ONU y regresar al país desde Nueva York el martes.
La emergencia obligó al despliegue de 2 mil bomberos, militares y socorristas. De manera preventiva 107 familias fueron evacuadas y siete viviendas resultaron afectadas.
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Por el humo "tuve que dormir con mascarilla y pañitos húmedos encima" del mismo tapabocas, relató a la AFP Claudio Otalima, de 82 años.
Un tanque de gas explotó en su vivienda por el fuego y también perdió su cultivo. "Tenía sembrado papitas. Vea como se ha quemado el maicito que tenía sembrado", lamentó.
La fiscalía y policía indagan para esclarecer los hechos y las autoridades, que sospechan que fueron incendios provocados, activaron un plan de recompensas para dar con los responsables.
"A los pirómanos los vamos a buscar hasta debajo de las piedras", expresó Muñoz el miércoles y aseguró que los incendios fueron ocasionados por "criminales" y "terroristas".
Durante la madrugada hubo alertas de quemas en otros puntos de la ciudad, mientras los esfuerzos se concentraban en apagar el incendio más grande en el cerro Auqui, informó el alcalde.
El municipio estima que 99% de estos siniestros son provocados en la capital, con casi tres millones de habitantes.
Las clases fueron suspendidas, mientras que entidades municipales y gubernamentales optaron por el teletrabajo debido a la "mala calidad" del aire en Quito.
Desde hace tres semanas sendos incendios forestales rodean a la capital.
La secretaría municipal de Ambiente informó en un comunicado que en el centro y norte de Quito la calidad del aire "ha alcanzado niveles de precaución", mientras que en las zonas cercanas a los flagelos "los niveles de contaminación son insalubres".
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En las calles, pobladores usan mascarillas para protegerse.
"No podemos bajar la guardia ni bajar los brazos", dijo Muñoz en referencia a los fuertes vientos y la vegetación seca a causa de la prolongada ausencia de lluvias, factores que podrían encender nuevos focos.
"El flagelo se ha venido controlando en algunos puntos críticos. Sobre todo, se ha dado prioridad a aquellos donde teníamos presencia de vivienda", anotó.
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Ecuador afronta incendios forestales en medio de una "crisis hídrica" por su peor sequía en 61 años, que también ha derivado en problemas agrícolas, afectación del suministro de agua potable y racionamientos de electricidad de hasta 12 horas diarias. Los embalses de centrales que cubren un 70% de la demanda nacional están en niveles históricamente bajos.
La situación ha llevado al gobierno a declarar en alerta roja a 20 de las 24 provincias.
La sequía ha originado tres mil 300 incendios forestales este año, con saldo de casi 38 mil hectáreas de vegetación arrasadas, 14 personas heridas y otras 797 damnificadas, de acuerdo con la secretaría de Riesgos.
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