Manifestantes y policía
chocaron el domingo en Hong Kong por segundo día consecutivo , sumiendo en el caos la zona comercial y de negocios de la ciudad y avivando el temor a más incidentes violentos antes del Día Nacional de China.
La policía antimotines lanzó un líquido azul, utilizado para identificar a los participantes en las protestas , desde un camión equipado con cañón de agua y lanzó varias rondas de gas lacrimógeno, después de que los manifestantes lanzaran bombas incendiarias a los agentes y causaran daños en el complejo de oficinas del gobierno.
Fue una repetición de los choques del sábado, dentro de un ciclo ya habitual desde que comenzaron las protestas en junio contra una reforma de las extradiciones. La propuesta ya se ha retirado, pero la oposición a esa medida ha derivado en demandas de reformas democráticas.
“Sabemos que ante el régimen totalitario más grande del mundo, citando al Capitán América, ‘cueste lo que cueste’”, dijo Justin Leung, un manifestante de 21 años que se cubría la boca con un pañuelo blanco, sobre los métodos violentos utilizados por manifestantes radicales. “El consenso ahora mismo es que los métodos de todo el mundo son válidos y todos hacemos nuestra parte”.
Los manifestantes tenían previsto marchar el martes a pesar de que la policía prohibió la manifestación, lo que podría resultar en escenas bochornosas para el presidente de China, Xi Jinping, y el Partido Comunista . Los carteles llamaban a considerar el 1 de octubre como un “Día de Luto”.
El gobierno hongkonés ya ha reducido sus planes de celebración para el Día Nacional, cancelando un espectáculo anual de fuegos artificiales y trasladando un acto oficial para celebrarlo bajo techo.
Pese a los temores de seguridad, el gobierno indicó el domingo que la jefa de gobierno, Carrie Lam, liderará una delegación de unas 240 personas que irá a Beijing el lunes para participar en las celebraciones .
Los choques del domingo comenzaron por la tarde cuando la policía lanzó latas de gas lacrimógeno para dispersar a la gente reunida en la zona comercial de Causeway Bay. Pero miles de personas se reagruparon y marcharon por una importante avenida hacia las oficinas del gobierno, paralizando el tráfico.
“Muchos jóvenes sienten que no van a tener futuro por el poder de China”, dijo Andy Yeung, de 40 años, mientras llevaba a su hijo pequeño en un carro. “No hay esperanza para Hong Kong. Si no nos levantamos, no habrá esperanza”.
La protesta del domingo, que continúa con meses de marchas reclamando reformas democráticas en el territorio semiautónomo chino, formaba parte de una serie de manifestaciones “contra el totalitarismo” convocadas en 60 ciudades de todo el mundo para denunciar la “tiranía china”.
La directora ejecutiva del gobierno celebró el jueves un acto de diálogo con la comunidad en un intento de desactivar tensiones, pero no logró convencer a los manifestantes, que prometieron seguir hasta que se satisfagan sus protestas, incluidas elecciones directas al gobierno de la ciudad y supervisión sobre la policía.
lsm