“!Mentira!, la “Puerta de la Esperanza” no fue cancelada porque se haya hecho una boda exprés y que el novio terminó siendo un narcotraficante”, dice a EL UNIVERSAL muy enérgico Enrique Morones, fundador y director de Ángeles de la Frontera, quien inició un proyecto desde 2014 para que la Patrulla Fronteriza accediera a abrir unos minutos la puerta de mantenimiento que hay entre el Parque de la Amistad en San Ysidro —frontera de San Diego con México— y la colonia Playas de Tijuana, que colinda con la barda fronteriza.
“Muchísimos medios publicaron recientemente que [la razón] para cancelar este evento que hacíamos dos veces al año para que familias separadas pudieran verse y abrazarse unos minutos, se debió a una boda donde el novio resulto un bandido. No fue por eso. La Patrulla Fronteriza es la que revisa los antecedentes penales de quienes se eligen para que participen; fueron ellos los que se equivocaron, nosotros —Ángeles de la Frontera— no revisamos antecedentes ni revisamos estatus legal de nadie; no es nuestra labor, por eso son las autoridades quienes nos dan la luz verde para que participen quienes ellos digan”, explicó.
Para Morones, el problema se llama Rodney Scott, nuevo jefe del Sector San Diego de la Patrulla Fronteriza. “Antes estaba en Valle Imperial, en donde también hay una puerta de mantenimiento y quisimos abrirla el año pasado y en ese momento él era el responsable de ese sector y se rehusó a realizar algún acto como el de la ‘Puerta de la Esperanza’ en San Ysidro”, asegura. “La tal boda esa del narco —realizada el 18 de noviembre de 2017— se les salió de las manos a ellos y ahora es su mejor excusa para prohibir que lo sigamos haciendo”, afirma y agrega: “En mi opinión todo esto viene desde Washington, las personas que se sienten supremacistas han salido a la superficie y con el ejemplo del presidente [Donald] Trump, se empoderan y peor si tienen un nivel de autoridad, como en este caso”.
“Es increíble, media hora no es nada y 10 personas tampoco; este hombre sólo quiere hacernos la vida difícil a los hispanos”, asegura Morones. “El otro sábado —3 de febrero— el Departamento de Policía de San Diego (SDPD) autorizó a un grupo neonazi de esa ciudad, de como 25 personas, que fueran a marchar y protestar por los murales que hay pintados por nuestra gente en el Parque Chicano —en National City, a 10 minutos de la frontera— y estuvieron varias horas, es decir que en un parque público como el Parque Chicano sí puede ir a provocar a nuestra gente un grupo de supremacistas blancos por horas y nosotros ya no podemos estar en el Parque de la Amistad tratando de convivir con nuestra gente aunque sea a través del muro; ¿no es eso una injusticia? Esta gente se siente poderosa y con derecho a denigrar a otros sólo porque lo ven en el presidente Trump”, dice molesto el líder social.
Por su parte, la Patrulla Fronteriza, sector San Diego, emitió un comunicado en el que dice que ese departamento gubernamental “continuará manteniendo su responsabilidad de proteger nuestras fronteras entre los puertos de entrada oficiales. En el futuro, la puerta de mantenimiento —“La Puerta de la Esperanza”—, se utilizará sólo para los fines de mantenimiento”, informaron.
La mexicana Yolanda Varona vivió 18 años en El Cajón, California, hasta que fue detenida el 31 de diciembre de 2010 y deportada el 2 de enero del 2011, tras salir de EU momentáneamente y ser descubierta a su regreso por Migración y Aduanas, que detectó que era indocumentada. “Cerrar o cancelar el evento de la ‘Puerta de la Esperanza’ es muy desmotivante; yo pude abrazar a mi hija y a mi nieta en esa puerta en 2015. La gente que no ha vivido nuestro drama no se imagina lo que significa para nosotros”, explica esta madre originaria de Taxco, Guerrero.
“Incluso para quienes están separados de sus familias porque fueron deportados y no son elegidos para ese momento que se abre la puerta, saben de la emoción que se vive”, añade.
A raíz de su deportación y después de dos años de reflexión en su tierra natal, Yolanda regresó a Tijuana, Baja California, “uno, para dar apoyo a las mujeres deportadas, especialmente a las que son mamás, porque las mujeres somos muy vulnerables una vez que nos sueltan en la frontera. También volví porque sigo peleando mi caso y la posibilidad de conseguir un perdón que me permita regresar con mis hijos y mi nieta”. Gracias a esa decisión pudo vivir uno de los momentos en que Ángeles de la Frontera logró abrir, junto a la Patrulla Fronteriza, la “Puerta de la Esperanza”. Actualmente Varona lidera un grupo denominado “Madres Soñadoras / Dreamers Moms USA Tijuana”.
Morones señala que aquellas personas que estén interesadas en participar en encuentros de esta naturaleza se pueden comunicar con ellos para dirigirlos a una organización sin fines de lucro en El Paso, Texas, que, siguiendo el ejemplo de Ángeles de la Frontera comenzaron a hacer el mismo tipo de encuentros, autorizados y apoyados por la Patrulla Fronteriza de aquel sector.
“La ventaja que tienen en El Paso, Texas, es que donde realizan los encuentros no hay muro, entonces es mucho más fácil todo”, comenta Morones. “Aquí en nuestra área, la puerta también tiene ese significado de abrirnos al amor, a la compasión, a la convivencia en paz y sin muros”.
Otras agrupaciones proinmigrantes también han levantado la voz y se están moviendo para intentar echar atrás la orden del jefe de la Patrulla Fronteriza en San Diego, pero para Morones, “mientras esté él en este sector como jefe no va a cambiar nada; antes, va a empeorar para todos nosotros. Pero una cosa sí te digo, en cuanto se vaya este señor Rodney Scott, sin duda, vamos a volver a abrir la ‘Puerta de la Esperanza’, estoy absolutamente convencido”.
Scott no sólo implementó estas restricciones, sino que también prohibió que se saquen fotografías y videos o que se hagan enlaces en redes o medios, en esa área fronteriza, del lado estadounidense.